Bilbao - Sobre sus espaldas transportan una experiencia de dolor por los efectos de la violencia. Pero Axun Lasa, torturada en 1982 por la Guardia Civil y hermana de la víctima de los GAL Joxean Lasa, y Mari Carmen Hernández, viuda del concejal de Durango Jesús María Pedrosa asesinado por ETA en 2000, supieron rehacerse de su trauma para exponer su experiencia en las diferentes planes restaurativos impulsados por el Gobierno Vasco. La iniciativa Glencree, en la que víctimas de vulneraciones de derechos humanos compartieron sus vivencias, unió sus caminos y ayer hicieron un alto en ese recorrido en favor de la convivencia que comparten durante la presentación del informe de Amnistía Internacional.

“Verdad, memoria, reconocimiento y reparación” fueron cuatro palabras que ambas mujeres compartieron. Expusieron sus duras experiencias, en las que vieron conculcados sus derechos más básicos; pero también lanzaron un alegato para que la sociedad tome “conciencia de lo injusto e injustificable de todo el sufrimiento padecido por todas las partes”, según señaló Hernández, que narró la pesadilla vivida por la persecución ideológica a la que fue objeto su familia. ·Es necesaria la autocrítica de quienes justificaron la violencia y el terrorismo si queremos llegar a la verdadera convivencia”, proclamó. “Quien entiende a una víctima, las entiende a todas”, resumió Lasa para instar a todas las partes -instituciones incluidas, ya que de ellas obtuvimos “desprecio”, afirmó- a trabajar para “asumir los errores del pasado y no volver a cometerlos”. “Puede haber diferentes víctimas y no se trata de cifras o porcentajes, ya que el dolor es igual en todas ellas”, según reclamaron. - I.F.