gasteiz - Víctimas del terrorismo de ETA, del 11-M y del franquismo reivindicaron ayer en Vitoria su papel como “símbolo moral” y pidieron no olvidar y que su memoria sirva para “fortalecer los pilares de la democracia, de la solidaridad y la convivencia”. La Fundación Fernando Buesa reunió en la capital alavesa a Manuel Giménez Larraz, hijo del presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad, asesinado por ETA en 2001; a Ignacio Latierro Corta, exparlamentario socialista y víctima del franquismo y de ETA, y a Juan Benito Valenciado, padre de Rodolfo Benito, fallecido en los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Los tres relataron sus experiencias en las XIV jornadas organizadas por esta fundación, que lleva el nombre del dirigente socialista asesinado por ETA en 2003, y que bajo el título Víctimas ¿Todas iguales o todas diferentes? Caracterización y respuestas ante un fenómeno complejo, se celebraron desde el jueves en Gasteiz.

Uno de los relatos escuchados fue el de Giménez Larraz, cuyo padre fue asesinado en la capital aragonesa por dos miembros de la banda terrorista el 6 de mayo de 2001 cuando iba con su hijo Borja a ver un partido de fútbol. Durante su intervención aseguró que lucha “a diario por no olvidar la cara” de su padre y afirmó que la paz no puede “llevarse por delante” la justicia. Reivindicó el papel fundamental de las víctimas “como símbolo moral” y añadió que sólo el respeto “absoluto” del Estado de Derecho puede conducir a la deslegitimación de ETA sin “atajos”. Recordó unas palabras del líder de Sortu, Arnaldo Otegi, tras el asesinato de su padre en la que éste reclamaba “menos lágrimas de cocodrilo y más soluciones” para Euskadi, y tras reconocer que el dirigente abertzale ha cumplido su condena por pertenencia a ETA y puede ejercer sus derechos, opinó sin embargo que una persona con sus “credenciales carece de la ética y ejemplaridad cívica” que debe exigirse a los representantes políticos.

Latierro Corta recordó el caso de personas como José Ramón Recalde, que sobrevivió a un atentado de ETA en septiembre de 2000 y que también se resistió al franquismo, y relató la experiencia vivida por ambos al frente de la librería Lagun de Donostia, objeto de numerosos ataques del entorno de la banda terrorista y también durante el franquismo. En su opinión, la tipología de víctimas como Recalde revela el “carácter de los delincuentes” de ETA y muestra que la banda terrorista buscaba implantar un “proyecto totalitario mediante el ejercicio del terror”.

Benito Valenciano fue la voz de las víctimas del 11-M e incidió en que el terrorismo no es “cuestión de un día” o del dolor de unos padres, sino que supone un ataque contra toda una sociedad. En este sentido, afirmó que la memoria y el recuerdo de las víctimas es una “cuestión colectiva” que debe servir para “construir una sociedad mejor”. - Efe