bilbao - PNV y EH Bildu hicieron oficial ayer lo que era un secreto a voces: que no tienen la sintonía necesaria en materia económica como para ser socios de gobierno y evitar constantes fricciones en la gestión del día a día. El pacto de gobierno es “imposible”, en palabras de los jeltzales. Para Bildu, “no hay un umbral suficiente”. No obstante, aspiran a encontrarse en el transcurso de la legislatura de Urkullu en votaciones concretas y pactos de país sobre paz y autogobierno, un dato clave teniendo en cuenta que la suma de los jeltzales y los socialistas no alcanzaría la mayoría absoluta. Sin embargo, el mayor entusiasta de la vía a tres con EH Bildu y PSE es el propio PNV, mientras que los otros dos aludidos se muestran escépticos y creen que los postulados socialistas y de la izquierda abertzale van a chocar inevitablemente en cuestiones como el derecho a decidir. Por ahora se mantienen abiertas todas las puertas, incluso en materia económica, donde, a pesar de las serias diferencias entre PNV y EH Bildu que impiden un acuerdo de gobierno, hay margen para estudiar la viabilidad de medidas concretas y pulirlas, quizás, con vistas a allanar la aprobación de los Presupuestos del próximo año.
Las alianzas quedaron completamente despejadas tras la reunión que mantuvieron ayer PNV y EH Bildu. El acuerdo de gobierno, de haberlo, tendrá lugar con el socialismo. Es probable que la coalición abertzale espere hasta que sea oficial ese pacto para presentar a Maddalen Iriarte como candidata a lehendakari, al objeto de no aparecer como la responsable de romper una baraja que, en realidad, ya está quebrada por las discrepancias económicas. Si el pacto PNV-PSE no se presenta esta semana, tendrá que tomar una decisión de todas formas, porque el viernes expira el plazo para registrarse para la sesión de investidura, que arranca el miércoles 23.
La cita de ayer llegó en un momento de alta tensión política entre el PNV y EH Bildu, después de que Arnaldo Otegi acusara a la Ertzaintza de haber matado. A nadie escapa que las declaraciones han complicado aún más el pacto de gobierno, en la medida en que el PNV había puesto como condición previa para alcanzar tal grado de intimidad que EH Bildu realizara un ejercicio de autocrítica sobre la violencia de ETA. Sin embargo, ese episodio no va a impedir el diálogo ni va a lastrar su relación. Son dos ámbitos distintos. En la reunión, en la que estuvo presente el propio Otegi, ambas partes trataron de echar pelillos a la mar. En la nota enviada por el PNV, se apuesta por el diálogo “al margen de las diferencias que puedan surgir en la coyuntura política del día a día”, una referencia que, según fuentes jeltzales, alude a ese episodio.
Pero, ¿en qué consisten las discrepancias económicas? Fuentes de EH Bildu enumeraron a DNA algunas medidas que presentaron en la campaña electoral, como un complemento para las pensiones que posibilite que cada jubilado vasco cobre al menos 1.080 euros al mes, crear 40.000 puestos de trabajo en el sector público, o medidas sobre el salario mínimo, que en puertas de las elecciones apostaron por elevar hasta los 1.200 euros en la administración. También pusieron sobre la mesa un plan de retorno para los jóvenes que se hayan marchado al extranjero a trabajar y ahora quieran regresar, y un plan de empleo, dos cuestiones que comparte el PNV, pero que generan fricciones al bajar al detalle. Para los Presupuestos, tendría que producirse una reforma fiscal con la que financiar todo esto. Los jeltzales no lo ven realista. Los puntos con los que mayor discrepancia han mostrado en público son los referidos al funcionariado y al complemento de pensiones; en el primer caso, por considerar que las medidas son poco sostenibles y, en el segundo, porque la competencia es del Estado y lo que quiere el PNV es que sea transferida a Euskadi para gestionar la prestación.
Desde la coalición abertzale puntualizan a este periódico que las cifras que han presentado al PNV son solo orientativas y pueden ajustarse. “No nos cerramos en banda”, dicen. Recuerdan que la legislatura dura cuatro años y habrá ocasión de retomar estos debates para llegar a acuerdos. Por ejemplo, en la negociación presupuestaria. El pacto parece complicado y los antecedentes de enmiendas a la totalidad de Bildu no invitan al optimismo, aunque en otras instituciones se ha abierto un nuevo tiempo de colaboración presupuestaria, como en Gasteiz, Álava o Getxo.
medida a medida Tras la reunión, el PNV emitió una nota en la que no puso paños calientes a la discrepancia. Tampoco Arnaldo Otegi, que en una breve declaración admitió que “no hay umbral de suficiencia para el acuerdo” en materia social y económica, aunque en su caso trasladó en cierta medida la culpa a los jeltzales al asegurar que prefieren acordar con los socialistas. Los jeltzales constataron que un acuerdo de gobernabilidad es, “hoy por hoy, imposible”, porque sus interlocutores han propuesto medidas que inciden en los ingresos y los gastos públicos que “no obedecen a criterios de realismo y son inviables presupuestariamente”. Por ello, han decidido identificar medidas concretas sobre fiscalidad, empleo, desarrollo industrial, pensiones, educación y prestaciones sociales que se puedan salvar de la quema y cuya viabilidad pueda ser objeto de debate y traducirse en acuerdos sectoriales o presupuestarios.
Al margen de la economía, PNV y EH Bildu se proponen mantener su canal de diálogo para acordar las grandes cuestiones de país: paz y autogobierno. Para Otegi, sin embargo, puede ser complicado una dinámica a tres que incluya a los socialistas. A su juicio, el PSE puede “limitar el margen de maniobra del PNV en áreas sensibles como la paz o el autogobierno nacional”. No obstante, quiso dejar ver que no será él quien se borre de la lista, y mostró su “plena disposición a buscar acuerdos de país” porque “para que existan avances sociales, nacionales y en la paz es necesario el concurso y el acuerdo con EH Bildu”.
Las cuestiones económicas no son la únicas que impiden un gobierno de coalición o un pacto de legislatura entre los dos partidos. Tampoco había la intimidad necesaria en autogobierno, donde la izquierda abertzale insistía en cerrar un plan de contingencia apostando por la desobediencia por si Madrid vetaba el nuevo estatus; o sobre la paz, como ha quedado probado tras la polémica con Otegi. Además, EH Bildu prefería un acuerdo a tres con Elkarrekin Podemos, y no tanto una relación solo con el PNV. En la reunión de ayer estuvieron presentes los burukides Koldo Mediavilla y Joseba Egibar y, desde el Ejecutivo, Txus Peña y Josu Erkoreka. Por parte de EH Bildu, acudieron Otegi, Maddalen Iriarte, Unai Urruzuno y Garikoitz Mujika.