Barcelona - Junts per Catalunya y ERC apuran las últimas opciones de alcanzar un acuerdo que desatasque la investidura del nuevo president de la Generalitat, aplazada en su primera tentativa el pasado martes, y pueda arrancar así la nueva legislatura. Con este fin, cuando ayer se cumplieron cien días de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, una delegación de Esquerra se desplazó ayer a Bruselas para negociar con el líder de JxCat, Carles Puigdemont y un grupo de sus parlamentarios y hallar una vía que haga posible una “investidura efectiva” para la presidencia del Govern. A pesar de que no se ha cerrado un acuerdo, la negociación “progresa adecuadamente”, según fuentes próximas a ERC citadas por Efe.

A la reunión celebrada en un hotel de la capital belga acudieron los diputados de JxCat Elsa Artadi, Albert Batet, Damiá Calvet, Marc Solsona, Josep Costa y Laura Borrás, y Pere Aragonés, Miquel Gamisans, Jordi Bacardit y la exconsellera Meritxell Serret por parte de una ERC, que abogó por enviar una delegación de “perfil bajo”. Los avances en las negociaciones dan un halo de esperanza a las formaciones soberanistas en un momento sumamente complejo para sus intereses. Enfrentados en las fórmulas para una investidura que permita recuperar las instituciones catalanas y devolver a los miembros del Govern cesados por el 155, el tiempo apremia. Los letrados de la Cámara catalana entregarán mañana su informe sobre el calendario de la investidura. Lo harán una semana después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent, decidiera aplazar el pleno de investidura ante la falta de garantías para designar a Puigdemont. Sobre el president cesado pesa una orden de detención en cuanto pise suelo del Estado español, y el Constitucional dictó que solo podrá ser investido si acude en persona y si cuenta con permiso del Supremo.

En este contexto, ERC ha tratado de presionar para que Puigdemont facilite su investidura o se eche a un lado, mientras que el president cesado por Moncloa, que reside en Bélgica desde finales de octubre, considera viable ser proclamado sin violar el reglamento del Parlament. Así, las opiniones son dispares entre ambos partidos. Tanto es así que la exconsellera Clara Ponsatí, próxima a Puigdemont y que permanece con él en Bruselas, rechazó el sábado la propuesta del líder de ERC, el encarcelado Oriol Junqueras, de establecer dos presidencias: una simbólica para Puigdemont en el extranjero y otra operativa en Catalunya.

Fórmula de investidura En este debate también terció ayer el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián, que apoyó la propuesta del líder de su partido. “Soy muy partidario de que Puigdemont sea presidente, pero también soy muy consciente de que el Estado nunca se detendrá y si puede lo encarcelará”, afirmó, y agregó que “no quiero que nadie más vaya a prisión, ni la Mesa ni el presidente del Parlament”. Los republicanos pusieron la semana pasada como condición a su apoyo al candidato de JxCat que su investidura no tenga consecuencias penales para ningún diputado ni miembro de la Mesa. Por su parte, el diputado de ERC Ernest Maragall se preguntó: “¿Cuántos presos valen un no presidente? ¿Cuántos procesos judiciales más tenemos que abrir sabiendo cómo es el Estado?”

Los contactos son “permanentes”, según apuntaron desde ambas formaciones. Puigdemont mantiene hoy una reunión con los parlamentarios de su partido que han viajado a Bruselas, mientras ERC reúne a su dirección en Barcelona.