gasteiz - Iñigo Urkullu acaba de arrancar su segundo mandato como lehendakari y comienza a esbozar su hoja de ruta para los próximos meses. El periplo lo va a realizar renovando la confianza depositada en su equipo inmediato de colaboradores, conformado por el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, la responsable de Acción Exterior, Marian Elorza, y el secretario de Presidencia, Txus Peña. Recibe a este diario en la sede de Lehendakaritza en una mañana de vértigo, en medio de una agenda muy apretada repleta de entrevistas y reuniones con su propio equipo. Su Gobierno está centrado ahora mismo en la elaboración de los Presupuestos, donde reconoce que la distancia es por ahora mayor con EH Bildu y Elkarrekin Podemos, aunque no prejuzga. Descarta cualquier cambio de cromos con el PP para cruzarse apoyos en las Cuentas estatales y vascas, todo ello en un contexto en el que tanto se está especulando con un deshielo en las relaciones con Rajoy. Urkullu pide hechos más allá de los gestos.

¿Qué impronta quiere dejar en este segundo mandato? ¿Qué saltos deberían producirse con respecto al primero?

-Hay un acuerdo entre el PNV y el PSE en cuatro ámbitos que creo que son capitales para avanzar: empleo, políticas sociales, consolidación de la paz y la convivencia, y más y mejor autogobierno. ¿Impronta que quiero dejar? Que Euskadi haya avanzado en todos esos órdenes.

¿Tenía claro desde el primer momento que debía haber un gobierno de coalición para que hubiera estabilidad?

-Bueno, lo tuve claro también hace cuatro años, cuando ofrecí un gobierno de coalición a EH Bildu y PSE. No quisieron entrar. En la campaña pasada nos comprometimos con un gobierno fuerte y abierto, que ofreciera la mayor solidez posible. Ofrecimos a todos los partidos por igual diez ejes de acuerdo. Dos partidos se autoexcluyeron, PP y Elkarrekin Podemos; EH Bildu interpretó desde el primer minuto que no se dan las condiciones para asumir una corresponsabilidad de gobierno con el PNV y tiene que ver con la presencia de Podemos en la oposición, como reconoció en las conversaciones; y teníamos una base de trabajo acumulada con el PSE, con quien alcanzamos un acuerdo de reactivación económica en septiembre de 2013, hemos tenido acuerdos en los Presupuestos en tres años consecutivos, hay una base de entendimiento en los gobiernos de coalición en otras instituciones y tenemos una interpretación bastante común del diagnóstico de la sociedad vasca. Por lo tanto, se dan las condiciones para un gobierno de coalición.

¿Por esas coincidencias pasadas se veía venir que el acuerdo iba a ser con el PSE y no con EH Bildu, por las discrepancias económicas?

-No por la base del acuerdo sobre reactivación económica o los proyectos presupuestarios aprobados. Entra en juego la voluntad de las formaciones políticas y, como digo, EH Bildu respondió, pero respondió con unos planteamientos que a mi modo de ver no tienen una credibilidad en cuanto a la viabilidad económico-presupuestaria y la sostenibilidad futura. No pisan el realismo ni las posibilidades a afrontar por las instituciones.

En la estructura de Lehendakaritza, ¿mantendrá su confianza en Marian Elorza, Txus Peña y Jonan Fernández, en ese último caso pensando que en materia de paz va a haber continuidad?

-Sí, lo que no sé es si la estructura va a ser la misma. Estamos en un proceso de reflexión sobre los decretos de estructura orgánica, pero la confianza es plena en todas las personas que han estado al frente de las tres secretarías generales.

¿Se siente cómodo con los consejeros del PSE?

-Sí, primero porque antes que una situación de comodidad con las personas, hay un acuerdo entre los dos partidos con 115 compromisos, un único proyecto compartido. Con las personas que ha designado el PSE, yo me siento absolutamente cómodo. No tengo ni un ápice de cuestionamiento o incertidumbre.

¿Tiene alguna intencionalidad que haya una consejera socialista encargada del diálogo social con los sindicatos y la patronal?

-No, primero porque el ámbito del diálogo social nunca ha estado contemplado a quién corresponde. Pero ha habido una costumbre de que sea la consejería de Trabajo, por la relación con los sindicatos. No tengo ningún problema en que esa relación la tenga María Jesús San José pero, por mucho que haya consejeros del PNV y el PSE, es un único Gobierno. El contenido del diálogo social puede estar dirigido en primera instancia por una persona, pero también compartido con otros consejeros, como la legislatura pasada, porque se puede hablar del plan de reactivación y eso afecta a otros departamentos.

¿Su Gobierno está orientado hacia la negociación con Madrid, en vista de la consejería de Autogobierno o viendo a Pedro Azpiazu en Hacienda como negociador del Cupo?

-No por Azpiazu, porque responde, salvando la distancia de las personalidades, al mismo perfil que representaba Ricardo Gatzagaetxebarria, que por decisión propia decidió no seguir, pero fue diputado y senador también. Los dos conocen la vida política del conjunto del Estado, el Concierto Económico y la defensa del autogobierno. En el caso de Josu Erkoreka, la denominación del Departamento sí obedece a otra interpretación, en una legislatura en que la actualización del marco de autogobierno supone diálogo con las instituciones del Estado, y sí le he querido dar una identificación de una legislatura en que la actualización del marco de autogobierno tiene que estar muy presente en la acción del Gobierno Vasco.

¿Como una vía de diálogo y de pacto?

-Sí, evidentemente.

Con esa estructura de Gobierno, descarta claramente una vía unilateral.

-Primero, las propias personas tienen un conocimiento de la institución pública, han sido consejeros en gobiernos anteriores, como Iñaki Arriola, del PSE, o María Jesús San José, que conoce el Gobierno Vasco y la Diputación de Araba. Menos quizá Alfredo Retortillo. Pero los representantes del PNV todos tienen la experiencia acumulada de gobiernos anteriores, incluido Bingen Zupiria, que pudo haber parecido una sorpresa, pero fue secretario general con Ardanza. Ese conocimiento institucional hace que sean personas que desde el minuto uno saben que tienen que aplicar el diálogo y la voluntad de acuerdo, más cuando formamos parte de un gobierno en minoría. Si tuviéramos que mirar a la política española y respondiendo a la pregunta, sí es un perfil de personas que tienen capacidad de diálogo y negociación con Madrid en todos los órdenes. No he buscado un perfil político de gobierno rupturista ni de no disposición al diálogo, sino lo contrario.

¿Qué mínimos debería asumir el Gobierno español para que se recondujeran las relaciones?

-El mínimo básico es el reconocimiento de Euskadi como una comunidad que es una nación, que tiene vocación política de ser una nación, que quiere tener un encaje en el Estado español. Pero hay un mínimo básico previo que es el reconocimiento de Euskadi como un hecho singular y con un autogobierno singular. Es lo que no está respetando el Gobierno español, en la legislatura pasada con continuos recursos. Por eso estamos planteando en el acuerdo entre el PNV y el PSE que lo primero es la defensa del autogobierno. Y lo segundo es la profundización en el autogobierno. Y el mínimo para el entendimiento con el Gobierno español es que entienda el hecho singular del autogobierno singular, y que lo respete.

¿De qué hechos concretos estaríamos hablando? ¿Cómo interpretaría que Madrid ha asumido la realidad diferencial de Euskadi?

-Hasta el momento estoy escuchando palabras de lealtad y respeto, y de intentar tener un giro en la política de recursos sobre las decisiones del Parlamento Vasco y el Gobierno. En ese sentido, quiero ver con hechos una nueva disposición por parte del Gobierno español. En concreción, retirar recursos y cumplimiento del Estatuto de Autonomía. Hay tantas materias y funciones pendientes de ser transferidas, como materias que han sido recurridas por parte del Gobierno español. Esa balanza tiene que desequilibrarse absolutamente con la transferencia de las competencias y la retirada de los recursos. En el ejercicio de las transferencias, soy consciente de que es un ejercicio progresivo y tiene otro apéndice que es la liquidación del Cupo desde 2007. Si entramos en la paz y la convivencia, con una modificación de la política penitenciaria.

¿Qué recursos y transferencias serían más urgentes? ¿En transferencias, las pensiones y prisiones, y en los recursos, los planteados a las OPE de la Ertzaintza?

-Hay varios recursos, no solo el de la OPE. El interpuesto contra la llamada ley de víctimas de abusos policiales me parece importante, pero no solo son recursos contra leyes vascas, sino decisiones que el Gobierno español tomó en virtud de su mayoría absoluta pasada y que afectan a cuestiones competenciales que nos corresponden a la CAV, como la Lomce. En las funciones pendientes de ser transferidas, creo que hay un bloque que es el de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social en virtud de la disposición transitoria quinta del Estatuto de Autonomía en base a un concierto, la gestión de los centros penitenciarios, y están también los aeropuertos y puertos como cuestión que para nosotros es vital. Están los ferrocarriles de vía estrecha Feve y trenes de cercanías que todavía existen en Euskadi y son de titularidad estatal, junto con inversiones a las que hay que proceder y tienen que ver con el tren de alta velocidad o el aeropuerto de Foronda. En esos bloques estaría identificando las prioridades.

¿Le han sondeado ya Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaría cuando estuvo en la toma de posesión?

-Yo no he hablado con Sáenz de Santamaría salvo lo justo en el acto bajo el Árbol de Gernika y la disposición a hablar, pero no he profundizado en el diálogo. Tampoco lo he hecho con el presidente del Gobierno español. Tuvimos una conversación de cortesía política cuando fui elegido por el Parlamento, donde hubo una felicitación y disposición a hablar. Esa disposición está sujeta a la agenda del presidente del Gobierno español.

¿Le ha pedido una reunión?

-No hemos hablado de reuniones, pero sabe que no tengo ningún problema en reunirme siempre que sea para tener ya resultados. Tengo la experiencia de cinco años de relación y la experiencia me lleva a decir que está bien que nos reunamos y yo le lleve documentación, pero tiene que haber otra parte, y es responder con hechos concretos.

¿Se abre una ventana de oportunidad para el acuerdo teniendo en cuenta que Rajoy tiene minoría y está lanzando guiños?

-Es una realidad la necesidad del PP, pero eso ya depende del PNV como partido. Pero además de esa realidad, hay otra superior: en el Estado español no podemos seguir en esta situación de crisis de modelo territorial, no podemos seguir sin el encaje de las naciones sin Estado como Euskadi y Catalunya. Se ha comprobado que existe un problema y una conflictividad generada por sucesivos gobiernos españoles.

¿También le va a plantear a Rajoy que no obstaculice un desarme de ETA ante las instituciones vascas?

-Actúo con absoluta lealtad en aquello que además sé que es competencia de otras instituciones, del Gobierno español y el francés. Siempre he planteado nuestra disposición a colaborar y ayudar, y desde el reconocimiento de las dificultades que un gobierno puede tener, por sus razonamientos que puedo o no compartir sobre la relación con una organización terrorista como es ETA y que no quiera dar el paso de abordar un proceso de desarme, sí le pido que facilite que el Gobierno Vasco lo pueda gestionar con el compromiso de la lealtad absoluta por parte del Gobierno vasco.

Entonces, se necesita cierta autorización de Madrid para que la Ertzaintza cruzara la muga...

-Bueno, no diría autorización. Diría que yo soy un representante ordinario del Estado como lehendakari, así fui elegido y figura en el decreto. Creo que caben delegaciones de las funciones que corresponden al Estado en aquellos que son representantes ordinarios del Estado.

¿Tiene algún indicio de que ETA quiera dar ese paso de acceder a un desarme solamente vasco?

-Lo que tengo es la esperanza basada en las últimas respuestas ofrecidas desde el Foro Social, porque no ha contado con una respuesta satisfactoria por parte de ETA. Hay una disposición en el Foro Social que reconoce la posible participación del Gobierno Vasco. Nos colocan al nivel de otras instituciones y organismos, pero yo creo que es para cubrir las apariencias y por una cuestión de consumo interno a sabiendas de que el Gobierno Vasco es una institución pública con una responsabilidad superior a la que puedan tener otros agentes sociales.

¿La posibilidad de tender puentes con Rajoy facilitaría el deshielo con el PP vasco? ¿Por qué rechazan el Gobierno Vasco y el PNV la posibilidad de un cruce de apoyos con el PP en los Presupuestos estatales y vascos? ¿No sería consecuente?

-Esa es una cuestión del PNV. La disposición del Gobierno es a hablar con todos los partidos, y no creo que las cosas hayan de presentarse en ese cambio de cromos.

¿A quién se dirigirán en primer lugar para negociar los Presupuestos?

-A los tres en conjunto, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP. Primero tenemos que aprobar el anteproyecto en Consejo de Gobierno y enviarlo al Parlamento, y se puede hablar de mayor a menor, o de menor a mayor representación parlamentaria. Pero nos reuniremos con los tres partidos. En la reunión se verá el clima y la disposición de cada uno de los grupos. No prejuzgo a priori nada.

¿No ha visto una disposición más constructiva en el PP? Dice Alonso que él tiende la mano, pero el PNV se la muerde.

-Él vive afectado por una interpretación equivocada porque lo simplifica en la composición de la Mesa del Parlamento, que tiene cinco miembros y es lógico que el PNV aspirase a tener dos. Si eso es lo que le molesta, me parece que está equivocado o busca una escenificación. Tampoco puede poner el ejemplo del Ayuntamiento de Gasteiz cuando vivimos en una dinámica permanente del PP de acusaciones de corrupción al PNV y denuncias ante los juzgados. No creo que haya razón para que el PP diga eso, al contrario, si tuviéramos que decir algo desde el PNV, es el ejercicio que ha hecho el PP hacia el PNV, pero creo que hay disposición a entendernos. El PNV la tiene, y creo que superado el trámite de la Mesa del Parlamento como hecho puntual, veremos si hay disposición del PP más allá de decir que tiene la mano tendida.

De hecho, ¿en principio no está el Gobierno Vasco más alejado de EH Bildu por las propuestas económicas que ha planteado?

-A priori, así parece. A priori. Veremos cuáles son los planteamientos que hacen EH Bildu, Elkarrekin Podemos o el PP. A priori, da la impresión, por las conversaciones entre el PNV y EH Bildu para un acuerdo programático en la legislatura, que los planteamientos que se hacen por EH Bildu no tienen encaje en ese principio de realismo y de sostenibilidad y viabilidad económica presupuestaria. Pero veremos.

El pacto con los socialistas no suma mayoría absoluta. ¿Descarta que tenga que decretar una prórroga, como en el primer año de su anterior mandato, porque no tuvo apoyos?

-En política yo no descarto nada, pero no falto a la verdad al decir que las directrices económicas en ese momento eran compartidas por el PP. Y si luego el PP presentó una enmienda a la totalidad cuando días antes estaba diciendo otra cosa en privado, obedecerá a otros cálculos de su papel en una oposición que parece que ejercía el PSE, un partido al que había dado apoyo parlamentario en la legislatura anterior... De hecho, después aprobamos un Presupuesto en 2014 con el voto favorable del PSE y la abstención del PP... Esa experiencia está acumulada y hay una disposición al diálogo y creo que en principio de realismo y viabilidad económica y sostenibilidad de políticas, el PP quizás vea cuál ha sido la evolución de los presupuestos de manera diferente a la que puedan verla Elkarrekin Podemos y EH Bildu, pero no prejuzgo.

¿Los Presupuestos se moverán más o menos en los mismos parámetros que este año, con los mismos recursos y sin alegrías?

-Sin alegrías, desde luego, porque lo que ha resultado del Consejo Vasco de Finanzas de octubre es que podamos disponer de 150 millones más de gasto pero que están la mitad de ellos condicionados al incremento de la masa salarial, deslizamientos del personal de la administración vasca y otros compromisos adquiridos en farmacia o renta de garantía de ingresos e innovación. La disponibilidad efectiva va a ser limitada, pero espero que puedan ser unos Presupuestos que garanticen las políticas públicas en sus servicios esenciales sin ningún tipo de recortes y que puedan mirar a determinados impulsos a la actividad económica. Vamos a andar en torno a los 11.000 millones en 2017, teniendo en cuenta que el de 2016 es de 9.300 millones.

¿Con qué proyecto de ley se pondrán inmediatamente? ¿Dónde estará la prioridad?

-El de Presupuestos. Y en la legislatura pasada quedaron proyectos sobre la mesa que ya han decaído por culminación de la legislatura, pero los podemos retomar. Hay un proyecto de ley importante como el de la Formación Profesional, que no debería generar mayor problema y solo entiendo por estrategias políticas que no viera la luz en la legislatura pasada. Está también la Ley de Cooperativas, que puede ser importante abordarla. También hay que activar el Plan de Reactivación Económica y generación de empleo, y tenemos que elaborar un programa de gobierno y uno legislativo.

El pacto con el PSE apuesta por la reforma de la renta de garantía de ingresos. ¿Se va a mantener la cobertura?

-Lo que estamos planteando es la manera de gestionar la RGI por parte de Lanbide. Estamos hablando de Lanbide como un organismo que tiene la función de la intermediación profesional y la inserción laboral, pero que también tiene asumidas las políticas de ayudas sociales. Debemos ordenar de manera diferente. Lo que estamos planteando es la reformulación en cuanto al método o el modelo de gestión de las ayudas, pero no en cuanto al contenido de las ayudas o los beneficiarios. Las ayudas sociales deberían mirar a la no cronificación de esas ayudas en personas hasta el punto de que la cronificación pueda suponer un riesgo de caer en la marginación social. Planteamos que las ayudas sociales, además del control riguroso, tengan como horizonte futuro que son ayudas para resolver situaciones coyunturales y que deseamos que esa situaciones sean las menos posibles y no haya necesidad de ayudas en la medida en que son necesarias ahora.