Bruselas - El mediador internacional por el que suspira el soberanismo se complica después de que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, se quitara ayer de encima el entuerto que le supone el conflicto catalán por aquello del efecto rebote. A nadie se le escapa que hay muchos ojos puestos en Catalunya desde aquellos territorios que igualmente suspiran por hacerse un hueco con entidad jurídica y política propia, de ahí por ejemplo las buenas palabras de la presidenta escocesa, Nicola Sturgeon, hacia el referéndum, o la simpatías flamencas o corsas, e incluso el presunto ofrecimiento suizo. “Si Catalunya se independiza, otros harían lo mismo. Y no quiero una UE de 98 estados”, advirtió Juncker, ninguneando las aspiraciones de la citada Córcega y Flandes, de la propia Escocia, o de La Padania y Baviera, en un continente donde apenas hay media docena de países sin disputas territoriales.

Desde su Luxemburgo natal, Juncker se marcó un alegato unionista “muy preocupado” por el desafío de Catalunya y reiterando que el brazo Ejecutivo de la UE solo mediará si el Gobierno español lo solicita, dando así un balón de oxígeno a Mariano Rajoy, que con este posicionamiento funciona como si tuviera de su parte al árbitro del partido. Tras tirar por enésima vez del mantra de que Catalunya “es un asunto interno”, no negó que lleva tiempo presionando al presidente español para que mantenga una actitud templada en aras de que no se revuelva aún más el patio. “Desde hace días le pido a Rajoy que tome medidas para que la situación no se descontrole. Se han hecho cosas, pero queda mucho por hacer”, afirmó, como si veladamente censurara las imágenes que se vieron el día del referéndum con las cargas policiales. Pero repitió: “Ya es difícil con 28, con 27 [tras el Brexit] no será fácil, pero con 98 en quince años sería imposible”.

El jefe del Ejecutivo comunitario también explicó que la Unión Europea no piensa intervenir como mediador para salir de la crisis, a pesar de que así lo hayan solicitado desde la Generalitat, y reiteró que cuando ha asumido ese papel lo ha hecho “entre Estados miembro”. “Apelo a la responsabilidad de todos los actores afectados y me gustaría explicar que la Comisión no va a interferir. Recibimos peticiones para ejercer como mediadores. Pero no vamos a hacerlo”, valoró, “porque eso podría provocar serias disrupciones en la UE”. Además, puntualizó que “sólo una parte” ha llamado a la mediación europea y que ni él ni el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, podrían hacerlo porque “crearía mucho más caos” en la Unión Europea.

El jefe del Ejecutivo comunitario hizo estas declaraciones en alemán y bromeó, incomprensiblemente, con que elegía este idioma para que “nadie en Catalunya lo entienda”. La aclaración venía al caso porque en otra charla con espectadores y youtubers el pasado septiembre, unas declaraciones suyas pronunciadas en francés y en las que afirmó que solo respetaría un referéndum avalado por el Tribunal Constitucional crearon gran polémica por las distintas interpretaciones que se les dieron. En definitiva, zanjó el tema recalcando que no mediarán salvo que Rajoy, que indudablemente no lo hará, se lo pida, y bajo esta argumentación conminó a Catalunya a respetar el Estado de derecho y retornar al orden constitucional, aferrándose a la llamada doctrina Prodi: en caso de secesión, el territorio que se separa de un Estado miembro quedaría fuera de la Unión y tendría que iniciar el proceso de adhesión, que suele durar años.

alemania, con rajoy Para más inri, al soberanismo le llovieron reprimendas desde otro feudo aliado de Rajoy, Alemania, cuyo Ejecutivo, en poder de Angela Merkel, reiteró su apoyo a la integridad española y a que la crisis se solucione en el marco de la ley y la Carta Magna “renunciando a declaraciones de independencia ilegales”. “El orden constitucional, la unidad de España, deben mantenerse, los derechos y libertades de todos los ciudadanos deben quedar garantizados y saludamos la declaración del presidente del Gobierno español al respecto”, declaró en una rueda de prensa rutinaria el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert. Repitió igualmente las palabras vertidas el pasado miércoles por la viceportavoz del Gobierno alemán, Ulrike Demmer, para dejar claro que una “posible declaración unilateral de independencia de Catalunya” sería “ilegal e inaceptable” y “no contaría con el reconocimiento” de Berlín.

Seibert recalcó que Berlín respalda a Rajoy y sostiene que “se trata de un conflicto que solo se puede y se debe resolver en el marco del ordenamiento jurídico y la Constitución españolas y renunciando a declaraciones unilaterales de independencia ilegales”. El Ejecutivo alemán “observa con gran atención el desarrollo en España y naturalmente en particular en Cataluña”, añadió, matizando que la postura alemana al respecto no ha cambiado en estos últimos días.

méxico, también Cruzando el charco también se rema a favor del Gobierno español, al menos México, cuyo presidente, Enrique Peña, enfatizó que, en el supuesto de una DUI, “México no reconocerá a Catalunya como nación independiente”, durante un mensaje junto al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Eso sí, criticó las imágenes violentas del 1-O: “Lamentamos la violencia que en un momento se presentó en un referéndum en Catalunya”, dijo el mandatario. “México se ha pronunciado a favor de una sola España y en caso de una decisión unilateral México no reconocerá a Cataluña como nación independiente”, declaró, al igual que hizo el canciller mexicano, Luis Videgaray. “Si a pesar del diálogo político, el Gobierno catalán declara unilateralmente la independencia, el Gobierno de México, en apego al derecho internacional, no reconocerá a Catalunya como Estado independiente”, advirtió el secretario de Relaciones Exteriores. Recomendó a Rajoy que “la violencia nunca debe ser el camino para la solución de las controversias”.