El 24 de enero de 1977, la joven abogada laboralista Manuela Carmena tendría que haber estado en su despacho de la calle Atocha de Madrid, pero la casualidad quiso que justo ese día saliera, y así salvó la vida. Un grupo de pistoleros de extrema derecha entró a las dependencias de los letrados y mató a otros a cuatro abogados y a un sindicalista, y dejó heridos a otros cuatro letrados del bufete.
El 13 de junio de 2015, Carmena era elegida alcaldesa de Madrid con el apoyo del PSOE y encabezando una lista impulsada por Podemos, y llevando por primera vez al poder a la recién nacida formación política. Desde entonces, esta jueza casi desconocida hasta hace tres años ha lidiado simultáneamente con un PP que desde el primer día decidió ejercer una oposición sin cuartel, con la inmensa deuda que se encontró en el ayuntamiento de la Villa, con un equipo de gobierno no exento de polémicas e incluso con Podemos. En varias ocasiones ha tenido que recordar que ella solo fue cabeza de lista de Ahora Madrid y que esa es su única ligazón con la formación morada.
En los casi cuarenta años que transcurrieron entre los dos hechos más subrayables de su vida, Carmena concurrió a las primeras elecciones generales en las listas del PCE, ejerció como juez en diferentes destinos, participó en la fundación de Jueces para la Democracia, fue miembro del Consejo General del_Poder Judicial y recibió el Premio Nacional Derechos Humanos. Como jueza de vigilancia penitenciaria conoció de cerca la realidad de la cárcel, lo que tras su jubilación le llevó a impulsar un proyecto ayudar a los reclusos.
Además, en 2011 el Gobierno Vasco de Patxi López la fichó como asesora para trabajar en el borrador del primer decreto sobre víctimas abusos policiales, hito sobre el que se han ido construyendo las políticas en torno a este colectivo en los últimos años. Algo sabía de la cuestión, en su calidad de jurista y de abogada durante el franquismo, labor por la que fue detenida en varias ocasiones, pero sobre todo porque estuvo a punto de morir a causa de la violencia política de la Transición.