donostia - El expresident Artur Mas explicó ayer el procés catalán desde la “legítima defensa” ante la “agresión” a base de permanentes recentralizaciones por parte de un Estado español al que ve “muy lejos” de proponer una oferta a Catalunya o de terceras vías como las que se rumorean en los últimos días. Si lo hace, el presidente del PDeCat (la refundada Convergència) sugirió dos condiciones: que esa propuesta se someta a referéndum y que “esa oferta, que sería bueno que hubiera, apareciera al lado de la pregunta por la independencia”.
“No nos negamos a una oferta del Estado”, declaró Mas a preguntas del público que abarrotó los 1.800 asientos del cubo grande del Kursaal en el acto que celebró junto al exlehendakari Juan José Ibarretxe, pero ese planteamiento, “que está muy lejos de existir”, debería ir en un referéndum junto a la pregunta de la independencia: “Y que la gente decida. No tendría sentido esa oferta y que un Parlament con mayoría absoluta no pudiera poner su opción en la mesa”.
“No sé cómo va a acabar este año”, confesó Mas sobre este 2017 señalado en rojo para celebrar un referéndum sobre el que vuela el fantasma del 9-N (que acabe en una consulta sin pactar y con participación insuficiente). A su entender, “hay tres cosas que ocurrirán este año”.
En primer lugar, los juicios a dirigentes como él mismo, Irene Rigau e Joana Ortega, además del que arranca el lunes por la misma causa del 9-N en el Tribunal Supremo contra Francesc Homs -aplaudido en el Kursaal- y el que puede iniciarse contra Carme Forcadell.
“El Estado como mínimo hará eso y seguramente no se quedará ahí. Se oye hablar de precintar escuelas, de recuperar competencias, de aplicar el artículo 155 de la Constitución...”, enumeró Mas, que evocó la máquina de hacer independentistas: “El Estado se puede encontrar con que cuantos más líderes soberanistas pasen por los juzgados, haya una reacción de orgullo y una apuesta democrática fuerte que tuerza las previsiones del Gobierno español y lo deje en una situación peor que la de ahora”.
En referencia a los tribunales, el expresident también denunció la “politización descarada de la justicia”, no ya solo con la sentencia del Estatut en 2010 sino también con la “judicialización de la política” en un contexto al que, añadió, la “guerra sucia que desde determinadas instancias del Estado se activa por vías ilegales intentando desprestigiar a los políticos soberanistas catalanes”.
El segundo hito que prevé para 2017 es que el Parlament, antes del referéndum, aprobará un marco legal que, sin ser el del futuro Estado catalán, servirá para transitar hacia él. Puede ser parecido al marco actual, “porque hay que dar seguridad a la sociedad. No pedimos aventuras personales, sino que apoyen colectivamente a través de la movilización y del voto”.
“No tiraremos la toalla” “Si antes no se ha encontrado posible acuerdo con el Estado, lo que veo más lejos que la cima del Everest”, aludió Mas a una metáfora que empleó Ibarretxe, “habrá alto grado de tensión con el Estado”. Y no consideró que ese nivel baje con el tercer hito de 2017: “Con la convocatoria del referéndum el grado de tensión puede ser mayor”. Eso sí, rechazó entre una salva de aplausos una marcha atrás a estas alturas: “La alternativa a no seguir sabiendo que no encontraremos un interlocutor dispuesto a escuchar, que es lo que quisiéramos, sería tirar la toalla; y no hemos hecho todo lo que hemos hecho para tirar la toalla en el último momento”.
Durante su intervención, que arrancó con la mayoría de los asistentes aplaudiendo en pie con gritos de “independentzia” y rondó los 45 minutos, Mas explicó tres claves para entender el procés, otras cuatro para comprender “el éxito”, y “cuatro momentos” que marcan esta trayectoria.
Por un lado, subrayó que el proceso “parte de la base del pueblo, no es una cosa de Mas y otros cuatro políticos”; es “cívico, pacífico e integrador, con gente de orígenes, culturas e incluso lenguas diversas”, sin “quemar un contenedor o romper un solo cristal”; y, por último, que solo se entiende desde la “pulcritud democrática y, aunque a algunos les sorprenda, la apuesta permanente por la legalidad: un proceso que empieza en las urnas y va a terminar en las urnas”.
No quiso definir el proceso como unilateral “porque el ánimo es positivo, no de desobediencia por desobediencia”. En respuesta a una de las preguntas de un acto que Mas e Ibarretxe calificaron de “académico” más que político, el exlehendakari apuntilló esta tesis con Kosovo como ejemplo: “Entre los argumentos podridos que se emplean está lo de unilateral, que no existe cuando la otra parte no se sienta en la mesa”.
¿Cómo entender el camino “de éxito” actual? Que Catalunya, dijo Mas, “no solo proclama, sino que ejerce el derecho a decidir. Así nos reconocemos y nos respetamos a nosotros mismos. Es fundamental para que alguien más te reconozca”; que la unidad política y la movilización social “son un binomio, van juntas”; que hay una mayoría social próxima al 80% partidaria del derecho a decidir (“defendemos el derecho a decidir por encima de todo”); y, por último, que el reconocimiento internacional “vendrá después de todo lo anterior: “Si no somos capaces de culminar proceso, no nos va a reconocer nadie”.
En un acto organizado por Agirre Lehendakaria Center y Gure Esku Dago cuyos protagonistas reconocieron que sirvió para unir lazos entre los pueblos catalán y vasco en un momento en el que la relación entre ambos no estaba en sus mejores horas, Mas fijó en el “gran fiasco del Estatut amputado por el Constitucional” el arranque de un procés que además de reactivo, es de acción hacia la “Dinamarca mediterránea”.
“El movimiento soberanista es de acción y reacción. Reacciona ante una agresión. El Estado español nos está agrediendo, y no solamente a nosotros, en forma de reconquista competencial”, explicó Mas una tendencia cuyo inicio fijó en el año 2000 con la mayoría absoluta de José María Aznar, y que, en coincidencia con voces como las del Gobierno Vasco, “se acaba de torcer con la excusa de la crisis económica con el Gobierno de Rajoy. Algo por lo que habíamos luchado mucho se nos está quitando”.
“Sin miedo” al Estado El expresident recordó cómo el fallo del Estatut cambió posiciones -como la suya propia- partidarias de un pacto fiscal “como el Concierto Económico” por ser un “nuevo Estado en Europa”, con las manifestaciones con 1,5 millones de personas. Luego llegaron las elecciones anticipadas y el 9-N, en el que “lo más importante que hizo la sociedad fue un acto de soberanía y sobre todo, lanzar un mensaje claro de le hemos perdido el miedo al Estado español”.
El cuarto y último momento, su adiós a la Generalitat. Con el trasfondo de que pudiera ser el candidato del PDeCat a las elecciones que tendrán lugar el próximo año, Mas evocó aquellas negociaciones de Junts pel Sí con la CUP, que supusieron su marcha: “Lo volvería a hacer. Intuí que aquella decisión le daba una oportunidad grande al proceso catalán. En los momentos claves de un país, un político tiene que saber que sus decisiones tienen que pensar primero en su país, después en su partido, y después en su persona. No al revés”.