Díaz dejó descolocados a muchos dirigentes de su partido cuando en junio de 2014 decidió retirarse de la carrera de las primarias para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba; muchos habían apostado por su candidatura aunque ella nunca la anunció, y su renuncia fue determinante para que Sánchez tomara la decisión de presentarse. Díaz y los suyos respaldaron entonces a Sánchez para cerrar el paso a Eduardo Madina, pero la alianza duró poco y las especulaciones sobre su “salto” a Madrid han sido constantes, sobre todo tras ganar -hace ahora dos años- las elecciones andaluzas, el primer triunfo del PSOE tras encadenar varias derrotas electorales en España.
Pero la dirigente andaluza administra sus tiempos. No fue esa la única vez en la que, pese a la insistencia de muchos de sus compañeros, sobre todo los barones, decidió permanecer en su tierra. “Mi pasión es Andalucía y el único tren que voy a coger es el de Andalucía”, proclamó en la siguiente ocasión para cortar de raíz los rumores sobre si se presentaría, siete meses después, a las primarias para elegir al candidato a la Presidencia del Gobierno.
Desde aquella primera ocasión en la que dijo “no”, Díaz ha ido sumando victorias electorales en su tierra (europeas, generales y autonómicas) a la par que su partido iba acumulando derrotas a nivel nacional, y la posibilidad de que se hiciera con las riendas de la organización ha sido objeto de especulación permanente. Ante el desgaste sufrido al posicionarse en contra de que el PSOE intentara gobernar tras el “batacazo” de las elecciones generales y después de haber sido acusada de dar un “golpe encubierto” para desbancar a Sánchez, Díaz, consciente de que había quedado “tocada”, se mantuvo en silencio a la espera de que cicatrizaran las heridas.
Sabedora, además, del riesgo de compatibilizar la secretaría general con la Presidencia de la Junta, ha medido cada uno de sus pasos hasta asegurarse de pisar terreno firme, de modo que, aún estando su futuro y el de su partido en manos de los militantes, todo parece indicar que los datos que maneja le “aseguran” una mayoría en las primarias.
A pesar de haber esperado tanto tiempo, siempre ha negado “tacticismo” en su toma de decisiones, y ante esta nueva cita de primarias ya avisó a finales del pasado diciembre que hablaría cuando se abriera el proceso congresual. “No me va a condicionar nada ni nadie; tomaré la mejor decisión para mi partido y mi tierra; primero el proyecto y luego quién será el mejor entrenador”, fueron sus palabras.
Pero unos meses antes había dado ya alguna “pista” recurriendo al refranero -“Vísteme despacio que tengo prisa”- y, dado que otros ya habían adelantado su candidatura, decidió ser más explícita en uno de los muchos actos que ha protagonizado desde entonces: “Tengo fuerza, tengo ilusión y me encanta ganar”, dijo el 12 de febrero en Madrid ante más de 2.500 socialistas, la mayoría alcaldes y concejales convocados por el regidor de Vigo, Abel Caballero.
Pero no ha sido éste el único gran acto que ha protagonizado, pues a diferencia de sus adversarios en las primarias, su doble condición de presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE de Andalucía le aseguran la proyección dentro y fuera de su partido.