BILBAO - PSOE y Unidos Podemos no quieren esperar al inicio del nuevo curso político para acorralar a Rajoy con los casos de corrupción que asedian al PP. Sus grupos parlamentarios en el Congreso ya se han puesto manos a la obra y presentaron ayer conjuntamente una iniciativa para forzar la comparecencia extraordinaria del presidente español en el Pleno. Después de su infructuosa declaración ante la Audiencia Nacional, quieren que explique “los motivos por los que se niega a asumir responsabilidades políticas”. Su intervención en el hemiciclo se sumaría a la ya prevista en la comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP.

Sánchez e Iglesias tratan de evitar que se deshinche el globo judicial de Rajoy, sobre quien planea, además, la sombra de una nueva citación judicial en la pieza separada que investiga los papeles de Bárcenas. Los líderes de PSOE y Podemos no quieren dejar pasar este tren y buscan enturbiar aún más el clima adverso que rodea al presidente español para extender el seísmo político. Después de intercambiar varios mensajes el miércoles, ayer conversaron por teléfono para sumar sus fuerzas en la Cámara Baja y poner en un nuevo brete a Rajoy. Por el momento, la opción de una nueva moción de censura sigue encallada porque al PSOE no le dan las cuentas, pero insisten en no cerrar esa puerta, que precisaría del apoyo de Ciudadanos. “El PSOE no descarta una moción de censura, pero la quiere plantear cuando exista una mayoría parlamentaria que la pueda sostener”, afirmó ayer el portavoz de la Ejecutiva socialista, Óscar Puente.

La iniciativa planteada ayer representa la primera vez en la que PSOE y Unidos Podemos acuden de la mano al registro del Congreso desde que activaron su nueva dinámica de colaboración parlamentaria. Las dos fuerzas han ido limando asperezas durante los últimos tiempos, sobre todo a partir del regreso de Sánchez al despacho de Ferraz, e incluso han establecido un laboratorio en Castilla-La Mancha con la inminente entrada de consejeros morados en el gabinete de Emiliano García-Page.

En todo caso, esta vez ha sido Iglesias quien ha conseguido marcar los tiempos de su interlocutor. El secretario general de Podemos propuso la comparecencia de Rajoy en el Pleno antes de que Sánchez arrinconara su oferta y se lanzara a exigir la dimisión del presidente del Ejecutivo español. Tras ver cómo el socialista cedía finalmente a sus intenciones, Iglesias se congratuló de que “el PSOE se esté acercando a nosotros”. No obstante, no desaprovechó la oportunidad para volver a poner en la picota la vía de la moción de censura. “No renunciaremos a convencer al PSOE porque es una cuestión de emergencia democrática”, puntualizó.

La solicitud para que Rajoy dé cuentas ante el hemiciclo se ve enrevesada por las fechas, aunque no es misión imposible. Como en otras cámaras legislativas, agosto es un mes inhábil en el Congreso, donde existen dos periodos ordinarios de sesiones -de septiembre a diciembre y de febrero a junio-. Durante esas interrupciones, se constituye una Diputación Permanente, una representación reducida del hemiciclo que asume sus facultades. Será precisamente este órgano el que deberá autorizar o desestimar la petición de Sánchez e Iglesias.

LAS REACCIONES A tenor de las posturas expresadas por el resto de fuerzas parlamentarias, todo hace presagiar que Rajoy se verá obligado a acudir a regañadientes al Pleno. ERC, PDeCAT y PNV mostraron su disposición a que se produzca la comparecencia. Los jeltzales preferían adelantar la cita de la comisión de investigación, pero afirmaron no tener “ningún problema” con seguir la senda propuesta por PSOE y Unidos Podemos. En todo caso, Aitor Esteban rebajó las expectativas y advirtió de que “nadie espera dimisiones, sustituciones o mociones de censura inmediatas”. Por su parte, desde EH Bildu se limitaron a llamar a “dar la batalla”. Oskar Matute calificó la declaración de Rajoy ante la Audiencia Nacional como una “tomadura de pelo a toda la ciudadanía”.

El único grupo de la oposición que se puso de perfil fue Ciudadanos. Aunque no precisaron si se abstendrán o votarán en contra, los naranjas renunciaron a apoyar la iniciativa porque, a su juicio, sería un “balón de oxígeno” para Rajoy. Fue el propio Rivera quien salió a cerrar el paso y dijo que la comparecencia podría convertirse en “un mitin”. C’s es partidario de centrar todos los esfuerzos en la intervención ante la comisión de investigación del Congreso, ya que “se le podría someter a un careo y no podría mentir”.