Bilbao - El lehendakari, Iñigo Urkullu, sigue tratando de que el asunto catalán se dirima a través del diálogo, sea cual sea el resultado que finalmente arroje el referéndum que hoy se celebra en Catalunya. Urkullu ha mantenido contacto telefónico durante esta semana tanto con el presidente Carles Puigdemont como con el presidente español, Mariano Rajoy, para conminar a ambos a dar una solución negociada al procés toda vez que pase la ola del plebiscito.

El lehendakari levantó esta semana el teléfono para llamar a Moncloa y al Palacio de la Generalitat y animar a Puigdemont y Rajoy a no romper los pocos puentes que pudieran quedar en favor del diálogo. Pero también emplazó a ambos a que la jornada de hoy discurra con la mayor normalidad posible. Los diálogos a dos bandas no existen y, lo que es peor, las posturas se han venido enconando durante las últimas semanas. Según apuntaron ayer diversos medios, Urkullu defendió la conveniencia de que no se rompan las “vías del diálogo” para que, pasado el 1-O, ambos Ejecutivos traten de agotar todas las opciones que queden abiertas para tender puentes.

El mensaje del lehendakari no es nuevo, y de hecho Urkullu se ha mostrado siempre dispuesto a remangarse para que Madrid y Barcelona se internen en la senda de la negociación. Así lo ha afirmado en numerosas ocasiones, ya sea en comparecencias públicas como cuando ha podido mantener encuentros con Puigdemont y Rajoy. Pero sí es más novedoso que telefonee a ambos mandatarios esta semana, en la que las maquinarias del referéndum de los soberanistas y las zancadillas del Ejecutivo español han ido in crescendo, para tratar de ejercer un papel de mediador en un conflicto político que amenaza con atascarse sin remisión.

El lehendakari siempre ha mantenido una posición favorable al diálogo y al acuerdo, incluso durante el mes de septiembre en el que Madrid y Barcelona recrudecían su pugna. Es por ello que durante los últimos meses, y a la vista de la deriva que venía sufriendo el contencioso entre Gobierno y Generalitat, especialmente por la organización del plebiscito soberanista de hoy, ha realizado innumerables llamamientos a no tensar excesivamente la cuerda. Esas intentonas han sido infructuosas, pero Urkullu se ha puesto una nueva meta a partir de este mismo lunes. No en vano, y a pesar de que los catalanes pudieran votar en favor de romper amarras con el Estado, diferentes voces con dote de mando en el PDeCAT -partido al que pertenece Puigdemont- han instado a abrir una negociación con el Estado. Si bien la Ley de Referéndum apunta a que en caso de victoria soberanista se activará la declaración de independencia, la realidad es que el Govern deberá de mantener conversaciones con Madrid. Ahí podría abrirse una vía al entendimiento.

Sea cual sea la postura que adopte finalmente el Govern, donde Puigdemont comparte labores de gestión con una ERC y una CUP que ya le han señalado que el único camino posible es proclamar la independencia en el espacio de 48 si vence el sí, Urkullu seguirá insistiendo en su mensaje. Y en su apuesta, que pasa por la consulta pactada al estilo canadiense, como sucedió en Quebec. - DNA