Lo malo de hacer las cosas a destiempo es que no se satisface a nadie. Ni mucho menos a los ajenos, pero es que tampoco a los propios. Y eso, si consigues que lo que haces le importe a alguien.

Algo así ha ocurrido también con el ya tercer anuncio de desarme de ETA, esta vez por vía interpuesta, que con lo que debería significar ha pasado sin pena ni gloria.

Sirva como ejemplo mi propia experiencia personal. Ayer estuve todo el día en una feria de emprendimiento de la FP en Durango por la que pasaron más de 1.000 personas y al contrario de lo que ocurrió cuando anunciaron el cese definitivo de la violencia, nadie, y subrayo ninguno de los 1.000, hizo ni el más mínimo comentario sobre el anuncio.

Es más, hasta que me pidieron que escribiera sobre el tema, ni me había enterado. Y suelo estar bastante enganchado a las redes sociales.

Añadido a la indiferencia general, debemos sumar el consabido rosario de reacciones políticas que no han variado ni un milímetro de lo que cabía esperar o que en el peor de los casos han elevado un tono sumando al clásico “además del desarme queremos disolución” una petición de perdón.

Pero esto no es todo, estoy seguro, que no tardarán en aparecer aquellos que además de la disolución exigirán la entrega de todos los militantes de ETA ante las autoridades, españolas a poder ser, porque de lo contrario no se les podrá tomar en serio.

A partir de aquí podemos empezar a señalar a los responsables de esta situación e ir desde quien culpa a la propia ETA de querer sacar partido político del retraso hasta quien considera que han sido los gobiernos español y francés quienes han impedido que ese desarme se diera.

Sea como fuere, lo que parece claro es que, ya que estamos ante un nuevo intento de ETA de hacer desaparecer su arsenal, aunque no sea más que por una cuestión de seguridad y de zanjar el asunto de una vez por todas, hay que exigir a quienes pueden colaborar en ello que lo hagan, o al menos que no estorben.

Y aunque siguen quedando algunos flecos que tendrá que ser la propia ETA quien los aclare: qué fórmula van a emplear para garantizar que, efectivamente, ya no quedan más armas en sus manos; si van a dar la localización de los zulos; si esta entrega de armas está condicionada a que durante los próximos 20 días no haya operaciones policiales que puedan ponerla en peligro?

Da la sensación, de que esta vez puede ir en serio.

Es decir, que visto que ya vamos tarde y no le va emocionar a nadie, a ver si se pueden hacer las cosas bien y no quedan margen para la duda o para la crítica interesada y aquellos que se han prestado a colaborar no salen malparados por su buena intención, que, como bien sabemos no sería tampoco la primera vez.