otawa - El lehendakari y la delegación del Gobierno Vasco que le acompaña terminaron ayer el viaje oficial que les ha llevado durante casi una semana hasta Canadá para mantener encuentros político-institucionales, económicos y culturales con autoridades, organismos públicos y empresas del país. La provincia autónoma de Quebec ha sido uno de los puntos principales de la visita por los vínculos que mantiene desde tiempo atrás con Euskadi y por las similitudes que presenta en materia de autogobierno. La visita ha servido a Iñigo Urkullu para reafirmarse en lo que denomina “vía vasca” de la bilateralidad -basada en el acuerdo dentro de la legalidad-, pero también invoca la capacidad para Euskadi de convocar referéndums, siguiendo el modelo quebequense que tiene recogida legalmente esta posibilidad y que, de hecho, ya la ha utilizado en dos ocasiones en los últimos 37 años.
Tras cinco días de viaje oficial, Urkullu hizo balance en Ottawa de su periplo por tierras canadienses y concluyó que “la visita a Quebec me ha servido para reafirmarme en la vía vasca basada en la voluntad de pacto y democracia, en la interpretación de la realidad desde el realismo, en la legalidad y en la legitimidad; me ha servido para insistir en el diálogo y la negociación como método de trabajo, del acuerdo y su posterior ratificación por la ciudadanía”.
Quebec es una de las trece provincia-territorios que conforman Canadá pero es la única francófona y con una identidad nacional y cultural diferenciada sobre las otras, lo que le ha llevado en los últimos años a convocar referéndums de independencia (en 1980 y 1995) en los que, sobre todo en este último, los votos independentistas estuvieron a muy poco de superar a los unionistas. A raíz de la segunda votación, en la que la diferencia fue de 50.000 votos sobre una participación de casi cinco millones de quebequenses con un 50,58% en contra de la separación y un 49,48% por la independencia, la justicia y el Gobierno federal de Canadá regularon la convocatoria de referéndums de independencia, así como el proceso posterior de gestión de sus resultados, que derivaría en una posterior negociación entre las instituciones canadienses y Quebec. Urkullu hace suyas estas reglas de juego básicas que regulan el proceso quebequense.
Quebec es una referencia ineludible para el lehendakari pero “no es algo a imitar” en su integridad porque la Ley de Claridad aprobada en junio de 2000 que regula la convocatoria de un nuevo referéndum deja en manos del Gobierno de Canadá la decisión sobre si la pregunta planteada es clara, la participación mínima necesaria para validar la votación, y la mayoría necesaria para dar por bueno el resultado, aunque no precisa el porcentaje de esa mayoría.
La ley, puesta como ejemplo en multitud de ocasiones para otros casos parecidos, incluidos Euskadi y Catalunya, está recurrida ante los tribunales, al igual que la denominada Ley del 99, presentada y aprobada por el Parlamento de Quebec como respuesta por los independentistas quebequenses. Esta norma no pone en discusión la necesidad de un acuerdo legal y pactado con una negociación posterior, pero sí establece que la mayoría necesaria para validar el resultado es de la mitad más uno. Por ello el lehendakari se mira en el espejo quebequense aunque más como referencia importante que como algo a copiar. A su juicio, “ofrece enseñanzas, sobre todo la cultura democrática y el diálogo como instrumento principal y, además, una voluntad de acuerdo. Esto es extrapolable a España y Euskadi. Partiendo del ejemplo de algunas provincias de Canadá que tienen capacidad para la convocatoria de referéndums, lo importante no es que se pueda llegar a acuerdos para poder votar, sino votar para poder llegar a acuerdos”.
Con todo, la Constitución española no permite la convocatoria de un referéndum como el que plantea el lehendakari invocando el modelo quebequense, donde Canadá sí lo ha permitido. Preguntado sobre si sería necesario para ello una reforma de la Carta Magna, Urkullu apeló a las potencialidades de la disposición adicional primera de la propia Constitución que recoge de manera genérica el reconocimiento de los derechos históricos de Euskadi. “Este reconocimiento nos ofrece mucho campo de juego para profundizar en este planteamiento de vía vasca”, aseveró. Tras reclamar a Rajoy la necesidad de “repensar” el Estado, destacó que el problema no son Catalunya o Euskadi, sino el modelo territorial. En este sentido, le apremió a que aborde su reforma pero confiando en que “hayan aprendido del error de 1978 y no nos dejen a un lado”.
Pese a todo, el lehendakari no cree que estas diferencias y, sobre todo, la posición del Gobierno de Rajoy en la crisis catalana, vayan a complicar la relación entre los Gobiernos vasco y español. “Una cosa es el ámbito de los partidos y otra el de los gobiernos. La responsabilidad de los gobiernos es mantener relaciones institucionales con quien sea, da lo mismo quién esté al otro lado. Defenderemos nuestros intereses por el bien de los ciudadanos vascos”, apostilló.
Urkullu calificó el viajé de muy positivo y provechoso y destacó que el Gobierno Vasco ha estrechado vínculos con Quebec y Canadá en materias económicas, de innovación, medio ambiente, cultura y convivencia. Destacó la reunión con el primer ministro quebequense, Phillipe Couillard, que se encargó de firmar el acuerdo de entendimiento con Quebec. La provincia autonóma se suma así a la red de aliados estratégicos de Euskadi en la que ya se encuentran Aquitania, Flandes, Jiangtsu, Baviera, Querétaro (México) o Cundinamarca (Colombia).
Su apretada agenda le ha llevado a reunirse con varios ministros de Quebec y de Canadá para estrechar lazos y buscar colaboraciones puntuales en diferentes materias, más allá de los asuntos de autogobierno. Pero también ha mantenido encuentros con otros organismos para compartir experiencias, recabar ideas y formular vías de cooperación. Junto al lehendakari han viajado la secretaria de Acción Exterior, Marian Elorza, y la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, que en paralelo ha mantenido una apretada agenda de contactos con autoridades económicas y con empresas que han visitado para compartir información y acordar planes de cooperación.