La víspera del 50 aniversario del bombardeo de Gernika, a escasas horas de que se conmemorase aquel ignominioso acto y se rindiese homenaje a sus víctimas, varios encapuchados arrojaron seis bombas incendiarias caseras contra la población civil indefensa, abrasando a la veintena de personas que se encontraba en el interior de la Casa del Pueblo de Portugalete. El trágico resultado: dos muertos, Maite Torrano y Félix Peña, y cuatro heridos con importantes quemaduras, entre ellos Jesús Ramos, marido de Maite.
Fue el 25 de abril de 1987, hace ahora 30 años. Eran cerca de las diez y media de la noche de aquel sábado de primavera y el local estaba a punto de cerrar. Siete jóvenes se acercaron al exterior y lanzaron los cócteles molotov a la puerta y ventanas del bar, provocando una aterradora bola de fuego en el interior.
Maite Torrano, de 37 años de edad y con dos hijos de 13 y 11 años, militante socialista desde 1977, pudo ver a los encapuchados y avisó a sus compañeros para que se agacharan. Recibió uno de los impactos y sufrió terribles quemaduras en más de la mitad de su cuerpo. Murió a los tres días en la unidad de grandes quemados de Cruces.
Félix Peña, de 55 años, soltero, trabajador de La Naval y afiliado a Comisiones Obreras, sufrió quemaduras de tercer grado en el 52% de su superficie corporal, con especial gravedad en el rostro y los ojos. Murió tras once días de agonía, el 6 de mayo. El atentado fue perpetrado por el grupo Mendeku (Venganza), originariamente vinculado a los Comandos Autónomos Anticapitalistas, como represalia por las extradiciones de miembros de ETA. Cinco integrantes fueron condenados por “homicidio” a 20 años de prisión y otro, a doce por ser menor (17 años).
El ataque fue condenado por todos los partidos, incluido HB, que lo consideró “injustificable” y una “barbarie” y lo atribuyó a “grupos incontrolados enemigos del MLNV”.