barcelona - El expresident de la Generalitat de Catalunya y hasta hace unos días presidente del PDeCAT, Artur Mas, admitió ayer que no esperaba una sentencia del caso Palau tan “dura” y recalcó que Convergència ya pagó, con su disolución en 2016, “un precio muy alto” por las irregularidades investigadas.
En un comunicado, Mas califica de “muy negativa” la sentencia, que será recurrida por CDC, y subraya que “nunca se han demostrado irregularidades en la manera de adjudicar la obra pública”. En esta línea argumental, se pregunta “¿cómo puede ser que se acuse a Osàcar [extesorero de la formación] de tráfico de influencias, cuando resulta que no se ha investigado la adjudicación de obra pública a través del Palau de la Música?”.
En una alusión velada al giro independentista de CDC en esta última década, Mas sostiene que el partido fue “consciente” estos años de “hasta qué punto se había expuesto” a las acusaciones por irregularidades y “había dado excusas para ser atacada”. Finalmente, tomó una decisión, que fue “disolverse como partido y desaparecer” y refundarse como PDeCAT. “¿Qué responsabilidades políticas puede haber más, cuando el propio partido ha desaparecido?”, se pregunta, para justificar que de la sentencia no se deriven nuevas responsabilidades, ya que de hecho en este juicio, sentado en el banquillo de los acusados, por parte de CDC “no había nadie más que Osàcar”.
Sobre la sentencia, reconoce que no la esperaba “con esta dureza, en absoluto”, pero puntualiza que no es la “sentencia definitiva” porque recurrirán al Tribunal Supremo. - E.P.