madrid - El director de la asesoría fiscal de Caja Madrid y Bankia, Javier María Tello, defendió ayer en la décima sesión de juicio de las tarjetas black que en la documentación remitida en las inspecciones de Hacienda no constaba información alguna de la existencia de tarjetas de empresa con carácter retributivo.

A preguntas de las partes, Tello, que fue llamado a declarar en calidad de testigo, precisó que la primera vez que escuchó hablar de las black fue en octubre de 2014 y que “nunca” se le pidió al departamento que dirigía un informe sobre estas visas por cuyo uso se sientan en el banquillo 65 exaltos cargos y directivos de Caja Madrid y Bankia acusados de delito continuado de apropiación indebida y administración desleal.

Tello respondió a preguntas de las partes que “cualquier tarjeta de empresa” que ha conocido ha sido “exclusivamente para gastos de representación” y, respecto a su tratamiento tributario afirmó que el soporte habitual para acreditarlas era aportando la relación de gastos y los comprobantes individualizados que tenían que entregar sus beneficiarios.

Ante el tribunal de la Sección Cuarta de la Sala de Lo Penal que dirime si hubo o no uso fraudulento de estos plásticos, Tello matizó que dichos gastos asociados a la cuenta de las tarjetas eran deducibles del Impuesto de Sociedades y que no se le comunicaba a los usuarios de los mismos porque viene implícito en la naturaleza de una tarjeta para gastos de representación. “En ningún caso existe información de que tuvieran carácter retributivo”, sino de representación o de empresa, aseveró.

expedición automática Las defensas de los usuarios de tarjetas opacas de Caja Madrid trataron ayer de demostrar, durante la segunda sesión de interrogatorio a los testigos, que éstas eran una práctica habitual y normal en la entidad, que se emitían automáticamente y que formaban parte de las retribuciones que recibían los ejecutivos.

En concreto, el que fuera secretario del consejo de administración entre 2009 y 2010, Jesús Ángel Rodrigo Fernández, declaró en la Audiencia Nacional que se trataba de unas tarjetas “que se expedían de forma automática, eran unas tarjetas completamente estándar”.

Entre sus funciones como secretario del consejo tuvo que entregar alguna de las tarjetas a sus usuarios, pero “no se daba ninguna clase de instrucción”, indicó; siempre entendió que era “una tarjeta para gastos”, y no tuvo conocimiento de ninguna incidencia.

La declaración del exdirector de Control de Caja Madrid Domingo Navalmoral fue la más controvertida de la sesión, ya que se refirió a la oferta laboral mediante la que se incorporó a la entidad, y en la que presuntamente se mencionaba la tarjeta.

Sin embargo, la Sala rechazó que se admita como prueba dicho documento, en el que según aseguró figuraba que su tarjeta era una retribución.

También intervino el inspector de la Agencia Tributaria Fernando Hornillos, que relató que Caja Madrid consideró como deducibles los gastos cargados, y el director de Intervención de Bankia, José Luis Sánchez Blázquez, que no pudo aclarar si las retribuciones de los consejeros incluían o no los gastos de las tarjetas.

El juicio se reanudará el próximo 24 de octubre con la declaración en calidad de testigo del que fuera presidente de Caja Madrid entre 1988 y 1996 Jaime Terceiro, a quien previsiblemente las partes preguntarán por la creación de esta práctica, la naturaleza de las tarjetas -si se crearon entendidas como gastos de representación o complemento retributivo como defienden el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y el de Bankia, Rodrigo Rato- así como los beneficiarios de las black. - DNA