MADRID - La concentración de miles de personas el pasado 20 de septiembre ante la Conselleria de Economía en Barcelona, mientras estaba siendo registrada por la secretaria judicial y agentes de la Guardia Civil, estuvo siempre controlada y “en ningún momento el dispositivo previsto se nos fue de las manos”. Así lo aseguró el major de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, el pasado día 6 en la Audiencia Nacional, donde compareció como investigado por sedición por esos sucesos.
La masiva presencia de ciudadanos -hasta 40.000, según el propio Trapero- en una jornada en la que se produjo la detención de 14 cargos intermedios del Govern, se prolongó hasta el día siguiente, y fue de hecho en esa madrugada cuando la comitiva judicial y policial pudo abandonar el inmueble protegidos por los Mossos. Sin embargo, esos hechos provocaron la imputación del major, que aseguró en la AN que “se iban destinando todos los recursos a la zona y se variaron durante todo el día”.
Según los audios de su primera declaración, difundidos ayer por medios como Rac 1 y Ara, Trapero defendió en todo momento la actuación de los Mossos y rechazó las acusaciones de que negaron el auxilio a los encerrados en la conselleria, zafándose de las continuas preguntas al respecto de la jueza y el fiscal. Explicó que, para las 18.30 horas del día 20, empezaron a trabajar en un pasillo de seguridad, junto con voluntarios de la ANC, para que los agentes y la secretaria pudieran salir. Sin embargo, éstos declinaron dicha posibilidad porque “habían entrado unos habeas corpus” y se había recusado al juez que ordenó la operación, lo que puso en marcha unas diligencias que podrían durar “toda la noche por unos problemas informáticos”. Además, los guardias civiles exigieron abandonar el lugar en sus propios vehículos, lo que resultaba imposible porque habían sido inutilizados.
Trapero criticó a su vez que no se les comunicara con antelación este operativo, ya que “si hubiésemos podido planificar, hubiese sido mejor”. El major volvió a declarar en la AN el pasado lunes, tras lo que quedó en libertad con medidas cautelares. No corrieron la misma suerte los líderes de la ANC, Jordi Sànchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que ingresaron en prisión acusados de sedición por estos mismos hechos.