- El Gobierno español aplazó la presentación de los Presupuestos del próximo año porque su respuesta judicial y policial al conflicto catalán impedía cualquier acercamiento al PNV. Una vez celebradas las elecciones catalanas, el PP dejará de aplicar el artículo 155 de la Constitución española que mantiene suspendido el autogobierno del territorio y, con ello, confía en generar el clima propicio para iniciar las conversaciones con los jeltzales. No obstante, al PNV no le basta con que levante el artículo 155.
Ese trámite se está presentando como un mero automatismo que se pondrá en marcha cuando haya un nuevo Govern, sin que ello implique renunciar a aplicarlo nuevamente en el futuro, ni asumir un nuevo rumbo que pase por ofrecer soluciones políticas y abrir una negociación con Catalunya. El PNV quiere que se produzca un cambio de actitud más allá de dejar de aplicar el 155. Quiere ver cómo evolucionan los acontecimientos y tener una panorámica general. Mientras tanto, no se sentará a hablar de los Presupuestos. Teniendo en cuenta que el horizonte tardará en despejarse, la tramitación presupuestaria tiene todos los visos de demorarse unos cuantos meses. Fuentes jeltzales consultadas por DNA ya apuntaban ayer que, en el caso de las Cuentas de 2017, las negociaciones no arrancaron hasta finales de marzo y principios de abril.
Fue el portavoz del PNV en el Senado, Jokin Bildarratz, quien adelantó ayer a Onda Vasca que “no es solo cuestión de que decaiga el 155; eso es solo una muestra”. “En tanto en cuanto no cambie la actitud del PP, nosotros no tenemos nada que decir ni hacer”, avisó, para concretar después que “hay un problema político y hay que buscarle soluciones políticas, no judiciales”. El jeltzale, además, se mostró preocupado por el riesgo de que el auge de Ciudadanos en Catalunya pueda endurecer aún más la política de Mariano Rajoy. “Ciudadanos ha ido contra conceptos importantes para nosotros, como el Concierto o el Cupo, pero también es verdad que el PP lleva ya años en una línea recentralizadora”, argumentó.
El PNV estará pendiente de los próximos acontecimientos y del papel que desempeñará el Gobierno español en todos ellos. Quiere comprobar si regresa desde Bruselas el president cesado, Carles Puigdemont, para presentarse a la investidura; si es encarcelado y si conseguirá la libertad provisional o un permiso puntual para presentarse a la votación; la actitud que tendrá el fiscal en este proceso, y el comportamiento del PP ante el nuevo Govern. Los jeltzales prevén que el PP “intente presionar y meter alguna puya”, y le reclaman que comience a aportar soluciones políticas.
Esta situación tardará semanas en despejarse. Una primera referencia temporal es la del 6 de febrero, la fecha límite para intentar por primera vez la investidura en el Parlament. Para entonces, deberá despejarse el futuro de Puigdemont o un eventual plan B del soberanismo. Si no se resuelve la investidura en ese momento, los soberanistas tendrán dos meses de plazo para intentarlo. Con un president ya en ejercicio, Rajoy suspendería el 155 y comenzaría a enseñar sus cartas. Por ahora, no ha dado ninguna pista, más allá de prometer un esfuerzo a favor del diálogo. Como contrapartida, pide al Govern que renuncie a las medidas unilaterales.
El 155 y la vía judicial han llevado al PP al fracaso en Catalunya, porque se ha desplomado hasta los cuatro escaños y no ha conseguido desactivar la mayoría independentista. Sin embargo, Rajoy siempre ha recelado de una tercera vía encarnada en una reforma constitucional porque no ve consenso y no cree que pueda seducir al soberanismo. Además, conocidos articulistas de medios de comunicación españoles próximos al PP están presionando para que no plantee cesiones al soberanismo ni “componendas”. Rajoy, que ha capeado impasible la crisis bancaria y el caso Bárcenas, no parece, en principio, muy proclive a innovar en su posición política, aunque voces del PP en Catalunya llevan años pidiendo un esfuerzo para construir un discurso propio.
El Gobierno español necesita el apoyo del PNV. Las Cuentas de 2017 las aprobó por la mínima, con 176 votos, gracias a su respaldo y el de Ciudadanos, Coalición Canaria y Nueva Canarias. No puede contar con el aval de Unidos Podemos ni del socialismo en cuestiones económicas, menos aún desde que Pedro Sánchez recuperase el mando del PSOE; y tampoco con los nacionalistas catalanes del PDeCAT y ERC. Rajoy es consciente de que el clima no es el más propicio para hablar con el PNV y, por ello, ha aplazado la negociación. Los jeltzales quieren esperar unos meses para que se despeje la situación, y avisan a Rajoy de que haría mal en apresurarse con los contactos. El PNV quiere influir en Madrid y negociar las competencias pendientes, pero partiendo de la premisa de que “la sociedad vasca debe entender” esos acuerdos. Bildarratz pidió ayer a PP, C’s y PSOE que entiendan la situación en Catalunya y tengan ambición de acordar “y que la ciudadanía catalana se exprese”.