madrid - La crisis interna del PSOE sigue viva y buena prueba de ello es que los diputados díscolos que votaron no a Rajoy están siendo relevados de sus cargos en el Congreso para ser sustituidos por afines a la actual gestora socialista presidida por Javier Fernández. Los primeros en caer ayer fueron el catalán José Zaragoza y el balear Pere Joan Pons, que fueron relevados de sus cargos como presidente y portavoz de la Comisión Mixta para la UE, respectivamente, y fueron sustituidos por Soraya Rodríguez y Eduardo Madina.
En una entrevista concedida a La Sexta, Margarita Robles tenía claro que la gestora del PSOE les hará pagar por negarse a abstenerse en la sesión de investidura. “La gestora va a quitar presidencias y portavocías a quienes votamos no en conciencia”, aseguró la exmagistrada del Supremo, que fue elegida presidenta de la Comisión de Justicia semanas antes del Comité Federal que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez al frente del partido.
Los díscolos dan por hecho que los próximos días irán perdiendo sus cargos. Así, creen que la catalana Meritxel Batet y la balear Sofía Hernanz serán apartadas de la dirección del Grupo Socialista y la aragonesa Susana Sumelzo será relevada de la portavocía de la Comisión de Cooperación Internacional.
Desde los sectores afines a la gestora dan por buena la decisión adoptada por los actuales dirigentes del partido. Así, Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura y uno de los principales impulsores de la revuelta que acabó con Pedro Sánchez, aseguró ayer que “acata, respeta y acepta” la decisión que adopte la dirección sobre estos diputados. En parecidos términos se expresó el alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios, Abel Caballero, quien mostró todo su apoyo a las decisiones adoptadas por la gestora y recordó a los diputados díscolos que “en el PSOE se tomaron decisiones, y las decisiones son sagradas”.
Apoyo a los diputados En el otro lado de la balanza, el ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pidió ayer a la gestora que actúe “en aras de la unión” y no retire de portavocías y presidencias de comisión en el Congreso a los díscolos, porque esto, avisa, “no hace más que ahondar en la fractura que sufre el partido”. En un mensaje publicado en su página personal de Facebook, Sánchez apostaba por hacer oposición al PP, “no oposición a nosotros mismos. Centrémonos en que políticos como Jorge Fernández Díaz no ocupen la presidencia de comisiones parlamentarias, no en que no lo hagan diputados socialistas”.
Mucho más sarcástico se mostró quien fuera secretario de Organización en la Ejecutiva de Sánchez, César Luena, quien aseguró en los pasillos del Congreso que “no es lo mismo aplicar las normas del partido que infligir castigos”. En una clara alusión a Susana Díaz, Luena se preguntó si la decisión de apartar a los diputados díscolos es coser el partido. Hay que recordar que la presidenta andaluza aseguró tras la dimisión de Pedro Sánchez que “es hora de coser las heridas abiertas en el partido”.