donostia - “Es preciso cerrar el camino a cualquier tentación de ser pastor y, al mismo tiempo, tenemos que dejar de ser ovejas”. Entre metáforas, adjetivos e ideas, Sortu debate cómo refundarse. Cómo actualizar una formación que, tras el “giro del transatlántico” que en 2009 supuso dejar atrás la estrategia político-violenta, se ha quedado encallada. Con la necesidad de un segundo giro, como demostraron las críticas del proceso interno de la izquierda abertzale Abian, la ponencia Zohardia propuesta por la dirección centra lo más novedoso en la base ideológica y en la organizativa más que en la línea política coyuntural.

Con aquellos reproches y con el encargo principal que le dejó Abian para convertirse en el “principal referente” de la izquierda abertzale (sobre LAB y Ernai), la dirección transitoria de Sortu propone una refundación entre varias dicotomías con el temor al “pendulazo” del que Arnaldo Otegi avisó en su conferencia de julio en el Palacio Miramar de Donostia.

Unas oscilaciones que bailan entre cómo declinar la acción popular con la institucional; entre si ser una posición política vanguardista u optar por ejercer un liderazgo democrático; entre combinar una “nueva épica” que atraiga con nuevo lenguaje al otrora incuestionable caladero juvenil con un discurso que los veteranos no perciban como la renuncia al pasado; y que incluso en lo organizativo trata de conjugar la presencia de afiliados liberados en las estructuras con la militancia de base.

Si para su legalización Sortu dejó atrás las formas de HB y aceptó convertirse en un partido al uso, ahora quiere dejar de serlo. Al menos, en parte. La estructura clásica liderada por Hasier Arraiz va a dejar paso a un híbrido en el que Sortu no será “ni un partido ni un movimiento. Y sin embargo, será ambas cosas a la vez”: forma de partido y cualidades de movimiento. Como lo fue hace décadas atrás.

Unidad popular Lo hará en un contexto en el que las aguas están algo menos revueltas tras el 25-S. En primer lugar, de puertas para adentro. Las disidencias en ámbitos concretos han dado paso a la puesta en marcha de una unidad popular al margen de Sortu. La formación que lidera Arnaldo Otegi, por si acaso, avisa de que en la actual fase “dicho papel corresponde a EH Bildu y a EH Bai”. “Sortu no es una organización política de vanguardia y menos aún una organización dirigista cuyos militantes tengan el afán de controlarlo todo”, avanza la ponencia, que insta a la militancia a “respetar y hacer respetar la autonomía” de las dinámicas populares -a las que pide sumarse-, alianzas o coaliciones varias.

Y en segundo lugar, está la relación de Sortu con esas coaliciones que la ponencia respalda de manera expresa y a cuyo “desarrollo y fortalecimiento” se compromete a contribuir. Sortu aportará análisis y propuestas, obligará a todos sus militantes a serlo también de una de las dos coaliciones y les reconoce a estas “la mayor parte del protagonismo movilizador y mediático”. Aun así, Sortu se reserva una Dinámica Activista Propia.

En una ponencia que, sumadas sus tres partes supera las 140 páginas, las Bases ideológicas y el Modelo organizativo se convertirán en los nuevos estatutos. La Línea Política, que recoge un análisis de coyuntura y traza una ruta hasta una república vasca en 2026, “pretende llamar al debate, además de a dicha militancia, a más amplios sectores populares”. Siempre con la vista puesta en un proceso soberanista que deberá responder a una “identidad de proyecto” constructiva frente a la hasta ahora “identidad de resistencia” que ha caracterizado a la izquierda abertzale.

Sin “inclinación vanguardista” Tras cuatro años de confrontación foral con el puerta a puerta como principal exponente del debate guipuzcoano, el 25 de mayo del año pasado hubo sectores de la izquierda soberanista que concluyeron que las instituciones -cuya acción Sortu pide valorar en igualdad de condiciones con las dinámicas populares- no debían ser “vanguardia”, sino plasmar las mayorías sociales. En esa misma línea, Sortu explicita que “la izquierda abertzale tiene que abandonar las inclinaciones vanguardistas y adiestrarse en la práctica política basada en el liderazgo democrático”.

El documento sigue reivindicando a Sortu como feminista, patriótica, republicana, al servicio de los trabajadores y trabajadoras, internacionalista, revolucionaria -entendida la revolución “como un proceso liberador”- y hasta marxista: “Eso sí, adecuándolo a las condiciones de Euskal Herria, porque lo que Sortu persigue es la construcción del socialismo, no la fidelidad al dogma”. Una apelación a la flexibilidad repetida, desde la solidez de los principios frente a la “liquidez” de las sociedades, a lo largo de Zohardia.

En una ponencia que entraría en vigor en enero y a diferencia de los estatutos de 2012, Sortu no menciona al proceso Zutik Euskal Herria!, al MLNV o a ETA, pese que aún siguen en el debate público, incluso con alusiones al papel de la izquierda aber-tzale. La formación sí muestra -en la página 48 de la Línea Política- su “total identificación política con los y las presos, refugiados y deportados; tanto con ellos y ellas como con las causas que les llevaron a la privación de libertad”. Además, se reafirma en la Vía Vasca para la Paz que presentó EH Bildu para abordar las consecuencias del conflicto armado.

Con los conceptos que Otegi empleó en Miramar, Sortu alerta del auge del hedonismo, de los fascismos y de los extremismos en sociedades “líquidas” e individualistas; y traza cuatro vectores de la crisis: la energética, el cambio climático, la degradación creciente de los sistemas naturales y la “mayor crisis social de la historia”.

“No estamos tan perdidos como podría pensarse, pues la hipótesis estratégica de partida de la izquierda abertzale (construir país y defender la soberanía son las claves para la transformación democrático-socialista) tiene mayor vigencia que nunca”, asegura Sortu con la vista puesta en Euskal Herria y los estados.

Una realidad soberanista bilateral a la que no le da posibilidad de éxito ni con la entrada de Podemos, de quien asegura que “la hipótesis del asalto a los cielos ha fallado, lo cual no significa que lo que representa Podemos vaya a desaparecer”.

Sortu, que se reafirma en los ritmos diferentes para alcanzar una primera “confederación de repúblicas vasco-navarras” (que incluya a “Nafarroa Garaia, Ipar Euskal Herria y Territorios Forales Occidentales”), llama a aprovechar la legislatura vasca que acaba de arrancar el “proceso constituyente” liderado por la sociedad civil y en el que subraya la importancia del movimiento sindical, a un año de cumplirse la sentencia de José Elorrieta (ELA) de “el Estatuto ha muerto”.

Casi como si diera por sentado un acuerdo en Vitoria, Sortu asegura que la legislatura tendrá dos fases: una hasta que se logre un texto en la Cámara vasca y luego, tras “la negativa” de Madrid, ante los que insiste en cooperar en los seis acuerdos de país que EH Bildu ofrece a PNV y Podemos.

Modelo participativo De salir adelante Zohardia -el plazo para presentar enmiendas finaliza el día 3 a las 20.00 horas-, el nuevo Sortu se percibirá más nuevo en su estructura y funcionamiento. Con dos ámbitos de trabajo principales en lo geográfico (el local y el nacional), la estructura orgánica tendrá cinco instrumentos.

La formación contará con un Congreso Nacional que se reunirá cada cuatro años (el del 21 de enero servirá para cerrar este proceso estatutario) y elegirá la dirección; una Conferencia Nacional que se celebrará cada septiembre para analizar la coyuntura y marcar el trabajo del año; la Asamblea Nacional como máximo órgano entre congresos y conferencias; el Consejo Nacional que elija el Congreso y, por último, la Secretaría Nacional que ejecutará lo que el Consejo decida.

La principal novedad reside en el reparto de las responsabilidades, donde subyace de nuevo otra dicotomía: la agilidad que da una estructura vertical -muy criticada en Abian- con la horizontalidad de unas estructuras que priorizarán al máximo la participación hasta de personas que no sean sortzailes. Sortu se afanará en lograr consensos amplios con el objetivo de evitar que la decisiones aprobadas por la mínima deriven en “descuelgues” o incluso “escisiones” futuras.

Lo hará de la mano de una militancia a la que le aceptarán distintos grados de “intensidad” o implicación, y “capaz de pensar por sí misma. Que no está a la espera de la línea política para trabajar”. En otras palabras, que si Sortu renuncia a ser pastor, su militancia a su vez no sea rebaño.

“Las personas militantes deberán intentar vivir como predican, so pena de dejar hueco su discurso”, avisa la ponencia, que también asume que habrá que hacerlo “sin caer en comportamientos puristas paralizantes, sin olvidar que no es posible vivir sin contra”. El objetivo es lograr una militancia que, entre otros, “no mira a su ombligo”, “viva la lucha con satisfacción”, que trabaje “la confianza mutua”, “no dogmática”, que rechace el sectarismo, “como un junco, firme pero flexible”, “formada, creativa, con iniciativa, tenaz, valiente, autocrítica, y buena comunicadora”, porque cada militante será “portavoz de Sortu” ante sus allegados.

Con una estructura que combata “el estigma” de los liberados, aunque reducirá el número de ellos en favor de un activismo y unos voluntarios que marcarán el ritmo horario de Sortu, con medidas para la conciliación.

Herrigintza Las dimensiones organizativas de una estructura lo más reducida posible son cinco. Tres tienen una vinculación territorial: la identificable con la propia dirección, encargada de gestionar y coordinar los debates y la vida interna; la Acción Política, ligada a las dinámicas a corto plazo y en declinar la estrategia política en aspectos tácticos; y el plano de la herrigintza, la acción a largo plazo y la planificación de futuro.

Al margen de estas tres vinculadas con la toma de decisiones hay otras dos horizontales, donde -sobre todo, en la primera- residen las novedades. Los talleres están llamados a trabajar las dinámicas, los espacios de debate y los recursos que se servirán a Herrigintza y a Acción Política. La mayoría de los talleres estarán abiertos a no sortzailes y pueden ser transitorios.

Con todo, Sortu se guarda la Dinámica Activista Propia, abierta a los no militantes y que “no va a limitarse a temas o asuntos estrictamente políticos (denuncia de la tortura, exigencia de vuelta a casa de todos y todas las presas, exiliadas y deportadas políticas vascas; reivindicación de la República Vasca, etc.), sino que abarcará o asuntos sociales, económicos, culturales, solidaridad entre los pueblos...”.

El objetivo de este colofón a la estructura es “romper la inercia de las movilizaciones clásicas” y abrir una “nueva simbología, con nuevos lenguajes, en definitiva, con una nueva épica”. Lograr el enganche con una generación que mira a Podemos y a unas nuevas formas de hacer política que son las que, más que los contenidos, Sortu propone poner en marcha.

“Tras un fructífero ciclo de lucha y movilización que se ha prolongado durante casi 60 años, es indispensable abrir un nuevo ciclo en base a otra lógica, otro discurso y otras formas de actuación; aprovechando los frutos del ciclo anterior, superando modelos agotados y creando otros nuevos. Sería un grave error estratégico pensar que al reto que se nos plantea en esta encrucijada se le puede hacer frente mediante instrumentos, bases y fórmulas agotadas, tan grave como rechazar el camino que nos ha traído hasta aquí”.

“Sortu no es una organización política de vanguardia y menos aún una organización dirigista cuyos militantes tengan el afán de controlarlo todo, ya sea en el seno del propio Sortu o bien en el de los movimientos populares, los frentes o alianzas, (...) respetará y hará respetar la autonomía de las mismas en tanto que un valor a preservar”.

“En su comunicación exterior utilizará preferentemente el euskara, pero también el castellano, el francés e incluso el inglés en función de los criterios que se establezcan en atención tanto a las características sociolingüísticas del público receptor como a los objetivos del mensaje de que se trate”.

“El reto de Sortu en esta fase histórica es fraguar y dinamizar un proceso independentista al objeto de construir la República Vasca, para lo cual, en primer lugar ha de contribuir a articular una mayoría independentista y progresista suficiente”.

“Las personas militantes de Sortu deberán intentar vivir como predican, so pena de dejar hueco su discurso. Pero sin caer en comportamientos puristas paralizantes, sin olvidar que no es posible vivir sin contradicciones”. “La militancia debería destacar por su humildad, naturalidad, conocimiento, preparación y capacidad de entusiasmar, cohesionando y movilizando desde las buenas maneras”.

“Sortu deberá hacer comprender a sus militantes que no se puede conseguir un apoyo social y electoral mayoritario si únicamente se atiende o contenta a los sectores más radicales e ideologizados; y a sus socios de alianzas o frentes amplios que si se renuncia a dichos sectores en aras de un pragmatismo mal entendido, se corre el riesgo de confundir el camino”.

“Será tarea de Sortu y toda su militancia no caer y no dejar que otros (partidos aliados o movimientos populares) caigan en la irresponsabilidad ya sea de no sustentar gobiernos de transformación o bien de cargar directamente contra ellos. Y eso, teniendo claro que sustentar no significa dar un cheque en blanco ni callar toda interpelación o crítica”.

“La hipótesis del asalto a los cielos ha fallado, lo cual no significa que lo que representa Podemos vaya a desaparecer, ni mucho menos. Algunos cambios han venido para quedarse. Sin embargo, (...) no hay condiciones históricas para que en España se dé una democratización real”.

“El PNV se ha convertido en maestro en sacar provecho a la política de compararnos con España” y“al soberanismo de izquierdas se le han abierto nuevas posibilidades para trabajar acontecimientos que puedan acelerar el proceso soberanista”. Esta legislatura tendrá “dos fases”: “Hasta que se construya el consenso sobre un nuevo estatus y la segunda cuando, tras consultar previamente a la sociedad y acudir a Madrid, recibamos la negativa del Estado”.

“La clave de los próximos años será la siguiente: cómo conseguimos fortalecer el espacio político, social e ideológico partidario de la caída del Régimen y convertirlo en una mayoría favorable a un nuevo estatus progresista y soberano para Nafarroa”.

“La consecución de un primer reconocimiento institucional puede dar lugar a una peligrosa tendencia: la progresiva institucionalización del movimiento abertzale”.

“Sortu es la expresión organizativa del movimiento que muestra total identificación política con los y las presos, refugiados y deportados; tanto con ellos y ellas como con las causas que les llevaron a la privación de libertad”.

“Sortu ha de apostar por seducir a los sectores más concienciados y combativos y, especialmente, a la juventud, con nuevas formas de movilización, con una nueva simbología, con nuevos lenguajes, en definitiva, con una nueva épica”.