no le dé muchas vueltas a esto: cada vez que el Estado recauda un euro, ese euro ya no está en bolsillo y, por lo tanto, delega la administración de ese euro del que ya no dispondrá a otros a los que ha elegido, aunque no les haya votado. Es tan sencillo como irrefutable. Ahora pregúntese si ese euro está mejor en sus manos o prefiere que sea manejado por el Gobierno de turno. La respuesta impulsiva es que usted es mucho mejor administrando lo que gana que otros. Puede ser también meditada, y ahí están los liberales (lo de “neo” es una coletilla esnobista). Pero la mayoría de las veces es impulsiva.

Cada vez que un Gobierno anuncia una subida de impuestos merece partir de este principio para evaluar si estamos o no bien gobernados. Digamos que a la izquierda le gusta recaudar más para, se supone, repartir mejor y que ese fondo común alcance a quien menos puede aportar por razones diversas. Y al contrario, la derecha es más partidaria de recaudar menos para que el dinero siga produciendo en manos privadas más riqueza. Perdón por lo simple de la explicación, porque la teoría no suele concordar necesariamente con la realidad.

Por ejemplo, el PP se supone de derechas pero no hace más que subir impuestos. Esos que prometieron hace cinco años no tocar el IVA, fue lo primero que decidieron ¡y vaya zapato! Y ahí han seguido, escondiendo una nueva subida hasta el segundo consejo de Gobierno. Vale, nos libramos del IRPF y del Impuesto de Sociedades, pero nuestras Haciendas vascas también se llevarán su parte de los impuestos especiales sobre el tabaco, el alcohol de alta graduación y, cuando lo pacten, las bebidas refrescantes.

Pero en coherencia tampoco anda mucho mejor la izquierda. Tenemos entre nosotros una bolsa importante de votantes que apoyan a quienes toman, digamos ahora que está de moda, la Cuba de Fidel como ejemplo. Eso sí, de boquita. Porque ellos también piensan que un euro es su bolsillo vale más que el euro del Estado. Una prueba. ¿estarían de verdad dispuestos a llevar a sus últimas consecuencias lo que defienden para otros? ¿renunciarían a la propiedad privada? Si conocen a alguno, me lo presentan.

Por eso, en materia impositiva, no merece la pena fiarse. Con algún matiz casi todos, izquierdas y derechas, coinciden en la necesidad de sostener un sistema público que garantice los servicios esenciales y eso cuesta dinero. Mucho dinero. Lo que resulta insoportable es la ineficacia, el despilfarro y, no digamos ya la corrupción. Por eso, cada subida de impuestos me hace estar un poco más alerta.