Madrid - Los policías forales que acudieron al bar Koxka corroboraron ayer en la Audiencia Nacional que lo ocurrido aquel día no fue una pelea, sino que “fue claramente una paliza”. Los agentes fueron los primeros en llegar al lugar de los hechos, más allá de las cuatro y media de la madrugada, y explicaron al tribunal que lo primero que se encontraron al llegar allí fue bastante gente -unas cuarenta personas “como mínimo”- en la calle y al teniente tirado en el suelo, con sangre en la boca y fuerte dolor en una pierna, acompañado de su novia. El sargento, por su parte, estaba alterado, “llorando”, y tenía la camisa, que era de color blanco, “llena de suelas de zapato”. “Fue muy impactante”, dijo uno de los policías forales, motivo por el cual llamaron a una ambulancia.

Según su versión, “estaba claro” que la gente que había allí sabía de la condición de los dos guardias civiles, ya que les decían a los forales que ellos eran de Altsasu y “que no les siguieran el juego” a los agentes del Instituto Armado y “que no se pusieran del lado de los guardias civiles”.

Los agentes afirmaron que nadie más en el lugar, aparte de los guardias, les solicitó ayuda y cuando la ambulancia se llevó al teniente y a su pareja al centro de salud de la localidad, el sargento y su novia señalaron a dos personas a los agentes forales como responsables de la agresión. Uno era un chico con barba y boina que luego fue identificado como Jokin Unamuno y otro joven ataviado con camiseta de color rojo o rosa. - E.P.