bilbao - El Gobierno español y el PNV siguen acercando posturas para llegar a un acuerdo sobre los Presupuestos estatales de este año. No obstante, las discrepancias que todavía los separan en la negociación del Cupo hacen inviable que el acuerdo pueda cerrarse esta semana. Para el PNV es ineludible llegar a un acuerdo sobre el Cupo, el dinero que paga Euskadi al Estado por las competencias no transferidas, como el Ejército o la Corona, y en concepto de solidaridad con otros territorios. El acuerdo tendría tres vertientes. Por un lado, están negociando la liquidación de los últimos diez años, donde el Gobierno vasco cree que se le deben unos 1.600 millones por un cálculo erróneo en la aplicación del Cupo durante todo este tiempo. Han limado discrepancias sobre la liquidación de las políticas activas de empleo y el fondo social europeo. Por otro lado, deben acordar una nueva Ley Quinquenal que abarque desde este año hasta 2021. En tercer lugar, deben estudiar algunos ajustes sobre el sistema en la concertación de impuestos. Esta negociación se entiende como un todo, porque los parámetros que se pacten en un área tienen que aplicarse a las demás, de modo que no se puede dar nada por cerrado mientras no se produzca un entendimiento en todas las vertientes.

La complejidad de la negociación está demorando el acuerdo, aunque el PP diera ayer por hecho que van a firmarlo esta semana. Las fuentes jeltzales consultadas por DNA descartan de manera tajante ese escenario y remiten a la próxima semana. “La semana que viene será clave”, anuncian. Las mismas fuentes precisan que no está tan avanzado como parece, y que las cuestiones que quedan pendientes tienen la suficiente enjundia como para demorar el acuerdo un puñado de días más. Además, puntualizan que la condición del Cupo es una base mínima, pero no suficiente por sí sola para el acuerdo. Es el escollo por excelencia y la cuestión de mayor calado político en la agenda jeltzale, pero también demandan gestos relacionados con la factura energética que tienen que asumir las empresas vascas y que les resta competitividad por los altos costes de producción que implica.

Será el viernes de la próxima semana, día 28, cuando acabe el plazo para registrar las enmiendas a la totalidad. A día de hoy, en vista de las discrepancias que siguen separando a ambas partes, la posición del PNV sería presentar una enmienda a la totalidad, aunque quiere llegar a un acuerdo. También el PP. Por ello, se da por hecho que se producirá un esfuerzo para redoblar contactos en las próximas horas y evitar esa enmienda a la totalidad, aunque cabe puntualizar que ese veto, en caso de presentarse, no sería irreversible y podría retirarse antes de la votación del Congreso, una semana después.

Desde el PP, el delegado del Gobierno español en suelo vasco, Javier de Andrés, se mostró ayer dispuesto a que el pacto se materialice esta misma semana. Trasladó la idea de que es factible. A su juicio, todo lo que está pasando se reduce a una mera cuestión de tiempos y a que el PNV debe elegir cuándo hace público el acuerdo. Pidió llegar a un punto de encuentro “cuanto antes” porque eso “daría tranquilidad”.

allanar el camino Existe voluntad por ambas partes y ya se han apartado del camino varios obstáculos. El Gobierno español ha levantado el veto sobre las convocatorias de empleo de la Ertzain-tza, ha dado un impulso a la entrada del tren de alta velocidad a las tres capitales de la comunidad autónoma y a las obras de la Variante Sur Ferroviaria, retiró su recurso contra la Ley Municipal, y evitó llevar a los tribunales la Ley de Iniciativa Legislativa Popular como gesto político aunque no hubiera acuerdo de fondo con el PNV. A Rajoy le basta con tener 175 votos en el trámite de las enmiendas a la totalidad, y para ello necesita sumar a Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV. El acuerdo con los dos primeros ya está cerrado. Para las enmiendas parciales y la votación final, tendría que sumar un escaño más que espera obtener de Nueva Canarias.