No han pasado aún dos meses desde que Alfonso Alonso se quedara sin palabras y desviara la vista ante la inquisitiva mirada de Pili Zabala en aquel recordado debate electoral en ETB después de que el líder del PP le denegara su condición de víctima “con arreglo a la ley”. Al día siguiente, Alonso hizo público un tuit dirigido a la hermana de Zabala que parecía encauzar la situación: “Tu hermano fue asesinado por el terrorismo del GAL. Ayer me impresionó tu dolor, que comparto. Tienes mi afecto y te ayudaré”. Semanas después, sin embargo, el PP recurrió la ley vasca que reconoce y busca reparar a las víctimas de abusos policiales. “Dijiste que me ayudarías”, le recordó la parlamentaria de Podemos. Nuevo silencio de Alonso. Ayer, el máximo dirigente del PP esquivó, otra vez, la mirada de Pili Zabala y del resto de víctimas. Celebró el Día de la Memoria en solitario. Por las víctimas, pero sin las víctimas. Lo que no significa, en absoluto, que muchísimos damnificados por ETA no apoyen el gesto de los populares, que no quisieron compartir con el resto de partidos los actos del Parlamento y del Gobierno vascos para no “igualar” o “equiparar” víctimas diferentes. Una víctima, Sara Buesa, lo dejó ayer meridianamente claro: Todas las víctimas, “del signo que sean” son iguales en sufrimiento y tienen los mismos derechos de verdad, justicia, memoria, reconocimiento y reparación, aunque, evidentemente, hay diferencias en el origen, en las causas de la violencia que segó sus vidas y arruinó las de sus familias.
Por eso, ayer, Día de la Memoria, se recordaba a las víctimas -a todas- de la violencia -de todas- que, como dijo Buesa, “nunca fue legítima” y que, como se enfatizó en los actos de ayer, fue “injusta” y “nunca debió producirse”. Esto, una meridiana, necesaria y pedagógica deslegitimación de la violencia y el terrorismo, y no llamadas a la equiparación ni a justificar la teoría del conflicto, es lo que se escuchó en los actos del Día de la Memoria. Y eso es lo que -en silencio, sí, y es verdad que a veces el silencio es cómodo- escucharon y avalaron con su presencia quienes otrora justificaban a ETA aunque aún les queda dar el gran paso. Quizá el año que viene no haya ya ni ausencias ni silencios.