M. Vázquez

MADRID - Cuando Pedro Sánchez ganó las primarias del PSOE y recuperó el liderazgo del partido, Mariano Rajoy perdió toda esperanza de establecer una línea de colaboración estable para aprobar reformas económicas y acordar los Presupuestos estatales del próximo año con los socialistas. Sánchez había hecho bandera del rechazo a su investidura, y su nombramiento anticipaba también un viraje del PSOE hacia posiciones claramente identificadas con la izquierda. No obstante, el presidente español aún albergaba la esperanza de acordar las cuestiones de Estado, fundamentalmente la política exterior, la soberanía estatal y el terrorismo. Pero en ese bloque que esperaba mantener a salvo de la pugna política se acaba de abrir una grieta. Pedro Sánchez confirmó ayer el cambio de criterio de su partido sobre el tratado de libre comercio europeo con Canadá, y anunció que pasarán del voto a favor a la abstención. En el transcurso de la jornada había recibido las presiones Bruselas y el Gobierno español, y finalmente cerró el episodio con una abstención que al PP no le gusta, pero que al menos no va tan lejos como el voto en contra.

El PSOE evitará votar en contra para que nadie lo acuse de podemización ni de actuar bajo el influjo de Pablo Iglesias. Se presenta como una tercera vía, mientras Iglesias le pide que dé un paso más y vote en contra. Este desenlace es un mal menor para Rajoy, que horas antes había pedido al PSOE que, si no comparte el tratado, al menos se abstenga y no lo rechace. Sánchez también garantizó ayer que, pese a este cambio y otros que mira con lupa Europa como su apuesta por derogar la reforma laboral, sí caminará de la mano de Rajoy a la hora de rechazar el referéndum de independencia catalán. Su acercamiento a Podemos no provocará que Sánchez revise su posición sobre el derecho a decidir. Por ahora, es el único acuerdo que tiene garantizado Rajoy con el socialismo.

El PSOE aprobó el tratado de libre comercio con Canadá este martes en la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados pero, unas horas después, la nueva presidenta socialista, Cristina Narbona, anunciaba que su partido no lo apoyará en el pleno del próximo jueves. Sánchez concretó ayer que el PSOE se abstendrá. Antes de que esa decisión fuera oficial, Rajoy había calificado de “mala noticia” y “error” el posicionamiento socialista. “Si el PSOE al final no lo vota, esperemos que se abstenga o, si no, buscaremos votos en otros partidos, que los hay. Nosotros lo hemos apoyado, el Partido Socialista también, todos los gobiernos europeos lo apoyan y toda Europa en su conjunto. Esto no tiene ningún sentido”, dijo. Rajoy no quiso especular con que este desacuerdo se extienda a otras cuestiones. “Confío en que, en los temas importantes, todo el mundo actúe con sentido común, y el PSOE también”, zanjó. Sánchez solo garantizó ayer su apoyo sin fisuras sobre Catalunya.

El secretario general del PSOE anunció la abstención antes de la reunión del lunes en la que estaba previsto fijar postura. Confirmó su sentido de voto en su encuentro con el comisario europeo de Asuntos Económicos, el socialista francés Pierre Moscovici, quien le había pedido que reconsiderase su posición. En una reunión mantenida en la sede de las instituciones europeas en Madrid, Sánchez argumentó que “en 1.600 páginas del tratado, solo hay cuatro sobre nuestros derechos medioambientales”. “Tenemos diferencias en el modo de resolución de disputas, en el desequilibrio en la protección de los derechos laborales frente a los inversores, y en la ausencia de penalizaciones en la violación del tratado”, enumeró el socialista. Según dijo, el PSOE es partidario de una “apertura comercial internacional, y firme defensor de una relación estrecha con Canadá”, pero defendió que hay vías intermedias entre abrir totalmente las fronteras como querría el PP, y “el proteccionismo” de Unidos Podemos. En su discurso se dejaba entrever una intención de tranquilizar a Europa.

De hecho, en el debate catalán, Sánchez sí garantizó a Moscovici que estará “con el Estado, con independencia de las diferencias ideológicas y de proyecto político”. “Estamos en contra del derecho de secesión, y no vamos a permitir que el independentismo trate de aprovecharlo debilitando al Estado”, sentenció. De hecho, ayer mismo el Congreso tumbaba con los votos de PP, PSOE, Ciudadanos y Nueva Canarias la iniciativa del PDeCAT que pedía respeto para el referéndum. A partir de ahí, en el mensaje de Sánchez a Moscovici todo fueron discrepancias con Rajoy y su gobierno, al que achacó su escasa popularidad, “bajo umbral ético y social”, “insensibilidad con los más débiles” y sus “escándalos de corrupción que avergüenzan a la mayoría de españoles”.