gasteiz - Han facilitado ustedes la aprobación de los Presupuestos cediendo a la reforma fiscal que pedía el PP y renunciando en cierta medida a la suya. ¿Entienden que han hecho una concesión?
-Lo que buscábamos es que hubiera suficientes recursos económicos en el Gobierno Vasco y en las diputaciones para poder hacer las políticas públicas que todos queremos tener, la sanidad, la educación... Además de lo que nos han impuesto desde el Gobierno de España en los últimos años, el objetivo de déficit cero y la regla de gasto, que también constriñe mucho al Gobierno y nos exige más recursos. Al final, para lograr un acuerdo de todos no se puede imponer el acuerdo de uno solo, y creo que la ciudadanía cuando votó en las últimas elecciones autonómicas dejó claro que estamos obligados a pactar. En el segundo acuerdo que hemos alcanzado los dos socios y que ha sido aceptado en su integridad por el Partido Popular hemos equilibrado la bajada de los tipos nominales con una subida de los tipos mínimos y un endurecimiento de las deducciones, con el fin de garantizar la recaudación que necesitamos. De esa manera hemos conseguido acordar reformas fiscales y un pacto presupuestario entre tres formaciones muy diferentes. El pacto era indispensable, el mayor valor que tenemos en Euskadi es la estabilidad.
¿Garantizan ustedes que en un escenario económico similar al actual la recaudación no mermará con esta reforma que acaban de pactar?
-Sí, porque los diputados de Hacienda, que son expertos en la materia, hacen sus cálculos y previsiones antes de alcanzar cualquier acuerdo, y su previsión es que con esta reforma que aprobaremos a inicios de 2018 conseguiremos mayor recaudación que con la que terminará ahora su vigencia.
¿Las bases de su partido lo han entendido, hay cierta marejada interna?
-En el partido siempre hay diferencias de criterio, como en todos los sitios. Creo que nos ha influido mucho a la hora de comunicar el acuerdo el que algunos medios de comunicación y algunos partidos hayan hecho que todo el debate gire en torno al tipo nominal, cuando en realidad lo importante son otras cosas; desde nuestro punto de vista una recaudación suficiente. El Impuesto de Sociedades es el que peor se ha comportado desde la reforma de 2013, mientras que el IRPF, Patrimonio y otros han funcionado muy bien; era razonable tocarlo ahora. Hemos tratado de que sea más sencillo y claro, y sobre todo limitar las deducciones que hacen que muchas grandes empresas no paguen lo que les correspondería en función de sus beneficios reales. De esa manera los socialistas mantenemos la progresividad, que pague más el que más tiene.
¿La firma del miércoles entre el consejero Azpiazu y Antón Damborenea allana el camino para completar la legislatura con el apoyo del PP?
-Creo que cada año tiene sus propias circunstancias. Lo que ha ocurrido ahora es que el PP ha sabido sacar ventaja de la incomparecencia de Bildu y Podemos, y sobre todo se ha enganchado al debate fiscal desde el punto de vista mediático para justificar el apoyo presupuestario al Gobierno Vasco. No ha sido más que eso, con lo cual no se puede garantizar que el año que viene vaya ser el PP el socio presupuestario. Me parece difícil que sea Bildu porque últimamente está un poco al dictado del sindicato ELA, y poniendo cláusulas imposibles, como que rompamos la coalición de gobierno para poder pactar con el PNV.
Señalaba usted el lunes que gracias al PSE el Gobierno ha imprimido en este año un giro social a su acción, y llamaba a Elkarrekin Podemos y EH Bildu a implicarse en la confección de los Presupuestos. ¿Se sienten incómodos en cierta medida con la actual conformación de bloques en el Parlamento? ¿Les gustaría algo menos rígido?
-Realmente en el Parlamento no se puede hablar de bloques, más allá del apoyo al Gobierno. En el día a día muchas veces se sacan los temas por unanimidad y los pactos son muy cruzados. Incluso el PP firma cosas con Bildu, a diferencia de la legislatura pasada, hay bastante transversalidad. Nosotros hemos acordado con el PNV, había propuestas nuestras imprescindibles, que pusimos en marcha cuando estábamos en el Gobierno y nos interesaba que se consolidaran, pero además tenemos el compromiso de modernizar Euskadi y para eso necesitamos hacer reformas en cuestiones troncales para el país. Al ser temas sensibles social y laboralmente, a mí me gustaría que Podemos o EH Bildu se comprometieran en esa transformación del país. Tienen mucho que aportar, lo hacen en el día a día, y debieran hacerlo también con las leyes y, por qué no, con los Presupuestos. Este año Podemos ha tenido una propuesta mucho más realista y ajustada que el año pasado, pero al final por su propio vértigo a acordar y sus primarias internas no ha cuajado.
¿Tuvo información de primera mano de las gestiones del lehendakari Urkullu con el Gobierno central y con el president Puigdemont para desbloquear la crisis catalana?
-Aquella mañana estuve con el lehendakari y con Andoni Ortuzar reunida, y tuve también conversaciones con Pedro Sánchez y Miquel Iceta muy intensas en aquellos días. Compartíamos todos la información para que Puigdemont devolviera a las instituciones catalanas a la legalidad y evitara el 155 convocando elecciones. Al final no fue posible, pero podemos decir con toda tranquilidad que hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano.
¿Cree posible que la ponencia de Autogobierno llegue a buen puerto con todo lo que ha sucedido en Catalunya y el reflejo que ha habido en Euskadi?
-Catalunya ha hecho que Bildu dé una vuelta de tuerca más, endureciendo su propuesta y haciéndola más inviable jurídica y legalmente. Sin embargo, creo que hay un amplio campo para acordar, entre PNV, Podemos y nosotros podemos compartir muchas cosas y abordar una reforma estatutaria dentro de la legalidad, a la que podría sumarse el PP y en algunas partes incluso EH Bildu. Hay mucho por compartir pero hace falta voluntad. Nosotros acordamos con el PNV que el estatuto futuro tendría que hacerse dentro del ordenamiento jurídico vigente, y con un amplio consenso. Es una base suficiente sobre la que poder trabajar, ahora hace falta que todos pongamos un poco de nuestra parte.
¿Están dispuestos a hacerlo ustedes? ¿Cómo valoran la vía canadiense que defienden PNV y Elkarrekin Podemos?
-Cada país tiene que encontrar su camino. En nuestras preocupaciones no entra que Euskadi sea independiente o no, o el derecho a decidir más allá de establecer la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas, o la dación de cuentas de los responsables políticos. No queremos entrar en ese itinerario de dudosa legalidad. Por eso creemos que una buena manera de hacer que la ponencia funcione y no rehuya ningún debate es la propuesta de Elkarrekin Podemos de trabajar la reforma del Estatuto de Gernika y sacar de esa reforma el derecho a decidir y su materialización. Hagamos ese debate y la búsqueda de la viabilidad jurídica del derecho a decidir en una mesa paralela, de manera que trabajas la reforma del estatuto dentro del marco de la Constitución, sabiendo que todo lo que salga de ahí será legal, y en la otra das cauce a un debate que la mayoría de la cámara quiere tener sobre el derecho a decidir.
¿Ha generado tensiones la aplicación del artículo 155 de la Constitución española en el seno del Gobierno?
-No ha habido tensión porque lo último que queremos los vascos es que nos afecte a nuestra estabilidad lo mal que lo están pasando los catalanes. El gobierno funciona con absoluta normalidad y las relaciones son magníficas, estamos para cumplir el programa de gobierno basado en el acuerdo que firmamos PNV y PSE. Es verdad que a mi me ha molestado la presencia de algunos cargos institucionales en manifestaciones como la de Gure Esku Dago, es muy difícil deslindar qué es lo personal y qué lo institucional cuando ostentas una gran responsabilidad, pero el 155 en el día a día no supone problema, ni en Catalunya los está causando, los funcionarios están cómodos. Además, lo bueno es que tiene fecha de caducidad.
No debió de ser una decisión fácil para Pedro Sánchez la de respaldar a Rajoy o no hacerlo con el 155...
-Pero es que no era ir con Rajoy, sino con la Constitución y la legalidad. El PSOE es el único partido que ha sobrevivido de los que hicieron la Constitución y no puede permitir que en un territorio no se garanticen los derechos de los ciudadanos y estén en una inseguridad jurídica como la que había. Lo realmente grave ocurrió en los plenos de septiembre, ahí se voló la autonomía catalana y lo hicieron los dirigentes de las instituciones catalanas. La decisión fue dura, Miquel Iceta lo dijo, pero es lo mejor que le ha podido pasar a Catalunya visto el recorrido de todos estos meses.
El 155 ha supuesto un punto y aparte en el devenir de la Constitución Española. Ustedes defienden su reforma hacia el federalismo. ¿Cómo materializarían esa reforma?
-Está bastante concretado en la Declaración de Granada. Lo que hay que hacer es clarificar el tronco mínimo de competencias que en cualquier caso van a ser del Estado, y luego establecer un amplio listado de competencias de las comunidades autónomas, de los estados federados. Habrá algunas que no querrán muchas y otras como la catalana o la vasca que querremos el máximo. En Euskadi el autogobierno no es de los nacionalistas, es de todos los vascos, nos sentimos muy orgullosos del Estatuto, nos gusta gobernarnos a nosotros mismos y queremos hacerlo bien y hacerlo nosotros. Creo además que el Senado debe ser una cámara para los gobiernos autonómicos. Así, ante la legislación del Congreso, o que salga de un real decreto del Gobierno, el Senado puede decir que se invaden competencias y evitar dichas invasiones. Y ante una realidad de integración cada vez mayor en Europa, el Senado podría ser la cámara en la que los gobiernos autonómicos elaboraran la voluntad del Estado y luego todos juntos a defenderla allí. También habría que establecer mecanismos bilaterales con más capacidad, para evitar recurrir al Tribunal Constitucional. Y no solo se trata de territorialidad, además queremos una reforma que blinde el derecho a la salud, a la educación, la igualdad de hombres y mujeres, la realidad de la Unión Europea... Hay muchas cosas de las que hablar, el problema es si hay capacidad para abordar todo esto con sosiego y en un clima constructivo. Lo que ha conseguido Pedro Sánchez, poner en marcha la mesa, ya es importante, vamos a ver si pasadas las elecciones en Catalunya se pueden sentar todos y abrimos ese diálogo.
Surgen voces en el PSOE (Javier Fernández, Susana Díaz) que cuestionan el cálculo del Cupo o la aportación de Euskadi a la solidaridad en el Estado. ¿Cómo se gestionan esas diferencias en el Estado?
-Ellos son conscientes de que no es una cuestión de los vascos, sino de esa reforma territorial pendiente. Debiéramos ser capaces de tener un fondo de solidaridad interterritorial para que en caso de que haya una comunidad con problemas todos podamos ayudar. Hay que entenderles porque hay verdaderos problemas de financiación en las comunidades de régimen común.