pamplona - Carmen Alba, delegada del Gobierno de España en Navarra, comentaba el martes en rueda de prensa que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2018 son “continuistas” con los presentados el año pasado. Y no le falta razón. Las Cuentas Públicas para las que un PP en minoría en el Congreso busca apoyos a la desesperada no sólo cumplen la línea “continuista” de descenso en la inversión pública para Navarra (que con 56,4 millones se coloca entre las asignaciones más bajas de la última década), sino que cumplen al pie de la letra un guión que en la Comunidad Foral se repite desde 2012, cuando Rajoy accede a la presidencia del Gobierno de España: ese en el que se alterna un recorte generalizado de la inversión estatal con la exigencia, por parte de Madrid, de cada vez más dinero a cuenta del Convenio Económico. Es decir, que cuanto más ha pagado Navarra, menos ha recibido por parte del Estado, cómodo en una relación asimétrica en la que UPN, socio de los populares en Madrid y gobernando en Navarra hasta mediados de 2015, ha sido incapaz de alzar la voz al menos en lo más sangrante, como era una aportación desbocada que sólo fue corregida en 2017.
Basta con echar un vistazo a la línea del tiempo desde 2012, año en el que el PP confecciona sus primeras cuentas tras dos legislaturas del PSOE en la Moncloa que coincidieron con los años del entusiasmo inversor del que también se benefició Navarra.
Pero el modelo económico pincha y, con lo peor de la crisis a las puertas, el Gobierno de Rajoy inicia los recortes. Sus primeras Cuentas en 2012 pegan un bajón de casi 48 millones en Navarra con respecto a las últimas de Zapatero. De manera paralela al recorte en las inversiones (todos los ejercicios del PP están por debajo de los 108,9 millones de inversión media anual) y las promesas incumplidas, el Gobierno de Rajoy ha ido reclamando cada vez más dinero a Navarra a cuenta del Convenio, propiciando una situación cuanto menos paradójica en la que la Comunidad Foral paga más pero recibe menos, durante años con la aquiescencia de UPN. - A. Irisarri