- Finalmente Ciudadanos dio la campanada y desbancó de la primera posición a Esquerra y a JxCat, que contra todo pronóstico se alzó con el segundo puesto. Las encuestas ya venían indicando una fuerte subida de Inés Arrimadas en las últimas semanas y en esta ocasión han acertado: suman 12 escaños respecto a 2015. De esta forma, la formación naranja se convierte en el primer partido no nacionalista que gana unas elecciones autonómicas. Sin embargo, se trata de una victoria más bien amarga y puramente simbólica, ya que los partidos unionistas se quedan sin obtener la ansiada mayoría, debido en gran parte a la flaqueza que mostraron el PSC y, sobre todo, el PP, que sufrió una debacle en toda regla. Por tanto, Arrimadas queda fuera de cualquier opción para formar un futuro Govern que, a priori, solo será viable si vuelven a ponerse de acuerdo las tres fuerzas independentistas en la investidura.
La alta participación ha sido clave en la victoria de Ciudadanos, ya que ha aumentado sobremanera la movilización electoral en los distritos periféricos barceloneses donde la formación naranja obtiene la mayor parte de apoyos. Así, su principal granero ha sido la provincia de Barcelona y, en menor medida, la de Tarragona.
Pero seguramente la clave para que Arrimadas se haya encaramado a la primera posición es la división entre los independentistas. El auge de la candidatura de Puigdemont ha provocado una fractura en este electorado, que se ha partido completamente en dos entre JxCat y Esquerra.
Ciudadanos confirmó ayer su auge en Catalunya en los últimos años. Ya en los anteriores comicios de 2015, pasaron de ser un partido minoritario a ser la principal fuerza de la oposición, en lo que fueron sus primeras elecciones con Inés Arrimadas de cabeza de lista, una vez que Albert Rivera dio el salto a la política estatal. Ahora, Arrimadas deberá jugar sus cartas para seguir ejerciendo esa labor de oposición con una nueva mayoría independentista, e intentar evitar nuevos movimientos en la vía unilateral en caso de que se reedite un Govern soberanista.
De cualquier manera, la victoria supone un golpe de efecto para Ciudadanos, que sale muy reforzado en todos los niveles. Es la primera vez que se alza con la victoria en una comunidad autónoma y lo hace en una tan simbólica como Catalunya, donde hasta ayer nunca había ganado un partido no nacionalista en unas autonómicas. Es llamativo que haya sido una formación con un mensaje recentralizador en el conjunto del Estado la que lo haya logrado. Pero es innegable que ha logrado aglutinar a un importante sector de la población catalana y capitalizar el voto desencantado con el PSC y el PP.
La clara apuesta por el 155 también ha supuesto un espaldarazo para que Arrimadas haya capitalizado el respaldo de los unionistas hastiados del procés. Y en el ámbito estatal, el partido gana enteros de cara a su pugna con el PP por atraer a la derecha del electorado, y lo sitúa en una posición ventajosa para afrontar las municipales y autonómicas que tendrán lugar en primavera de 2019.
Inés Arrimadas compareció al filo de la medianoche para celebrar los resultados y se dirigió a los presentes únicamente en castellano: “Por primera vez ha ganado un partido constitucionalista y ha sido Ciudadanos”. La candidata a la Generalitat calificó lo ocurrido de “momento histórico” y se congratuló de que los independentistas hayan “perdido fuerza” a pesar de “una ley electoral injusta que da más escaños a quien tiene menos votos”.
la campaña más cara Ha sido una campaña muy intensa para la formación naranja, que se ha gastado más que ningún otro partido en preparar el camino a las urnas (2,1 millones de euros). Los resultados muestran que ha sido una inversión más que rentable. Inés Arrimadas se ha presentado como adalid del constitucionalismo y ha centrado sus esfuerzos en convertirse en la opción hegemónica de los votantes españolistas, apelando a la identidad y haciendo del rechazo al nacionalismo la idea principal de su discurso. En cuanto a otras propuestas más allá del tema identitario, son escasas en Ciudadanos, salvo la promesa de destinar al gasto social el dinero que hasta ahora la Generalitat reservaba al proceso soberanista.
En los últimos días Ciudadanos se ha prodigado sobre todo en el llamado cinturón rojo de Barcelona -los barrios y municipios periféricos de la capital, donde el sentimiento españolista es mayoritario- y ha obviado las zonas más rurales, donde los independentistas copan el voto.