Barcelona - A menos de tres meses de que se celebre el referéndum de independencia en tierras catalanas, todos los actores políticos han colocado ya sus cartas boca arriba. Hasta ayer tan solo restaba conocer la posición de Catalunya en Comú, la nueva plataforma de izquierdas impulsada por Ada Colau y que ha sido insistentemente cortejada por las fuerzas partidarias de la secesión dada la influencia de la alcaldesa de Barcelona. El Consejo de Coordinación tomó ayer la esperada decisión, que aparentemente no satisfará los intereses de ninguno de los dos bandos en la cuestión soberanista. Los comunes apoyan la convocatoria del 1-O, pero solo como una mera movilización popular que consideran “legítima”. Por consiguiente, alejan la posibilidad de dar cualquier tipo de validez legal a la votación y permanecerán entre dos aguas sin aproximarse demasiado a ninguna orilla.
El órgano de deliberación de la plataforma había puesto inicialmente tres propuestas sobre la mesa: apoyar la convocatoria como una movilización social, hacer una campaña activa por la participación o mostrar su rechazo a la cita. Esta última opción era la que más se alejaba de las tesis de los comuns, favorables al derecho a decidir, aunque de forma acordada con el Estado. Con pocos visos de salir adelante, fue finalmente retirada y no se sometió a votación. La balanza entre las otras dos posibilidades se acabó inclinando a favor del diluido apoyo al 1-O entendido como una manifestación popular. “No es el referéndum que merece Catalunya. Debe ser un espacio de resolución de conflictos, no un espacio de afirmación de la soberanía”, justificó Xavier Domènech, coordinador general de la formación de izquierdas.
Los comuns, sin embargo, dejan en el aire una cuestión clave para los intereses de las fuerzas independentistas, que quieren lograr una participación récord mayor a la del 9-N. La plataforma de Colau no ha aclarado aún si realizará un llamamiento expreso a votar en la consulta. Domènech expuso ayer que todavía ven “muchas incógnitas” en las formas del referéndum y que esperarán a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Analizarán la convocatoria formal del Govern y, sobre todo, la respuesta que pueda dar Madrid.
LÍNEA SIMILAR A PODEMOS Aunque con algunos matices y sin cerrar la puerta a pedir el voto, Catalunya en Comú confirma su trayectoria paralela a Podemos en torno a la cuestión soberanista. La cúpula del partido morado se encuentra más próxima a las tesis de Colau y Domènech que a las de su propia sucursal catalana. Aún colea la decisión de la federación de Albano-Dante Fachin de llamar “activamente” a la participación en contra del parecer de la dirección estatal. El secretario general de Podem Catalunya dijo ayer no haberse sentido desautorizado por Iglesias, quien declaró que no acudiría a las urnas si fuera ciudadano catalán.
El cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero hizo un llamamiento al propio Fachin para que escuche la opinión de las bases, quienes, a su juicio, tienen una “voluntad firme de no acompañar el referéndum”. El secretario general de Podem Catalunya, en cambio, cifró en un 63% el apoyo de los inscritos a su postura.