BILBAO - La trayectoria de Podemos en Euskadi es corta a la par que convulsa. Desde que empezó a constituirse en 2014, ha vivido muchísimos vaivenes y cambios de rostros. Es más, tras las primarias que ayer anunció Nagua Alba, la formación conformará su tercera dirección en poco más de tres años. Esto evidencia una considerable conflictividad interna que, sin embargo, no ha impedido que la federación obtenga éxitos electorales en las dos últimas generales y en las autonómicas.

Ya en las europeas de 2014, y sin apenas estructura, lograron 50.000 votos en la CAV. A finales de ese año, tras el primer cónclave de Vistalegre, dieron los primeros pasos para lograr una organización más sólida y en febrero de 2015 tuvo lugar el primer proceso de primarias autonómico, que arrojó la victoria ajustada de Roberto Uriarte, profesor de la UPV/EHU. Uriarte y su dirección, cercana a Pablo Iglesias y a Juan Carlos Monedero, tuvieron desde el primer momento una fuerte contestación interna. Además, fueron constantes los enfrentamientos con el sector de Iñigo Errejón, que en ese momento lideraba la todopoderosa secretaría política de Podemos.

Las tensiones estallaron en otoño de 2015 con la elaboración de las candidaturas para las generales. Roberto Uriarte no aceptó que la dirección estatal impusiera los cabezas de lista y, en un golpe de mano, el entonces secretario de Organización, Sergio Pascual, y el propio Errejón forzaron su dimisión. En marzo de 2016, tras otras primarias, alcanzó el liderazgo la hasta ahora secretaria general, Nagua Alba con un equipo más joven y cercano al sector errejonista.

Sin embargo, Vistalegre II ha cambiado las tornas con la contundente derrota de Errejón. Ante ello, se ha redoblado la presión de los críticos de Podemos Euskadi a la actual dirección para que adapte las nuevas tesis a la federación autonómica. Ahora, solo año y medio después de ser elegida y a pesar de tener un mandato de cuatro años, Nagua Alba ha optado por dimitir y dejar paso a otras caras.