Bilbao - El desarme de ETA carece de ninguna épica y certifica que “ni una sola de las víctimas de ETA debió producirse nunca”. Así se expresó el lehendakari Iñigo Urkullu en una declaración oficial realizada en la sede del Gobierno Vasco en Donostia después de que se hubiera confirmado el desarme de la banda. El jefe del Ejecutivo de Gasteiz estuvo acompañado en la comparecencia por el líder de la Comisión Internacional de Verificación, Ram Manikkalingam -que acudió desde Baiona-; el portavoz de su Ejecutivo, Josu Erkoreka; la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia; y el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández.
En el texto, titulado De la épica a la ética, Urkullu otorgó un especial protagonismo a las víctimas de la banda, de quienes aseguró que todas y cada una de ellas “son hoy sujetos y partícipes de este logró democrático de la sociedad, sus instituciones, la política y los derechos humanos”. Para el lehendakari, las armas de ETA han pasado “del territorio de la clandestinidad a la legalidad”, un desarme exento de épica -insistió- y que viene a demostrar que nunca se debió producir ni una de las víctimas.
Urkullu destacó el trabajo realizado en las últimas semanas, una labor en la que se ha tenido que tejer las condiciones necesarias para que el desarme tuviera un carácter legal, unilateral, completo y sin contrapartidas y, sobre todo, para que llegase a buen puerto. Para ello, el Ejecutivo de Gasteiz -según corroboró el lehendakari- ha estado en permanente relación y comunicación con el Gobierno español, con el Ejecutivo de Nafarroa y la Mancomunidad de Iparralde. Además, esta relación ha sido fluida con partidos políticos y sindicatos . “Ha sido necesario tejer con discreción una confluencia entre instituciones y agentes políticos y sociales que respondiese al valor histórico que este logro representa para nuestra sociedad”, aseguró. Por ello, quiso agradecer la “altura de miras y la colaboración de los gobiernos,. instituciones y fuerzas políticas afectadas de una u otra manera en la gestión de este momento”.
Sentado en la mesa junto a Ram Maninkkalingam, el jefe del Ejecutivo vasco no quiso pasar por alto la labor realizada por la Comisión Internacional de Verificación -muchas veces denostada desde diversos ámbitos- , y por ello quiso dar las gracias a los verificadores “por los buenos oficios” empleados para que se haga efectivo un desarme que, tal como señaló, “ahora deberá ser corroborado por las autoridades judiciales francesas”.
El lehendakari puso la vista en el futuro ya que aseguró que “nada empieza, ni termina hoy”. Así, a su entender la confirmación del desarme legal, definitivo y sin contrapartidas “es un paso fundamental en el proceso de final ordenado de la violencia y de desaparición de ETA”. Una tarea, la desaparición definitiva de la banda que, tras el paso dado ayer, “se desarrollará “en un escenario mejor”.
A su juicio, ahora se trata de seguir trabajando por una “convivencia normalizada” y por ello el Gobierno Vasco dará continuidad, a través de su Plan de Convivencia y Derechos Humanos, al trabajo “en favor de la paz” desarrollado durante años por “tantas personas, entidades e instituciones”. “Tenemos un proyecto de futuro y de esperanza con un objetivo central, el encuentro social, la aspiración de una convivencia normalizada. El compromiso ético continúa”, aseguró.
Donde se debía estar Posteriormente, el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, corroboró en declaraciones a Radio Euskadi que el lehendakari ha tenido una comunicación permanente con las instituciones vascas y con los gobiernos implicados en el proceso de desarme. “Esa comunicación ha existido de manera permanente y era necesaria para que esta iniciativa pueda llegar a buen fin”, afirmó. “El Gobierno Vasco ha estado donde ha estado y ahora reafirma su posición. Ha hecho lo que tenía que hacer. Desde el principio declaró el lehendakari que su implicación y la del Gobierno se iba a llevar a cabo en todo aquello que le fuera posible que estuviera al alcance de su mano, y el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer. En ese sentido, reafirma su posición, su trayectoria y el resultado final lo avala”, manifestó.
Al igual que el lehendakari, Erkoreka quiso despojar de cualquier épica o ética a la actuación de ETA. “Ante quienes han pretendido históricamente atribuir un significado mínimamente ético a lo que ETA representaba, el proceso de desarme cuestiona toda la historia anterior y pone en evidencia que esas armas siempre estuvieron de sobra y que jamás debieron haberse utilizado para los fines para los que se utilizaron”, aseguró.
A su juicio, este proceso “ha terminado bien”, pero destacó que “nada termina y nada empieza ahora”, tal como también había afirmado el lehendakari en su comparecencia. “Seguimos trabajando como hemos venido haciendo hasta ahora por la consecución de una convivencia normalizada, los objetivos finales todavía están en camino y hay que seguir trabajando”, apostilló.