madrid - Con la misma intensidad con la que buscaban a Mariano Rajoy, los fotógrafos peleaban ayer por captar la mejor instantánea de Pedro Sánchez, que llegó al Congreso envuelto en una nube de periodistas y en medio de una gran expectación por tratarse de su primera comparecencia tras su dimisión al frente del PSOE el 1 de octubre. El interés radicaba en qué votará en la sesión de investidura: se puede plegar a la disciplina del partido y abstenerse para dejar gobernar a Rajoy, o bien llevar hasta las últimas consecuencias la posición que le costó su dimisión y votar en contra. Según dijo, hoy, en primera votación, votará que no, como el resto de sus compañeros. Pero, en cuanto al sábado, cuando la gestora del PSOE ha dado la orden de abstenerse, lo deja todo abierto. “El sábado será otro día y ya lo sabréis”, respondió.

Todas las informaciones coinciden en que no se abstendrá pero, a partir de ahí, las versiones divergen: se especula con que dimita como diputado antes de la votación, que vote en contra y después deje su acta, o que no acuda al pleno. Ayer no asistió a la reunión del grupo parlamentario socialista donde se iba a reclamar la abstención, y en el pleno se mantuvo serio, intercambiando alguna broma con Patxi López, pero casi siempre distante. - DNA