Barcelona - Los reproches entre los diferentes cuerpos policiales han sido una constante tras los atentados de Barcelona y Cambrils. Los Mossos d’Esquadra han acusado a la Guardia Civil y la Policía Nacional de haberles ocultado información, mientras que estos han criticado que los agentes autonómicos no les dejaron implicarse en la investigación como les hubiera gustado. Ayer, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, incidió en la polémica al asegurar que la policía catalana no sale “bien librada” en el reparto de los avisos de organismos de seguridad europeos que realiza la Policía Nacional. “La información que afecta a Catalunya no pasa de Madrid hacia aquí, no fluye. Esto es así y no me lo puede discutir nadie”, lamentó.
Trapero achaca a esa falta de información de la Europol que los Mossos d’Esquadra no supieran apenas nada del imán Abdelbaki es Satty, supuesto líder de la célula que perpetró los atentados. “Del imán de Ripoll sabíamos muy poco, por no decir prácticamente nada. Sabíamos el nombre de pila”, aseguró el mayor de la policía catalana en declaraciones a Catalunya Ràdio. En ese sentido, detalló que las comunicaciones del ámbito europeo les llegan “por una ventanilla controlada por el Cuerpo Nacional de Policía, que la reparte”, y criticó que en ese reparto el cuerpo de Mossos sale claramente perjudicado.
Esta misma crítica sobre la falta de información de la Europol en el seno de la policía autonómica ya la hizo el pasado viernes el propio president de la Generalitat, Carles Puigdemont, que además la vinculó al proceso soberanista, ya que a su juicio el Gobierno español ha reducido la colaboración policial con Catalunya ante el 1-O. En ese sentido, Puigdemont pide al Estado que no “juegue a hacer política” con la seguridad.
Otro de los mayores conflictos en los últimos días entre las policías estatales y la autonómica ha sido el de la gestión de la investigación en los primeros momentos tras la explosión del chalé de Alcanar en la que fallecieron el imán y otro miembro de la célula, Youssef Aalla. La Guardia Civil denunció que los Mossos d’Esquadra no permitieron a su equipo de Tedax acceder al interior de la vivienda, lo que a su juicio hubiera permitido vincular la deflagración con la preparación de un atentado terrorista. Sin embargo, Josep Lluís Trapero desmintió que los agentes del Instituto Armado les pidieron intervenir en la casa. Además, el mayor de los Mossos defendió que en los primeros minutos no había ninguna pista que permitiera sospechar que se estaban preparando explosivos y la juez no les ordenó investigar en esta línea, aunque sí les preguntó si con una bombona de butano se podía preparar una bomba.
Por otra parte, el jefe de los Mossos d’Esquadra insistió en que la mezquita de Ripoll no es un “entorno conflictivo” y apuntó que los miembros de la célula optaron por la estrategia de intentar pasar desapercibidos simulando su plena integración en la sociedad, para ocultar su radicalización. “Los terroristas han engañado a todo el mundo, a la familia y a los amigos. A la Policía también. Su comportamiento es como de una secta”, indicó Trapero, que anunció que tras estos atentados los Mossos impulsarán reformas en sus mecanismos de detección de riesgo de la amenaza terrorista para tratar de localizar a sospechosos que optan por simular su plena integración.
no hubo ayuda externa Por último, Trapero reveló la conclusión de uno de los últimos hilos pendientes de la investigación: si Younes Abbouyaaqoub contó con apoyo externo durante su huida. Según aclaró el mayor de los Mossos, durante los cuatro días que el terrorista estuvo desaparecido su periplo lo hizo a pie caminando de noche y entró en una masía, pero no contó con ayuda de nadie en ningún momento. “Desde el jueves hasta el lunes, cuando se le localiza, pensamos que los únicos contactos que tuvo con personas no fueron precisamente para ayudarle, sino con una mujer para robarle el coche. No lo logró. Se intentó también colar en una casa, pero no porque tuviera apoyo de nadie”, relató.