vitoria - El discurso de fin de año del lehendakari logró poner de acuerdo a toda la oposición: todos los grupos, desde EH Bildu hasta el PP, coincidieron en criticar la “autocomplacencia” de Iñigo Urkullu o, incluso, su “hipocresía”, porque su mensaje entraría en contradicción con la gestión de su gobierno. En el caso de las formaciones de izquierda, lo acusaron de predicar a favor de los servicios sociales y de las personas más desfavorecidas, cuando en realidad habría acordado con el PP una reforma fiscal que beneficia a las empresas. Las críticas de EH Bildu y los partidos que conforman Elkarrekin Podemos (Podemos y Ezker Anitza-IU) fueron en consonancia con la posición política de estas formaciones, muy distanciadas del Gobierno Vasco y su gestión económica. El PP, en cambio, acaba de permitir la aprobación de los Presupuestos vascos, pero se mostró muy crítico con el discurso de fin de año porque “está muy alejado de la realidad de la calle y de los datos” y le habría faltado autocrítica.
El análisis de los partidos se centró en las cuestiones económicas, y nadie echó en falta una alusión sobre la crisis territorial de Catalunya en el discurso del lehendakari, o una mención más detallada sobre el autogobierno vasco. EH Bildu sí deslizó una referencia al respecto cuando recriminó al lehendakari que pida más y mejor autogobierno mientras “sigue gobernando con los partidos que históricamente han atacado” esa autonomía. Volvió a pedir al PNV que no busque el acuerdo con PSE y PP en el debate del nuevo estatus de autogobierno. Los jeltzales no van a excluir de salida a ningún partido e intentarán un acuerdo lo más amplio posible, aunque su mirada se dirige más a los socialistas que a un PP del que no esperan nada en el debate del nuevo estatus. EH Bildu le pide que no los busque como aliados porque son los partidos que tradicionalmente han atacado el autogobierno desde Madrid negando el traspaso de competencias y el derecho a decidir.
El parlamentario de EH Bildu Iker Casanova opinó que el discurso del lehendakari se resume en “un breve listado de buenas voluntades que resultan contradictorias con la práctica política diaria del Gobierno Vasco”. A su juicio, es “tramposo” que el lehendakari se presente como adalid del empleo de calidad cuando su gobierno está “sometido” a la patronal vasca y “alimenta la precariedad” allí donde tiene la sartén por el mango, el sector público. También le recriminó la reforma fiscal que, en opinión del parlamentario, favorece a quienes más tienen.
Ese “doble juego” lo detectó en el debate del autogobierno, porque “reivindica más y mejor autogobierno, mientras sigue gobernando de la mano de los partidos que históricamente han atacado el autogobierno limitando y recortando nuestras competencias, incumpliendo el Estatuto de Gernika y negando nuestro derecho a decidir como país”. “Urkullu ya debería saber que lograr más y mejor autogobierno es imposible de la mano del PP y el PSE”, recalcó.
temas “en el tintero” Desde Podemos, su secretario de Comunicación, Andeka Larrea, solo vio “palabras vacías”. “Urkullu vive en un oasis de fantasía, lleno de buenas palabras y buenas intenciones. ¿Dónde están todas las familias de La Naval, Xey, Cel o Fagor? Ha faltado autocrítica”, dijo, para añadir que “su buenismo se ha dejado en el tintero la crisis industrial, el exilio de la juventud vasca en busca de oportunidades y el repunte de violencias machistas de Euskadi”. También aseguró que los vascos no han entendido los pactos con el PP.
La coordinadora de Ezker Anitza-IU, Isabel Salud, por su parte, admitió que las cifras macroeconómicas mejoran, pero matizó que no se está traduciendo en “una mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora vasca”. Aludió a los cierres de empresas y desahucios, y acusó al lehendakari de realizar un discurso “hipócrita” cuando asegura que le afecta el sufrimiento ajeno, y al mismo tiempo “rebaja el Impuesto de Sociedades”.
La secretaria general del PP de la comunidad autónoma, Amaya Fernández, criticó su “preocupante autocomplacencia” y que esté “muy alejado de la realidad de la calle y de los datos”. “Si se hacen trampas al solitario, resulta imposible mantener un mínimo espíritu crítico, siempre necesario para hacer un diagnóstico real de la situación”, añadió. Acusó a Urkullu de “falta de liderazgo” para acometer reformas.