Minuto de silencio inédito. El de Rita Barberá es el único ejemplo de diputado o senador fallecido homenajeado por una cámara en la que no ejerció representación.

Txiki Benegas. La muerte del histórico socialista vasco en agosto del 2015 trajo consigo un minuto de silencio en el Congreso de los Diputados, cámara en la que el por entonces diputado más veterano contaba con un asiento.

Alberto Pindado. El senador falleció en 2004 como consecuencia de un accidente de tráfico. Pindado, de 26 años, se había convertido en el miembro más joven de la Cámara Alta, que guardó un minuto de silencio como señal de luto.

Josu Muguruza . En 1989 el asesinato de Josu Muguruza conmocionó a políticos y sociedad civil. Muguruza acababa de ser elegido diputado por Herri Batasuna, pero nunca llegó a desempeñar el cargo. Tras su asesinato, perpetrado por grupos de la extrema derecha, los miembros de la Cámara Baja mantuvieron un minuto de silencio.

Alejandro Ramírez del Molino. En agosto de 2016, el diputado Alejandro Ramírez del Molino fallecía a los 65 años como consecuencia de un cáncer terminal. El diputado, cuya experiencia en la Cámara Baja se había iniciado en 2008, no recibió ningún homenaje por parte de las Cortes Generales.

Francisco Villar. El diputado conservador Francisco Villar murió en octubre del 2011 con 63 años tras una grave enfermedad. El Congreso no guardó un minuto de silencio por su fallecimiento.

Manuel Fraga. El presidente fundador primero de Alianza Popular y luego del PP murió enero del 2012. La Cámara Alta guardó un minuto de silencio, aunque el histórico dirigente ya no era senador, con el pretexto de que hacía escasos meses que había desocupado su escaño. Amaiur abandonó el hemiciclo en señal de protesta.

Santiago Carrillo. A finales del mismo año moría el histórico líder comunista, con 97 años de edad. El fallecimiento del dirigente comunista, diputado en el Congreso entre 1977 y 1986, fue recibido en la cámara con la lectura de una declaración institucional y, de nuevo, un minuto de silencio.

José Antonio Labordeta. Falleció en septiembre del 2010 a los 75 años. Como miembro de la Chunta Aragonesista (CHA) ocupó, entre 2000 y 2008, un escaño en el Congreso, que sin embargo no guardó un minuto de silencio tras su muerte. El argumento fue que el gesto no se había tomado con otros exparlamentarios fallecidos.

Súarez y Calvo Sotelo. Las Cortes Generales siguieron el protocolo de minuto de silencio por la muerte de expresidentes del Gobierno como Adolfo Suárez o Leopoldo Calvo Sotelo.

valencia - El PP abundó ayer en sus reproches a quienes protagonizaron una “cacería” contra Rita Barberá y a los que su portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, llegó a calificar de “hienas”, de las que dijo que intentaron proteger a la exalcadesa de Valencia apartándola del partido. “Pero las hienas siguieron mordiéndola”, añadió el día después del fallecimiento de Barberá y en el que prosiguió el cruce de declaraciones entre representantes del Partido Popular y de otros partidos.

La familia de la senadora, sin embargo, apuntó al PP. José María Corbín, el cuñado de la exalcaldesa de Valencia aseguró que esta “ha muerto de pena, y, en esa pena, la fundamental aportación la han tenido los suyos”, de ahí que la familia no viera conveniente la presencia de instituciones públicas y partidos políticos en las honras fúnebres. El abogado, no obstante, precisó que políticos como Mariano Rajoy podían ir “como amigos” pero “no como representantes políticos”. “Es el matiz”, resumió. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien acudió junto a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, al funeral celebrado en Valencia, hizo oídos sordos. “Vengo aquí como presidente del PP y amigo de Rita”, dijo. El presidente, que fue sido increpado con gritos como “la habéis dejado caer a la pobre”, alabó a Barberá y la calificó de “extraordinaria” alcaldesa.

Entre los que se refieron a la polémica por el trato que recibió, Rafael Hernando negó que en su formación haya “mala conciencia” por su muerte y recalcó que fue apartada precisamente para evitar su “linchamiento”. “Pero las hienas siguieron mordiéndola”, insistió. Lo hizo después de que el expresidente del Gobierno español José María Aznar lamentara Barberá haya muerto habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida.

El presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Jesús Posada, se desmarcó de esas palabras y dijo que el PP actuó “adecuadamente”. Y el ministro de Justicia, Rafael Catalá, primero en reprochar las críticas que recibió Barberá, decía ayer que la senadora decidió abandonar la militancia del PP para tener “más tranquilidad y estar menos bajo los focos mediáticos” porque, a su juicio, hubo “una crítica excesiva e infundada”. Íñigo Méndez de Vigo, portavoz del Gobierno y ministro de Educación, admitió que “algunos”, él entre ellos, pueden reprocharse no haber llamado más a Barberá para que “hubiera sentido el calor de no sentirse sola”.

Mientras la práctica totalidad de los dirigentes del PP elogiaba la figura de Barberá y lamentaba el acoso mediático que sostienen sufrió, desde fuera del partido se oían voces críticas hacia la utilización del suceso por parte de los populares para hacer victimismo.

Buena parte de los dirigentes populares que hablaron volvieron a criticar que Podemos se ausentara del minuto de silencio del Congreso. El secretario de Relaciones con la Sociedad Civil de Podemos, Rafael Mayoral, reprochó, por el contrario, al PP que impulsara este reconocimiento sin el consenso de la cámara. “La situación que se vivió fue extraña y se forzaron políticamente algunas cosas que eran incomprensibles”, dijo Mayoral, para quien el PP “intentó imponer” un acto político de reconocimiento que, a su juicio, estaba “fuera de lugar”. - DNA