madrid - Cristina Cifuentes llevó la lección bien aprendida a la Asamblea de Madrid y tiró del manual que predica que la mejor defensa es un buen ataque. Antes de dar explicaciones para disipar las numerosas dudas que siguen en el aire sobre su máster, la presidenta de la Comunidad de Madrid abonó la teoría de la “cacería política” contra su persona y el gobierno regional y responsabilizó de ello a PSOE y Podemos, los grupos de la oposición que forzaron su comparecencia.
Durante su intervención en la Cámara regional, Cifuentes aseguró que la polémica del máster es un “plan B” para desestabilizar a su Gobierno, después de que fracasara la primera “iniciativa de desprestigio”: la comparecencia en el Congreso por las declaraciones del ex secretario general del PP de Madrid Francisco Granados que la implicaba en la supuesta financiación irregular de los populares.
Llegado a este punto, la presidenta madrileña, a la que las quinielas sucesorias ya sitúan, junto con Soraya Sáenz de Santamaría y Alberto Núñez Feijóo, como una de las aspirantes a suceder a Rajoy, entonó el sálvese quien pueda y para ello no dudó en poner bajo sospecha a los partidos de la oposición como a sus enemigos dentro del partido, sin citar ningún nombre. “Resulta difícil al menos para mí decir si esta operación de descrédito contra mi persona obedece a la estrategia política de la izquierda para ganar en los medios y en las redes aquello que no ganaron en las urnas o si también es el precio que debo pagar por haber hecho cosas como combatir la corrupción en todo momento”, argumentó la presidenta regional.
Así, volvió a dejar abierta la puerta a que la filtración de las presuntas irregularidades en su expediente académico tienen su origen en el fuego amigo, es decir, personas de su propio partido que ahora quieren hacerle pagar sus manifestaciones sobre los casos de corrupción en los que están implicados Esperanza Aguirre o Francisco Granados, implicados en el caso Púnica. - DNA