Los medios catalanes, caso de La Vanguardia o El Periódico de Catalunya, se hacían eco ayer de la rocambolesca historia del cambio de coche que el president, Carles Puigdemont, protagonizó el domingo para despistar a un helicóptero policial que le seguía de camino a su colegio electoral, el pabellón de Sant Julià de Ramis que precisamente fue escenario de las primeras imágenes de agentes de las contundentes intervenciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
El despliegue policial de las Fuerzas de Seguridad del Estado fue especialmente llamativo en aquellos colegios electorales en los que estaban llamados a votar dirigentes como Puigdemont o Junqueras. El president se percató de que su coche era seguido por un helicóptero policial y, como ilustra una imagen difundida ayer en Twitter, Puigdemont aprovechó un túnel en su trayecto para cambiar de vehículo y dar esquinazo al helicóptero. Poco después, el propio president tuiteaba una foto suya votando en otro colegio electoral, en Cornellà del Terri.
piqué, en el ojo del huracán Una historia para el anecdotario que se suma a otro frente ajeno en principio al puramente deportivo pero que se ha visto salpicado de lleno por la controversia, con un protagonista destacado, el futbolista del F.C. Barcelona, Gerard, Piqué. Piqué se reunió ayer con la selección española tras un recibimiento hostil y 23 minutos del entrenamiento acompañados de insultos desde la grada por aficionados que portaron pancartas en su contra y mostraron su deseo de que abandone inmediatamente la Roja.
Esto sucedió tras la polémica que se creó cuando el jugador internacional fue a votar en el referéndum del 1-O y después aseguró: “Ha sido un día muy duro. Familias, niños y abuelos han intentado ir a votar. Y los actos de la Guardia Civil y la Policía Nacional... Creo que las imágenes hablan por sí solas. Llevamos aquí en Catalunya seis o siete años en los que la gente se manifiesta sin ningún tipo de violencia. Los actos de hoy los ha visto todo el mundo. Habrá consecuencias” y afirmó, al borde de las lágrimas, que es y se siente catalán. “Hoy más que nunca, me siento orgulloso de la gente de Catalunya porque creo que se ha comportado maravillosamente”, señaló Piqué y añadió que : “Si soy un problema, dejo la selección antes de 2018”
Gerard Piqué llegó ayer a la concentración de España a las 17.21 horas, serio y sin querer hacer declaraciones a los numerosos medios de comunicación que lo esperaban, y tuiteó desde la concentración de la Roja contra el Gobierno. “Han actuado con profesionalidad y de modo proporcional y proporcionado”, escribió Piqué minutos después de llegar a su habitación en la residencia de La Ciudad del Fútbol, reproduciendo unas palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en la defensa a la actuación policial en el 1-O. El texto de Piqué acompañaba un vídeo al que retuiteaba en el que se ve un furgón policial y a un policía disparando una pelota de goma contra unos ciudadanos.
A la entrada de La Ciudad del Fútbol apenas había cinco aficionados con una bandera de España y un cartel que rezaba textualmente: “Catalán que no quiera ser español que se vaya de España pero por la pela si se apuntan, ejemplo Piqué”. La primera pancarta que provocó la actuación de la seguridad la portaba un hombre de unos 50 años: “Yo no quiero que te vayas, quiero que te echen. Eres vomitivo”. Un miembro de seguridad privada intentó retirar la pancarta encontrándose con la resistencia del portador y tuvieron que acudir seis miembros de la Guardia Civil para conseguir quitarla. “Piqué cabrón fuera de la selección” y “fuera, fuera”, fueron los gritos que acompañaron el entrenamiento.
Por su parte, el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, declaró ayer que la no menos polémica decisión de disputar a puerta cerrada el último partido de Liga ante el Las Palmas fue “la más responsable”, ya que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) no autorizó la suspensión del mismo. Bartomeu compareció en rueda de prensa para justificar una decisión que asume como propia: “La decisión la tomé yo y ha sido una de las más difíciles que he tenido que tomar como presidente del Barcelona”. - Efe/DNA