Hay veces en que uno no puede elegir a su gusto y debe optar por la mejor de las opciones. Esto nos sucede de manera habitual en nuestra vida cotidiana y, tomada la decisión que consideramos mejor, nos hacemos responsables de ella. Cada vez llevo peor las excusas de quien trata de descargar en agentes externos, bien sean las condiciones ambientales, bien la culpa de terceros, bien presiones ineludibles, lo que debe ser una decisión asumida con explicación incluida.
Por eso, que el Gobierno Vasco y el principal partido que lo sustenta, esté inmerso en una campaña explicativa de su acuerdo con el Gobierno español y con el partido correspondiente, es de entrada un ejercicio de responsabilidad. Más dificultades tienen aquéllos que lo atacan sencillamente porque no necesitan explicar su postura opositora. ¿Cuál es? ¿Que no se puede pactar con un Gobierno apoyado por un partido rodeado de corrupción? ¿Qué es lo que no se puede pactar y lo que sí? Dos semanas después, mientras el Gobierno Vasco da explicaciones convincentes sobre la bondad del acuerdo a pesar de las dificultades, la oposición no termina de armar su discurso contrario y echa balones fuera. La culpa siempre es de otro si no hace falta explicar cuál sería tu alternativa.
Cuando Jean Claude Juncker recibe al lehendakari viene a dar un espaldarazo a esa forma coherente de hacer política; no significa que lo coherente sea fácil, incluso a veces es enormemente difícil (¿se nos ha olvidado que de Urkullu decíamos que era un pesimista por repetir hasta la saciedad que aún teníamos muchas dificultades cuando ya los indicadores empezaban a ser positivos?), pero tratar a la ciudadanía como una suma de personas tan responsables como sus gobernantes tiene premio. A lo que dictan las urnas me remito.
¿Qué es lo que le gusta a los rectores de la UE de esta forma de entender la política? Varias cosas. De entrada, la cultura del pacto en una sociedad plural, un poco más que la mayoría porque al eje ideológico se suma el de las diferentes identidades. Y que esa capacidad de entendimiento interno se proyecte también hacia el exterior para alcanzar acuerdos con otras instituciones, las españolas y las europeas.
Añadan que en tiempos de mucha zozobra económica Euskadi ha conseguido mantener el timón con un doble objetivo: mantener el esqueleto de su estado de bienestar y hacerlo compatible con inversiones que animen el crecimiento económico mediante colaboraciones entre lo público y lo privado. ¿Que debe invertirse más en éste o aquel sector? Seguro. ¿Que a la hora de optar por ajustar el gasto se podía haber redistribuido de otra manera? También. Pero algo tendrá el agua cuando la bendicen las urnas y todos los de nuestro alrededor quieren beber de esa fuente.