barcelona - Mariano Rajoy presentó ayer su primera oferta concreta a Catalunya tras casi cinco años de proceso soberanista. El presidente español ofreció 4.200 millones en infraestructuras, con lo que volvió a dejar claro que su techo a la hora de realizar ofertas está en las inversiones y no contempla otras cuestiones de cariz más político y ambicioso como una reforma del Estatut, un pacto similar al Concierto Económico vasco o una reforma constitucional. Al otro lado se topó con la frialdad del Govern de Carles Puigdemont, que puso en duda la credibilidad de sus propuestas tras años de incumplimientos de su gobierno y anteriores ejecutivos. Además, en otras ocasiones los soberanistas han avisado de que ninguna oferta iba a detener el referéndum de independencia previsto para septiembre a más tardar.
Rajoy presentó su oferta en Barcelona, en plena campaña para redoblar su presencia en tierras catalanas. Tras haber asistido el domingo a la designación de Xavier García Albiol como presidente del PP catalán, ayer regresó para presentar su paquete de inversiones ante 500 empresarios, a los que pidió ayuda y alertó de que el proceso soberanista puede poner en riesgo la recuperación económica. En concreto, anunció 4.200 millones en infraestructuras hasta 2020, unos fondos que se destinarán en su mayor parte a la red de cercanías (Rodalies), con 1.882 millones en esta legislatura y 2.000 en la próxima; y el Corredor Mediterráneo, la red para conectar los principales centros logísticos y de producción y los puertos y aeropuertos. Los tramos catalanes de ese corredor estarían listos en la primavera de 2020.
La inversión en esas infraestructuras es una de las reivindicaciones que se plantean en el documento de 46 puntos del president Puigdemont. Es una reivindicación histórica y entronca también con el agravio fiscal que denuncia Catalunya al entender que sus ciudadanos aportan más en materia de impuestos a Madrid de lo que reciben después en inversiones para el territorio. Sin embargo, el Govern no dio credibilidad al anuncio y algunos sectores lo encuadraron en la campaña del no de Rajoy con vistas al referéndum de independencia. Está por ver si esta es la única oferta de Rajoy o es la primera parte de un paquete de iniciativas para el territorio. Puigdemont avisó ayer de que los catalanes solo esperan “poder votar” en el referéndum, la “única promesa” que cumpliría sus expectativas. En declaraciones desde Washington, recordó que otros gobiernos han hecho promesas similares sobre inversiones que han quedado en papel mojado. “Le propondría que firme una cláusula antiincumplimiento”, zanjó.
Rajoy aseguró ayer que ese plan de inversiones será “realista, viable y verificable en todas sus etapas”, pero la portavoz del Govern, Neus Munté, también acogió sus palabras con “inmensa incredulidad”. A su juicio, “tienen la misma credibilidad que el Presupuesto del Estado de 2015, del cual se ejecutó menos del 6% en lo que se refiere a Renfe, y menos del 30% en Adif”. Las principales asociaciones empresariales catalanas, como la Cámara de Comercio y las patronales Foment y Pimec, también mostraron recelos.
Rajoy presentó su oferta acompañado de varios ministros, entre los que estaba su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Apostó por recuperar la concordia y los puentes, mientras en una entrevista con La Vanguardia evitaba entrar en los detalles de una reforma de la Constitución argumentando que no es un experto constitucionalista, y rechazaba también recuperar los artículos tumbados en el Estatut.