MADRID - El PP y sus socios de Ciudadanos se quedaron ayer completamente solos en defensa de la vía policial y la fuerza del Estado como única solución al contencioso catalán. La formación de Albert Rivera acudió ayer al pleno del Congreso de los Diputados con la intención de recabar apoyos para que el Gobierno español reprima el referéndum de independencia catalán del 1 de octubre, y rechazó cualquier solución política o tercera vía para seducir a los nacionalistas.

En una intervención dura sin resquicios para el diálogo que fue la principal causante del desmarque del socialismo y de que el debate se tornara bronco, Rivera consideró que el plebiscito es un “golpe a la democracia” y pidió apoyo para el Gobierno español, los policías y los jueces. Visiblemente encendido, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, rechazó de manera taxativa que la fuerza del Estado sea la solución, y avisó de que ese planteamiento no es el adecuado. Su aviso llega en puertas de que el Gobierno español abra la negociación presupuestaria este viernes. El PSOE, que hasta ahora había mostrado su respaldo a Rajoy y se opone al referéndum, votó en contra de la propuesta de Ciudadanos porque no recogía una alusión al diálogo. No obstante, se abstuvieron cuatro diputados, tres de ellos de la federación andaluza de Susana Díaz, muy crítica con la visión plurinacional de Pedro Sánchez. Los andaluces rechazaron ayer que se haga una lectura interna y dijeron que se habían equivocado de botón.

Esteban criticó que Rivera solo ofrezca “la fuerza del Estado”. “Viene a que certifiquemos la política del PP, y a decir que ustedes son los de verdad, los duros, los que vienen a meter en cintura a Catalunya”, recriminó. Su discurso fue muy crítico con el Estado y la manera en que ha ignorado las reivindicaciones catalanas en el transcurso de los últimos años, y la solidaridad con el Govern primó sobre cualquier otra consideración. “Usted dice que actúa en defensa de la democracia. ¿Qué puede dañar más la democracia que un pueblo que no puede hablar?”, se preguntó.

Esteban aseguró que se está tratando con “soberbia” a Catalunya, y que los soberanistas llevaban años avisando sobre las consecuencias que tendrían el tijeretazo al Estatut de autonomía y los problemas de financiación. También aseguró que el Estado ha cometido agresiones contra los pactos autonómicos y las competencias, y pidió que se pueda proclamar con libertad que “mi nación es la vasca o la catalana”. En ese punto, avisó de que la cuestión vasca o la catalana no se van a arreglar por esta vía. “Las políticas uniformadoras no son el bálsamo”, advirtió, para añadir después unos versos de Els Segadors: “Endarrera aquesta gent tan ufana i tan superba (atrás esta gente tan ufana y tan soberbia)”.

El PSOE también rechazó la iniciativa de Ciudadanos, aunque con cierto enredo interno. Soraya Rodríguez defendió su abstención en declaraciones a los periodistas, y tres socialistas andaluces, entre ellos Antonio Pradas, aseguraron que en realidad se habían equivocado de botón. Meritxell Batet fue la encargada de tomar la palabra en el pleno, donde se mostró muy crítica con Rivera. Le recriminó que no apostara por el diálogo. “Alimenta los bloques y la división. No podemos estar buscando vencedores y vencidos”, dijo. La socialista catalana pidió que todos hagan renuncias para alumbrar un consenso, y avisó de que el diálogo es imprescindible. El voto del PSOE era determinante. Solo el PP y sus socios electorales de UPN y Foro apoyaron a Rivera. Unidos Podemos, el PNV y los independentistas catalanes votaron en contra.

Rivera, por su parte, opinó que se está dando “un golpe a la democracia” y “es justo que nos defendamos”. “Lo que queremos es apoyar al Gobierno, los policías, los jueces, los demócratas...”, dijo. Añadió que “hay que recuperar la autonomía catalana”, pero en alusión a que Puigdemont “se la está cargando”. Rechazó la tercera vía del PSOE (“no estoy de acuerdo”), y acabó con un “Visca Catalunya, visca Espanya, visca Europa”.