madrid - Las declaraciones realizadas por Sánchez en su reaparición generaron una catarata de reacciones contrarias entre las federaciones que se mantienen fieles a la Gestora del PSOE. Algunas salieron al paso para contrarrestar las palabras con las que el exlíder reclamó un acercamiento a Podemos, censuró el papel de los “poderes fácticos” en su caída en desgracia o apuntó que España es una nación de naciones. El aparato andaluz de Susana Díaz fue el primero en hacerlo para responderle “no sentirse en absoluto identificados” con sus propuestas. Más directo fue el presidente de Aragón, Javier Lambán, que le invitó a dejar la primera línea política “con dignidad”.
Lambán y Pradas, pero también otros responsables como el diputado por Madrid Rafael Simancas, el expresidente castellano-manchego José María Barreda, la eurodiputada Elena Valenciano o el presidente valenciano Ximo Puig fueron las voces del bando socialista que no comulga con los renovados postulados de Sánchez. Ninguno de los pasos propuestos por el depuesto líder para que el PSOE emprenda su resurigimiento son de su agrado. Lambán llegó a apelar a la propia “dignidad” del ex secretario general para que no se insulte a sí mismo”. Lo ideal sería que se retire “a un segundo plano” para “no estorbar ni interferir en la tarea de refundación” de un socialismo que está “abierto en canal”.
El acercamiento a Podemos sugerido por Sánchez fue el principal argumento esgrimido por los fieles a la actual dirección transitoria. Simancas, por ejemplo, reseñó que los socialistas no pueden echarse en brazos de un partido que antepone “los escraches al trabajo parlamentario”. Similar crítica efectuó Valenciano, que ve a Sánchez “fuera de los límites del PSOE” y más integrado “en la frontera con Podemos y el independentismo” por su reconocimiento de que Catalunya y Euskadi son naciones dentro de España. Barreda, por último, le acusó de “perder las señas de identidad” del socialismo por su tono conciliador para con Pablo Iglesias. - DNA