bilbao - Ortuzar repasa también los retos de Euskadi en materia de memoria y convivencia, y las elecciones municipales y forales de 2019.
¿Cree que Francia ha actuado con mayor inteligencia política que Mariano Rajoy con el acercamiento de presos?
-Ha actuado, de momento, con mejor política de comunicación, porque de momento no hemos conocido más que alguna declaración de intenciones y timidísimos movimientos. Lo que sí pone de manifiesto la posición francesa es que es un tema listo para hablar. Hay que hablar de él. Luego, cada uno defenderá lo que hay que hacer. Pero hay que empezar a hablar de él, con toda la discreción del mundo y con respeto a las víctimas y con todas las precauciones que se quiera.
¿Hay margen para llegar a un consenso sobre política penitenciaria con España y Francia?
-Sí, y sin grandes dificultades.
¿Pero ve un cambio en Madrid?
-No, pero usted me ha preguntado si veo margen. ¿Si veo posibilidades? Este tema ha sido manoseado durante años y sobreactuado por Madrid, y ahora son muy rehenes de su pasado frente a las asociaciones de víctimas y la opinión pública. Probablemente necesiten tiempo y ayuda para moverse. Nosotros estamos dispuestos a ofrecer esa colaboración. Francia también ha empezado a dar esos pasos porque ETA ha dejado de actuar y ha entregado sus arsenales. ETA tiene que seguir dando pasos para facilitar que podamos hacer cosas entre todos, y uno de esos pasos es su disolución cuanto antes.
¿Cree que puede producirse más pronto que tarde un reconocimiento del daño injusto causado por parte de ETA y la izquierda abertzale?
-Sería deseable, porque eso abriría la puerta a muchas cosas. La izquierda abertzale, por justicia y para su propio interés, debería asumir eso.
¿Supondría un desagravio a la ‘vía Nanclares’, los presos disidentes que realizaron una valoración crítica del pasado?
-Sobre todo, sería un desagravio hacia las víctimas.
Se ha producido una crisis de gobierno en Irun entre PNV y PSE, y en su momento la hubo también en Barakaldo. Con la proximidad de las elecciones municipales y forales, ¿puede complicar que se reedite el pacto?
-Han sido dos cosas muy puntuales y completamente diferentes. En ambos casos hemos recibido explicaciones del PSE a nivel territorial, que más o menos te pueden satisfacer o no, pero nos las han dado. En el caso de Irun, tiene más que ver con el alcalde, que va por libre; y en Barakaldo, es una situación histórica de dos partidos que siempre hemos estado... (no acaba la frase pero hace chocar los puños en un gesto de rivalidad política). El resto está funcionando muy bien. Por dos casos que podríamos considerar aislados, no vamos a sacar conclusiones. La coalición está funcionando bien, está dando resultados positivos en la gestión de las instituciones municipales, forales y en el propio Gobierno, y ya veremos después de las elecciones qué coaliciones son necesarias, cuáles suman y para hacer qué. Cada coalición dura una legislatura. Después hay que volver a construirla.
¿Ha hecho el PNV una reflexión sobre la labor y la continuidad de los principales candidatos?
-Nos toca hacerlo a partir de verano. Empezaremos a evaluar las diferentes instituciones, cómo estarían mejor lideradas, cómo están las personas que tenemos ahí... Es verdad que la gran renovación la hicimos hace cuatro años, cuando el PNV cambió más del 60% de sus cabezas a nivel municipal y foral. Estamos con equipos que están todavía en buenas condiciones y buen rodaje.
¿La idea es mantenerlos?
-Eso lo hará cada territorio y cada organización municipal. Nuestro modelo no tiene nada que ver con el del PP y el PSOE, que nombran los candidatos a dedo. Desde Sabin Etxea apoyamos todo lo que nos pidan los consejos territoriales. Tienen autonomía absoluta.
¿Tiene formado el PNV un criterio sobre la duración de mandatos? Por ejemplo, Markel Olano lleva dos mandatos en Gipuzkoa, aunque interrumpidos por la legislatura de Bildu.
-En los ámbitos externos no hay ninguna limitación en nuestros estatutos porque sería limitar la capacidad de decisión de nuestras asambleas. Las asambleas son soberanas y tienen que ser ellas las que digan si se te ha pasado el arroz. Habrá personas para las que ocho años sean muy poco, y para otras es una eternidad. En el ámbito interno, los hábitos en Bizkaia son que, más allá del segundo mandato, ya es algo muy extraordinario, pero en otros territorios se hace con normalidad. Lo importante es que la asamblea esté a gusto. Si no lo está, tiene toda la capacidad para quitar.
El caso de Gasteiz es singular porque hay mucha rivalidad, está muy repartido y la legislatura está siendo tensa. ¿El EBB ha hecho la reflexión de volver a promover a Gorka Urtaran?
-No, no le corresponde al EBB, sino a las Juntas municipales de Gasteiz y al ABB, pero Urtaran lo está haciendo muy bien, y en una situación de muchísima dificultad política, ha sabido ejercer un liderazgo cooperativo con cinco votos de 27 y el apoyo de cuatro del PSE, porque la izquierda abertzale, haciendo un cálculo electoral, ha intentado arruinar lo que ella misma propuso hace tres años. Tú no puedes promover una operación de cambio político de esa magnitud en Gasteiz, y luego, a la persona a la que le has dado esa misión, quitarle la red y el apoyo. La izquierda abertzale, además de confundirse por puro cálculo electoral, está haciéndole un flaco favor a su posición porque, ¿qué análisis va a hacer tras las elecciones? ¿Quieren que vuelva lo que estaba (PP)?