barcelona - Josep Rull, uno de los hombres de confianza del president Puigdemont, insiste en que hay tiempo para el diálogo si Rajoy quiere, pero asegura que en los próximos días el Govern llevará al Parlament el mandato expresado en las urnas el pasado 1 de octubre.

Rajoy ha decidido pulsar el botón del 155 sin que, al menos de momento, haya una declaración de independencia.

-Rajoy está desplegando el programa del PP ante las reiteradas ofertas de diálogo de Catalunya. La aplicación del 155 no es algo coyuntural para este momento sino que es la culminación de un proyecto claro y meditado del PP. La respuesta estaba preparada. Dijese lo que dijese el president Puigdemont, la respuesta era 155, doma y castración de Catalunya.

El Gobierno español pone hoy en marcha el mecanismo del 155. ¿Cuánto van a tardar en declarar la independencia?

-Vamos a mirar en qué términos se plantea mañana [por hoy] el artículo 155 en el consejo de ministros y cuál es su evolución. Queremos ser cautos a la hora de hablar de plazos. Pero nos reafirmamos ante la aplicación del artículo 155 que significa un no al diálogo. Hay un mandato democrático expresado en las urnas el 1 de octubre y lo vamos a poner en valor en los próximos días. En los próximos días el Parlament de Catalunya va a dar cumplimiento al mandato democrático de la ciudadanía.

¿Por qué el president echó el freno el 10 de octubre en el Parlament y suspendió la declaración de independencia ocho segundos después de haberla declarado?

-Cuando hay expresiones serias y solventes de actores muy principales en la comunidad internacional que nos instan a abrir una vía de diálogo y acuerdo, nosotros intentamos por todos los medios darles cauce y buscar una vía de entendimiento. Puigdemont hizo un gesto rotundo, valiente y honesto y frenó y pidió al Parlament suspender la propuesta de independencia. Ante eso, la respuesta que hemos tenido ha sido la represión y la cárcel para dos personas [Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, líderes de ANC y Òmnium] que dirigen dos organizaciones que se han caracterizado por impulsar manifestaciones cívicas y pacíficas.

¿La aplicación del 155 puede cohesionar al soberanismo después del disgusto que en sectores de la CUP generó la suspensión de la declaración de independencia?

-Sí, pero creo que la corriente mayoritaria del soberanismo entendió aquella decisión, porque siempre ha querido cargarse de legitimidad y si alguien hace una apelación al diálogo tenemos que ser sensibles y darle una oportunidad. Cuando el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, interpeló directamente al president de Catalunya y le pidió un gesto para abrir la vía del diálogo, nosotros paramos para explorar esa opción.

¿Esos actores siguen ahí, al otro lado del teléfono?

-Continúan existiendo. La pretensión de Rajoy es arrinconar Catalunya a un escenario de invisibilidad internacional, pero a pesar de todo en el Consejo de Europa la cuestión catalana sigue estando en la agenda. El Estado español está forzando posicionamientos para tratar de cerrar filas en torno a sus postulados. La Unión Europea intenta no salir del guión de un club de estados pero, por lo bajo, se está hablando del tema con preocupación. Hay estados europeos y organizaciones que están presionando para que se pueda dialogar. Este tema hay que resolverlo desde la política no desde el Código Penal o una aplicación burocrática de la Constitución. Estos actores internacionales como el primer ministro de Bélgica o el parlamento de Eslovenia, o desde las cancillerías de países escandinavos, nos están urgiendo a dialogar.

Sin embargo, la Europa comunitaria ha cerrado filas en torno a Rajoy y rechaza la independencia. ¿Cómo piensan revertir esta situación?

-Tenemos que dar el paso adelante. Mientras seamos una expectativa resulta muy cómodo para la Unión Europea afirmar que la cuestión de Catalunya es un problema interno del Estado español. En el momento en el que haya una declaración de independencia formal y solemne pasaremos a ser una realidad que deberá ser gestionada en términos políticos por parte de la UE. Hasta que uno no da el paso adelante y no eres una realidad y no asumes esta subjetividad, eres irrelevante en el tablero internacional. El soberanismo catalán ha intentado explorar todas las vías de acuerdo dentro del Estado español en la forma de reconocimiento de Catalunya como nación y sujeto político. Pero ha sido imposible y esto nos ha cargado de legitimidad.

El lehendakari Urkullu se ha ofrecido varias veces como mediador. ¿Les parece una buena opción?

-Queremos poner muy en valor el papel del Gobierno de Euskadi y del lehendakari Urkullu, ya que es una voz de sensatez siempre constructiva y sólida. Esta sería una de las opciones a valorar, pero en estos momentos PP, PSOE y Ciudadanos no están en esa onda. Cualquier oferta honesta de mediación siempre es recogida por el Govern.

Se habla de que pueden intervenir los Mossos y los medios de comunicación públicos, además de alguna consejería. ¿Cómo va a responder el Govern?

-En cualquiera de los casos, nuestra respuesta va a ser proclamar el Estado catalán. Aquí hay un relato que también interpela a Euskadi en el sentido de que esto lo empezó a construir José María Aznar, ha sido comprado con entusiasmo por Rajoy, ha sido superado con creces por los voceros de Ciudadanos y solemnizado por el rey. Según este relato, en 1978 se equivocaron dando autonomía a determinados territorios con un sentimiento nacional, fue un error, y por tanto hay que revertir aquel error, atándoles en corto y poniéndoles un bozal. Pues bien, el derecho a la autodeterminación de Catalunya y Euskadi no es un favor del pueblo español, es un derecho inherente a nuestra condición de nación. Quienes traicionan el pacto constitucional son los grandes partidos del Estado y ante la pasividad cómplice del PSOE. Esto es lo que nos jugamos ante el 155.

El plan del 155 prevé elecciones en Catalunya. ¿Buscan cambiar la correlación de fuerzas?

-Desde el PP, algunos portavoces, se han pronunciado a favor de ilegalizar a partidos y programas electorales de partidos independentistas. Nos llevarían a un escenario de cambio del mapa electoral como el que permitió a Patxi López convertirse en lehendakari en Euskadi. Eso supone alterar la posibilidad de que el Parlamento refleje la realidad de un territorio. Cuando el portavoz del PP en el Congreso, Pablo Casado, sugiere y propone una medida así y el delegado del Gobierno español en Catalunya, Enric Milló, dice que está pensando en la opción de ilegalizar o partidos o programas políticos, esto no es tema menor. Por tanto, la convocatoria de elecciones puede ir acompañada de ilegalizaciones en un teórico Estado de derecho. Por tanto esta convocatoria de elecciones no es neutral.

Las únicas elecciones en las que el soberanismo catalán está dispuesto a participar son unas constituyentes?

-Esta sería la opción más coherente, pero habría que verlo.

¿Hay margen para el diálogo hasta que se haga efectivo el 155 que pueda evitar el choque de trenes?

Si hay una constancia por parte de la comunidad internacional de que nosotros vamos en serio, habrá movimientos. Si hay una sensación de que simplemente se está en una gesticulación esto no tendrá recorrido. Nosotros vamos en serio en relación al diálogo y vamos en serio ante la proclamación de una Catalunya independiente. En este tiempo hemos aprendido que cuando hay la convicción por parte de la comunidad internacional de que nuestra determinación es clara y honesta, hemos visto que hay movimientos. Y esto interpela a todo el mundo, también a los vascos, porque esta represión y conculcación de derechos fundamentales se sabe cómo y dónde empieza pero no dónde termina.

¿Qué respuesta espera del Gobierno vasco? ¿Verían bien que mantuviera la vía bilateral con el Gobierno del PP a pesar del 155?

-Nosotros somos muy respetuosos en relación a la agenda política de Euskadi. Euskal Herria es una nación, la Comunidad Autónoma Vasca es una expresión de esta nación vasca. Los partidos vascos y el PNV han actuado con gran coherencia, su portavoz en el Congreso [Aitor Esteban] ha realizado en el hemiciclo unos discursos sublimes y de una coherencia extraordinaria.

¿El traslado de las sedes sociales de las empresas fuera de Catalunya les ha hecho dudar en seguir adelante?

-Esto se produce porque hay un papel activo por parte del Gobierno español. Se han producido presiones del Ejecutivo de Rajoy y de la monarquía para trasladar la sede de Seat fuera de Catalunya. Estos movimientos no son fruto de la casualidad, sino que están instigadas por las instituciones del Estado. El decreto-ley aprobado por el Gobierno para agilizar la salida de empresas de Catalunya construye una pista de aterrizaje en Madrid y otros lugares de sedes sociales de empresas catalanas. Hay 260.000 empresas en Catalunya cuyas sedes continúan aquí, frente a las cerca de mil que han anunciado su salida.

¿Es un fenómeno temporal o se mantendrá el goteo de fugas?

-La presión y la represión del Estado español pretende meter miedo y lo que deberían hacer es buscar el diálogo, mediación y acuerdo. Hay una convicción en Catalunya de que el Estado español, más allá del miedo y las amenazas, tiene poco interesante para ofrecer a los catalanes. Los fuertes pactan, los débiles imponen. El Reino Unido era fuerte y pacto un referéndum para Escocia; y lo mismo se puede decir de Canadá en relación con los referéndum para Quebec.

“Dijese lo que dijese Puigdemont, Rajoy tenía la respuesta preparada: el 155, es decir, doma y castración de Catalunya”

“La opción de unas elecciones constituyentes es la más coherente. Las que plantea Rajoy no son neutrales, puede haber ilegalizaciones”

“Valoramos la opción de Urkullu como mediador. Es una voz de sensatez, sólida y constructiva. Pero PP, PSOE y C’s no están en esa onda”