BILBAO - Frente al escenario constantemente fluctuante que reflejan las innumerables encuestas que se publican a nivel estatal, el Sociómetro del Gobierno Vasco capta en clave autonómica una fotografía prácticamente idéntica a la que revelaron las elecciones celebradas el pasado mes de septiembre. Los resultados obtenidos de la muestra ponen de relieve que la ciudadanía vasca apuesta por la continuidad y la estabilidad casi nueve meses después de la última llamada a las urnas. El estudio demoscópico publicado ayer tan solo detecta la oscilación de un único escaño, que pasaría de Elkarrekin Podemos (10) a manos del PNV (29). El resto de grupos con representación en el Parlamento de Gasteiz -EH Bildu (18), PSE (9) y PP (9)- lograrían los mismos asientos.

El sondeo encargado por Lakua preguntó a más de 2.200 ciudadanos de los tres territorios de la CAV entre los días 16 y 22 de mayo. Los encuestados revelaron sus preferencias de voto en un momento en el que ya era público el apoyo del PNV a los Presupuestos Generales del Estado y en plena escalada de acusaciones por parte de la izquierda abertzale. El PP se encaminaba a sus congresos provinciales marcados por la simétrica división registrada en Bizkaia y, en Madrid, la encarnizada batalla por el liderazgo del PSOE daba sus últimos coletazos antes de la victoria de Pedro Sánchez frente a Susana Díaz y Patxi López.

JUEGO DE MAYORÍAS La proyección parlamentaria que esboza el Sociómetro apenas recoge diferencias cuantitativas respecto al 25-S, ni siquiera en lo referente a la participación, que se mantendría alrededor del 60%. No obstante, el escaño que suma el PNV sería absolutamente decisivo desde un punto de vista cualitativo, ya que pondría patas arriba el juego de mayorías que rige actualmente el funcionamiento de la Cámara vasca. Los jeltzales sumarían mayoría absoluta con cualquiera de los grupos. De esta forma, reaparecería el escenario que deparó la noche electoral de septiembre antes de que la admisión a trámite de varios recursos en mesas vizcaínas le atribuyera a EH Bildu su quinto escaño en ese territorio en detrimento del decimosegundo del PNV.

El actual Gobierno Vasco, por lo tanto, sumaría 38 asientos en el Parlamento, lo que le permitiría seguir un itinerario mucho más plácido. No dependería de un tercer grupo para sacar adelante su agenda legislativa, incluyendo los Presupuestos. Esa circunstancia se daría gracias al ligero avance del PNV. En cambio, su socio, el PSE, no vería recompensada su participación en el Ejecutivo y se quedaría estancado en las 9 actas que cosechó en septiembre, su peor resultado histórico. Asimismo, un hipotético frente de izquierdas compuesto por EH Bildu, Elkarrekin Podemos y socialistas se quedaría en minoría (37).

CONTIENDA EN BIZKAIA La batalla por el escaño que fluctúa entre el PNV y Elkarrekin Podemos se disputa en suelo vizcaíno. Los jeltzales afianzarían su holgada victoria en su principal caladero de votos, donde se quedarían al borde de obtener la mayoría absoluta de los asientos que allí se ponen en juego. Por el contrario, la coalición encabezada por Pili Zabala perdería terreno y vería disminuida la brecha que le separa de PSE y PP en la Cámara de Gasteiz. Confirmaría así el notorio contraste que se da en sus resultados en función de la cita electoral. Podemos se alzó con la victoria en la CAV en los comicios generales de 2015 y repitió en 2016 tras sumar a Ezker Anitza a sus listas. Ambos concurrieron en coalición de nuevo a las elecciones vascas, donde la victoria fue del PNV.

En los otros dos territorios históricos, se daría el mismo reparto de fuerzas que el 25-S. Los jeltzales se alzarían de nuevo con la victoria tanto en Araba como en Gipuzkoa, si bien en esta última EH Bildu los adelanta en intención de voto directo. En suelo alavés, abertzales y populares se disputarían la segunda plaza, obteniendo ambos los mismos escaños. El PP ratificaría así su dependencia de Araba, puesto que volvería a sumar allí más actas que en todo el resto de la CAV.