MADRID - El Govern catalán se despertó ayer en un estado de calma tensa un día después de que Mariano Rajoy tumbara la última oferta de diálogo del president Puigdemont. Era el último emplazamiento del mandatario catalán para acordar el referéndum de independencia, de modo que el rechazo de Rajoy debería, en teoría, precipitar los acontecimientos en el procés y derivar más pronto que tarde en el anuncio de la fecha y la pregunta de la consulta. No obstante, en el Govern están apostando por templar los ánimos y por dar pasos sobre seguro en un asunto que, además, está bajo la lupa de la Fiscalía y las altas instancias estatales. Es un terreno, asimismo, en el que debe buscarse el consenso, no solo entre los socios del Govern (la antigua Convergència, ERC y los independientes), sino con la CUP, que es la única que ha salido a la palestra en las últimas horas para exigir que se fije ya el referéndum. La consigna por ahora es trabajar desde la discreción y sin prisas, pero sin pausa. El mes de agosto está llamado a ser el momento clave del proceso.
En concreto, Junts pel Sí ha presentado una enmienda para reformar el reglamento del Parlament y adelantar el regreso de las vacaciones al 15 de agosto. La segunda quincena sería hábil, y en ella se trataría de acelerar la tramitación de las leyes de desconexión que siguen siendo top secret. Esas normas tienen como finalidad sustituir la legalidad española por la catalana, y dar así cobertura al referéndum y a la independencia. El Gobierno español va a mantenerse en guardia en verano, con un ojo fijo en Catalunya y otro en el descanso vacacional, para poner en marcha a la Abogacía del Estado ante cualquier decisión que, a su juicio, pueda contravenir las leyes. Según han publicado medios catalanes, el referéndum podría tener lugar el 1 de octubre, aunque la CUP pide que se celebre en septiembre.
La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, defendió ayer que la propuesta de adelantar al 15 de agosto el inicio del periodo de sesiones es “legítima y legal”, y que se va a cumplir si así se decide en votación parlamentaria. Se da la circunstancia de que esta enmienda se ha introducido en la controvertida reforma del reglamento que tenía por objeto permitir la votación exprés de la ley de desconexión. No quiso hacer ninguna valoración más sobre la consulta y sobre el cruce de cartas entre Rajoy y Puigdemont.
Desde el Gobierno español ya han asegurado que estarán activos y pendientes durante el mes de agosto para vigilar cualquier paso sobre las normas de desconexión. El Gobierno de Rajoy ha tratado de proyectar que no va a pasar ni una a Catalunya, y que esta vez no se llegarán ni a poner las urnas de la consulta, al contrario de lo que sucedió el 9 de noviembre de 2014, cuando lo que estaba en juego era una consulta no vinculante que no iba a producir efectos jurídicos. Esta semana, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha echado la última palada de tierra sobre la ya difunta operación diálogo, que se ha saldado sin ninguna oferta del Gobierno español para aplacar el descontento catalán más allá de un paquete de inversiones en infraestructuras. Cospedal ha avisado de que recurrirán a todos los instrumentos del Estado para detener el referéndum.
Suena con fuerza la suspensión de la autonomía con el artículo 155 de la Constitución, con el que Madrid podría intervenir los departamentos de Enseñanza e Interior para precintar los colegios y controlar a los Mossos. El PP tiene mayoría absoluta en el Senado, el requisito para activar este mecanismo. El portavoz Iñigo Méndez de Vigo avisó ayer de que, si el Parlament se dedica a tramitar leyes para el procés en agosto, las Cortes estatales también pueden tomar medidas y convocar a la Diputación Permanente.
sin pistas sobre la consulta El coordinador organizativo del PDeCAT, David Bonvehí, por su parte, lamentó ayer la respuesta de Rajoy a la última oferta del president, pero no dio pistas sobre el referéndum. Dijo que Puigdemont anunciará la fecha y la pregunta “cuando corresponda”. “Las prisas no son buenas consejeras”, sentenció.