gasteiz - La jurista, catedrática y exvicepresidenta del Tribunal Constitucional Adela Asúa cerró ayer la ronda de comparecencias en la ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco advirtiendo sobre la recentralización que ha vivido el Estado español desde 2012, cuando arrancó el proceso soberanista catalán. Según Asúa, desde entonces “se ve un celo, rompiendo precedentes, por reforzar el centralismo; ha habido un retroceso en la atención a las reclamaciones de las autonomías”, un fenómeno que a su juicio no se ha visto reflejado en los medios de comunicación, que han proyectado por contra la idea de que hay “demasiada condescendencia con las autonomías”. Esta deriva, señaló, “genera desgaste en el Constitucional e inseguridad jurídica”.
La jurista señaló el año 2012 como el más conflictivo entre las administraciones autonómicas y el Estado en lo que al trabajo del TC se refiere, un volumen de asuntos que se ha ido reduciendo en los últimos años “por los cambios de mayorías, la necesidad de consensos y la desconfianza en las resoluciones del tribunal, lo cual no deja de ser preocupante”.
Asúa aseguró que el Constitucional “siente el vértigo de sus decisiones y de la pérdida de confianza de los ciudadanos cuando la motivación o el consenso no son suficientes”, pues “tiene un poder contundente para anular leyes aprobadas por los parlamentos”.
La magistrada explicó además que su etapa en el Constitucional se ha caracterizado por “una falta de sensibilidad” hacia el sentir de las nacionalidades del Estado, y por eso “ha habido un choque entre lo que se está produciendo en el país” y un TC renovado hace seis años, cuando el panorama sociopolítico español era completamente diferente al actual. Por ello reclamó que la elección del Constitucional atienda a la diversidad del Estado, que no solo eluda las “cuotas de partidos” en el Congreso que terminan por primar al bipartidismo en este órgano -y en otros como el Tribunal de Cuentas-, sino que además ha de “tomarse en serio” la cuota autonómica para designar a algunos de los magistrados del TC. “Hay una costumbre de pacto a dos”, insistió.
Además, dijo, se debería seguir el ejemplo de países como Canadá, donde a los nombramientos de nuevos miembros de la alta judicatura les acompañan reseñas con su curriculum o su dominio de idiomas. En definitiva, señaló, es necesaria “más transparencia” en lo que se refiere a los miembros del TC.
mecanismos federales La jurista bilbaína, magistrada del Constitucional a propuesta del Parlamento Vasco desde 2011 y hasta este mismo año, afirmó que la estructura del régimen que deriva de la Constitución de 1978 es federalista, pero advirtió de que adolece de mecanismos para que ese federalismo sea real. Por eso hay tanta litigiosidad entre las comunidades y el Estado, a veces por asuntos “nimios” que debe resolver el TC, especialmente cuando los equilibrios políticos son más inestables.
Por ello, abogó por dar un mayor desarrollo a las comisiones bilaterales, de tal forma que los choques no lleguen siempre a los tribunales, y defendió la necesidad de que el Senado cumpla las funciones que desempeña en estados federales como Alemania, donde el Bundesrat da un protagonismo a las regiones del país que en España no proporciona la Cámara alta. También apostó por dar más recorrido a la Conferencia de Presidentes, de tal forma que se cree un foro de “colaboración horizontal” en un país que ahora mismo “no tiene cultura federal” pese a haber elegido dicha forma de administración hace cuarenta años.
En relación al problema catalán, al choque entre el principio democrático y el principio de legalidad, entre el derecho de los catalanes a decidir su futuro y la actual legislación que lo impide, Asúa aseguró que “todo es posible, todo lo que está en la Constitución puede modificarse”, si se da el diálogo que propugnan muchos agentes, incluido el propio Constitucional, pero nunca desde “la unilateralidad”. “Las reformas deben realizarse con lealtad al marco constitucional”, señaló.
medio ambiente y soberanía Antes que Asúa compareció en la ponencia la activista ecofeminista Yayo Herrero, quien defendió la inclusión en los estatutos de autonomía de los aspectos relacionados con el medio ambiente, siguiendo los ejemplos de constituciones como la de Venezuela o la de Bolivia, ya que “el suelo material de una nación es el suelo que pisamos”. De la misma forma que se puede incorporar en las cartas constituyentes “el déficit público”, dijo, puede añadirse “el déficit territorial”. Así, Herrero afirmó que los debates en torno a la soberanía de los pueblos “no deben ser solo identitarios”, y confesó estar “harta de oír hablar de la patria a gente que no tiene empacho en destruir el territorio”. Herrero recordó que en Euskadi hay una “muy escasa disposición de recursos” en relación a su población, y defendió que “lo que es común y limitado no puede ser objeto de explotación y lucro y dejar desprovistas a las personas”.