barcelona - El PSC sigue apostando por una vía alternativa que desatasque el camino sin retorno en el que parece haberse sumido el conflicto catalán. Incómodo con un PSOE que se ha alineado con el PP en la aplicación en su versión más drástica del artículo 155, la formación sigue sugiriendo al president Puigdemont que convoque elecciones por su cuenta o acuda al Senado para ofrecer un pacto de Estado con respecto a Catalunya y, de paso, se olvide de una declaración unilateral de independencia. Estas maniobras no son más que un nuevo exponente de la brecha abierta entre un PSC que trata de mostrar un perfil negociador y un PSOE que ha otorgado un cheque en blanco a Rajoy para tumbar la autonomía catalana sin más miramientos. Por si esto fuera poco, cuatro alcaldes socialistas de Catalunya reclamaron que el PSC se oponga de manera “frontal”.

Los socialistas se debaten en una nueva encrucijada que podría ahondar en la brecha con el PSOE, que apostaba por una aplicación “breve y limitada” del 155 que el Gobierno de Rajoy ha obviado en favor de medidas contundentes. La toma de control de las instituciones de Catalunya por la vía rápida -una estrategia que Pedro Sánchez rechazaba en julio por no ser “una solución procedente”- es un nuevo capítulo de una obra que va ensanchando las diferencias con el paso de los acontecimientos. Iceta dio muestras de ello al colgar en Twitter su impresión de que para evitar el “choque de trenes” hay dos salidas: “convocar elecciones o ir al Senado para ofrecer Pacto de Estado por Catalunya”. Por el contrario, los principales líderes del PSOE continúan argumentando que tomar el control de la Generalitat era el único remedio. Pedro Sánchez advirtió ayer en un acto en la Región de Murcia que la formación se debatía entre “dar la espalda a España y prolongar la agonía de Catalunya” o defender la Constitución para “poner freno a esa quiebra de la convivencia. Y el PSOE opta por esta segunda opción”. “El secesionismo es el Brexit de Cataluña”, llegó a decir.

Por si la situación no estuviera revuelta de por sí, cuatro alcaldes socialistas catalanes, entre los que se encuentra la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet y miembro de la Ejecutiva del PSC, Núria Parlón, reclamaron a Iceta que la formación “se oponga frontalmente y no valide, en ningún caso” la puesta en marcha del 155. Su aplicación “supone, de hecho, la suspensión de la autonomía de la Generalitat y del Parlament, con consecuencias irreparables”. Entre los firmantes también está el primer edil de Terrasa, Jordi Ballart. Asimismo, llamaron a “parar el reloj” y “congelar todas las condiciones previas” para sentarse a hablar “sin exclusiones ni líneas rojas”. Aunque penden dudas, ese llamamiento podría tener su eco entre los representantes del PSC en el Senado, que podrían desatender a la indicación de voto socialista y abrir un nuevo frente entre las tensas relaciones de ambas formaciones.

Y es que el PSC insiste en dar una última oportunidad a la negociación. Su secretario general, Salvador Illa, leyó una declaración que expuso más detalladamente las dos opciones planteadas al president Puigdemont por Iceta en un encuentro secreto que ambos mantuvieron el pasado viernes. La convocatoria motu proprio de elecciones para que los catalanes puedan decidir “con garantías” es la primera. La segunda pasa por acudir a la Cámara Alta para “ofrecer, sin condiciones previas y garantizando un retorno a la legalidad, un diálogo” que pueda conllevar “al establecimiento de un pacto de Estado”. Illa aseveró que su formación defenderá la opción de la salida dialogada “hasta que el Senado apruebe las medidas”. La negociación tiene fecha de caducidad, ya que se espera que la Cámara Alta apruebe la toma del control de las instituciones catalanas este viernes 27 de octubre a las 10.00 horas.

polémicas Lo cierto es que mientras abogan por explorar las alternativas, los conflictos son constantes con el PSOE. Sonadas fueron las reacciones encontradas entre los socialistas catalanes y la dirección estatal por la encarcelación de los presidentes de ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Mientras Ferraz se escudaba en la tradicional fórmula de no opinar sobre resoluciones judiciales y reclamaba “mesura”, más de un centenar de alcaldes criticaba duramente el ingreso en prisión. La negativa a la investidura de Rajoy sumió a ambas formaciones en una profunda crisis en otoño del pasado año, y pese a que el asunto catalán había suavizado posturas y Sánchez tuvo en el PSC a un aliado fundamental para volver a la secretaría general, el apoyo brindado por el PSOE al PP ha reabierto algunas heridas.

En lo que sí parecen coincidir ambos es en la necesidad de reconducir la situación a través de unas elecciones autonómicas a la mayor brevedad posible. Aunque la convocatoria a las urnas no se tramitará al menos en seis meses y ambos confiaban en que fueran “cuanto antes”, ayer apuntaron al unísono que “restablecer la legalidad y el marco del estado de derecho” era el objetivo. “Nuestro acuerdo pasa por enero como fecha previsible y posible para que se puedan hacer estas elecciones”, aseguró ayer en número tres de Ferraz, José Luis Ábalos. “Unas elecciones nuevas, aparte del volver a confiar en el mandato de los electores, supone abrir un tiempo nuevo”, apostilló. Aún así, el secretario de organización lanzó un aviso. Si los resultados desembocaran en una nueva victoria de los independentistas y estos mantienen el pulso al Estado, “tendrán la misma respuesta”.