Barcelona - Un escrache al PP protagonizado ayer por una organización política juvenil de la órbita de la CUP, denominada Arran, puso a prueba la solidez de los partidos que conforman el bloque soberanista catalán. Aliados para gestar un nuevo referéndum o en la reciente aprobación del presupuesto, sin embargo Junts pel Sí tuvo que salir a la palestra para tirar de las orejas a los cuperos por acompañar a una treintena de miembros del colectivo que trataron de entrar en la sede central de los populares en Barcelona. PDeCAT y ERC reaccionaron con rapidez para condenar la acción y reclamar seguir haciendo camino en el procés mediante el uso en exclusiva de las vías pacíficas.

Los jóvenes no pudieron pasar del arco de seguridad de la sede del PPC, en cuyo interior se encontraba la cúpula del partido en Catalunya. Una dotación de los mossos tuvo que intervenir, si bien no hubo incidentes salvo la colocación de pegatinas y carteles y la pintada de una bandera independentista. Los miembros de Arran, que estuvieron acompañados por la parlamentaria Anna Gabriel y el exportavoz de la CUP David Fernández, colocaron una pancarta con el lema La autodeterminación no se negocia. Referéndum sí o sí, tras lo que aseguraron que los populares son “de herencia franquista y el representante más rancio de los Països Catalans”. Asimismo, solicitaron a Junts Pel Sí que “abandone la vía del pacto”, porque el pueblo catalán “no admite traiciones”. “Estamos dispuestos a defender por todos los medios la autodeterminación”, concluyeron.

La acción de Arran generó una cascada de reacciones. Las primeras, provenientes del partido gobernante JxSì, que situó sus líneas rojas a la hora de reivindicar el procés de forma tajante. Tanto ERC como PDeCAT se solidarizacon con el PPC, a la par que advirtieron a los cuperos que “las victorias de este país no las conseguiremos con ocupaciones”, tal y como lo hizo el portavoz republicano Sergi Sabriá. Desde EE.UU., donde está de visita institucional, el president Puigdemont evidenció que hechos como los acaecidos ayer en la capital catalana “no sólo no ayudan sino que dan argumentos a aquellos que no quieren dar ninguna oportunidad al diálogo y a la negociación”. “No es el bueno camino. Es un error. Solidaridad absoluta”, apostilló.

La reacción del PP ante la “salvajada” protagonizada por “un grupo de fascistas que representan lo peor y lo más rechazable de la sociedad catalana”, como les catalogó el líder del partido en Catalunya, Xabier García Albiol, tampoco se hizo esperar. Inicialmente reclamaron la condena del resto de partidos, a lo que durante la jornada de ayer se sumó la presentación de una denuncia contra Gabriel, Fernández y la “tribu” de Arran y la petición de que Puigdemont rompa con la CUP. La vicepresidente del Gobierno, Soraya Sánez de Santamaría, aseveró que “el Govern tiene un problema”. Y no es otro que haber “sucumbido a la radicalidad en la que vive instalada la CUP”.