bilbao - El nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría como vicepresidenta y, ahora además, ministra de administraciones territoriales no ha hecho mucha gracia en Sabin Etxea. Así quedó patente en la intervención ayer de Aitor Esteban que por un momento aparcó el terreno de lo político correcto en la formas para ningunear a la número dos del Gobierno de Mariano Rajoy, y desde el jueves la negociadora con Euskadi y Catalunya sobre la cuestión territorial. El jefe de la delegación del PNV en el Congreso de los Diputados negó que su partido tenga una “buena sintonía” con la vicepresidenta, aunque haya sido la interlocutora habitual de su partido con el Gobierno español durante el mandato de Rajoy y lo dejó en un mero “nos conocemos, sin más”.
Esteban hizo ayer una valoración pormenorizada sobre el nuevo gabinete de Rajoy e hizo una mención aparte sobre Sáenz de Santamaría de la que espera que, en el ámbito territorial y en lo concerniente a Euskadi y Catalunya, afronte la legislatura con la intención de solucionar los conflictos que mantiene el Estado español con la CAV como el Cupo o los recursos contra leyes autonómicas.“Espero que no lo afronte como la abogada del Estado que es, sino como una política abierta a la discusión y el acuerdo”, lo que, a su juicio, conlleva cesiones de las dos partes.
La vicepresidenta añade a su cargo el del ministerio de Administraciones Territoriales lo que le convierte en una de las figuras claves en el devenir del proceso soberanista catalán y de la evolución del nuevo estatus de autogobierno vasco cuando el texto articulado llegué al ámbito estatal. La encomienda de Rajoy le coloca en el centro de los tableros vasco y catalán y en la interlocutora obligada para los dos gobiernos y los partidos que los sustentan.
interlocutora Sáenz de Santamaría ha sido durante los últimos años la encargada de hablar desde Moncloa con el PNV, mientras que el lehendakari Iñigo Urkullu lo ha hecho con el presidente Rajoy. Cuando ha hablado con Sabin Etxea, al otro lado del teléfono se le ponía el líder de los jeltzales, Andoni Ortuzar. Los contactos han sido esporádicos, muy correctos pero, a la vista está, sin resultados. Tal es así que ayer el propio Esteban escenificó a las claras su desagrado con las nuevas atribuciones de la vicepresidenta.
Los jeltzales, en su ingenuidad, no descartaban un milagro de última hora que le llevara a Rajoy a colocar al frente de las políticas territoriales a un negociador o negociadora con más cintura. De hecho manejaban algunos nombres de ministrables que incluso entraban en las quinielas y que por talante y currículum ofrecerían mejores perspectivas para engrasar negociaciones entre los gobiernos y, si acaso, alcanzar acuerdos. El PNV no pierde del todo la esperanza y espera a ver cómo quedan los escalones inferiores a ministro -secretarios de Estado, directores generales...- para encontrar alguno de esos nombres. - H.U.