barcelona - El PDeCAT busca redefinir sus postulados tras su refundación y para ello reunió ayer a sus dos cabezas visibles, Carles Puigdemont y Artur Mas, que abogaron por avanzar hacia un Estado independiente dentro de una Europa más cohesionada. Unas “Naciones Unidas de Europa” en las que, a su juicio, los catalanes ejercerían un papel fundamental. Así, Puigdemont y Mas llamaron a convertir Catalunya en “la Dinamarca del Mediterráneo”, que se equipare en derechos sociales a los países más desarrollados del continente.
El actual presidente de la Generalitat y su predecesor en el cargo dieron inicio en Barcelona a la primera conferencia ideológica del PDeCAT (antigua Convergència), en la que se marcará el nuevo rumbo político de la formación y sus principales ejes de actuación. En ese sentido, ambos dirigentes coincidieron en señalar que el actual modelo político de la UE presenta “déficits democráticos” que acarrean el auge del populismo y el euroescepticismo. Ante estas amenazas, Puigdemont y Mas se mostraron partidarios de buscar una mayor integración de los países pequeños y de que los Estados más rígidos de la UE flexibilicen sus posiciones.
Respecto al modelo que su formación quiere para un hipotético Estado catalán, Artur Mas, actual presidente del PDeCAT, defendió que las instituciones no actuarían como una barrera para los ciudadanos, sino más bien como “un asociado o un aliado”, y tratarían de evitar la tentación de convertir Catalunya en un país “estatalizado” en las administraciones públicas, dando prioridad a la sociedad. De esta manera, el expresident puso en valor el papel de las asociaciones a la hora de la construcción nacional: “Catalunya no tiene que perder uno de sus tesoros: haber construido un país que se ha hecho con el coliderazgo del mundo asociativo y privado catalán”, subrayó. Mas cree que, además de la culminación del proceso soberanista, tienen por delante tres retos importantes: sumarse a la cuarta revolución industrial, crear un sistema educativo de excelencia y mejorar los valores democráticos.
Puigdemont, por su parte, insistió en que los Estados “más rígidos, menos flexibles y menos modernos pueden servir menos” a la idea de Europa que él concibe, mientras que los que se construyen “de abajo a arriba” son los que tienen “antídotos contra derivas poco democráticas y populistas”. Asimismo, admitió que no le gusta la UE actual y consideró que Catalunya puede hacer una contribución “con toda la modestia” para avanzar en asuntos como los refugiados, el cambio climático, la globalización o la protección de las lenguas y las culturas. El president también destacó la importancia de la tecnología y la sociedad a la hora de encarar los principales retos de Catalunya en el futuro, porque “no hay nación sin las personas”. En la misma línea, el actual president abogó por convertir las prioridades de la ciudadanía catalana en la esencia de un hipotético Estado independiente.
MACRON COMO REFERENTE Además, el PDeCAT se sumó a las formaciones que en la última semana han reivindicado al presidente electo francés, Emmanuel Macron, como espejo en el que mirarse de cara al futuro. En palabras de la coordinadora general de los soberanistas catalanes, Marta Pascal, la victoria del social-liberal Macron en la presidenciales francesas “reafirma al PDeCAT” en su camino escogido: “Es el gran partido central de la Catalunya del siglo XXI”.
La dirigente aseguró que su formación rehuye la tradicional clasificación entre izquierda y derecha. “¿De verdad no se han dado cuenta de que ni las derechas ni las izquierdas son la solución a nada?, se preguntó Pascal, que definió al PDeCAT como un partido “social-liberal y humanista”, además de “independentista con vocación europea”. A este respecto, concluyó que no darán marcha atrás en el proceso soberanista: “No nos quedaremos en una democracia que nos quiera tutelar, ni en una democracia de baja calidad como la española”.